capitulo 38

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Tae corría agotado, con sus bebés en brazos, mientras el fuego arrasaba todo a su paso detrás de él. Con el corazón latiendo acelerado y la desesperación apretándole el pecho, alzó la mirada al cielo.

—Por favor, llueve... —suplicó el Omega, con lágrimas en los ojos.

Como si el cielo hubiera escuchado su ruego, la lluvia comenzó a caer con fuerza, apagando poco a poco las llamas que destruían su hogar. Tae siguió corriendo hasta llegar río abajo, donde se encontró con un gran grupo de personas reunidas, todas observando cómo el fuego consumía sus hogares.

La tristeza y la desolación eran palpables en el aire, mientras la lluvia caía implacable sobre ellos.

La luz del sol hizo su aparición entre las nubes, iluminando el lugar y trayendo un rayo de esperanza a la gente que observaba con tristeza la destrucción.

Jungkook, al ver a Tae con sus bebés en brazos, no pudo contenerse y corrió hacia él con el corazón lleno de emoción.

—Son tan hermosos como tú —dijo el Alfa, con una sonrisa y los ojos brillando de alegría, tomando en sus brazos a su pequeña niña, cuyo cabello blanco como la nieve apenas era visible.

—Mi hermosa niña... traerás alegría a nuestra familia —murmuró Jungkook con lágrimas en los ojos, embelesado por la pequeña.

Tae se acercó a su Alfa, limpiando con ternura las lágrimas que rodaban por su rostro, y luego le entregó a su otro cachorro. El niño tenía el cabello rojo como el fuego, brillante y vibrante.

—Mi hermoso guerrero... tú traerás orgullo y honor —dijo Jungkook con orgullo, besando con suavidad la frente de sus bebés, sintiendo que, a pesar de la destrucción, había esperanza y futuro en su familia.

Jungkook, lleno de emoción, acercó a Tae con suavidad y lo besó intensamente, como si quisiera transmitirle todo el amor que sentía en ese instante.

—Te amo —susurró Jungkook, separándose ligeramente de él.

—También te amo, mi Alfa —respondió Tae con una sonrisa cálida, sus ojos brillando de felicidad.

A su alrededor, todos observaban la escena con emoción, sintiendo el alivio de saber que, a pesar de todo lo que habían perdido, el amor y la esperanza seguían vivos.

—Debemos continuar, ya no queda nada aquí —dijo Namjoon, su voz firme pero comprensiva.

—Caminemos hacia aquellas tierras —intervino Keil, señalando un área más adelante, donde se alzaban altos árboles. —Estuve allí hace unos días. Es un buen lugar para vivir —añadió el Alfa, con la convicción de que ese sería su nuevo hogar.

Todos asintieron en silencio, sabiendo que debían dejar todo atrás para comenzar de nuevo. Con determinación, dieron marcha hacia el nuevo lugar, llevando consigo sus recuerdos y la esperanza de reconstruir lo perdido.

La caminata fue agotadora, pero finalmente lograron llegar a su destino. Al ver el lugar, el cansancio se desvaneció por completo, reemplazado por asombro y satisfacción. Ante ellos se desplegaba una vista impresionante: un vasto territorio con un río grande que lo atravesaba, sus aguas cristalinas reflejando la luz del sol. La tierra fértil prometía cosechas abundantes, y el entorno, lleno de vida, ofrecía la esperanza de un nuevo comienzo.

Todos se quedaron en silencio por un momento, maravillados con la belleza del lugar, sabiendo que habían encontrado un nuevo hogar.

Mientras la gente observaba el nuevo territorio con esperanza, Namjoon, Jin, Tae, Jungkook, Yoongi, Jimin, J-Hope, Jackson y Keil se reunieron en un círculo aparte, conscientes de la importancia de planificar el futuro de su nueva vida.

nuestro peligroso amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora