capitulo 35

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La tensión de la noche se sentía en el aire, el frío mordía la piel con mayor intensidad que en días anteriores. Todos seguían al pie de la letra el plan que Namjoon había trazado con precisión. Los lobos de la manada del sur estaban listos para el ataque, dispuestos a defender su territorio y venganza. J-Hope, con su carisma y habilidad persuasiva, había logrado convencer a algunos de los suyos para que se unieran a la causa, aunque el conflicto interno entre ellos aún latía bajo la superficie.

Mientras tanto, Yoongi, siempre calculador y astuto, permanecía junto a su padre, observando cada uno de sus movimientos. Su misión era clara: obtener toda la información posible de los planes que su padre trazaba para el enfrentamiento. En cada oportunidad que se le presentaba, Yoongi actuaba con precisión mortal, eliminando a aquellos lobos que se descuidaban, sin que nadie notara su traición.

El campo de batalla aún no estaba definido, pero el juego de sombras y sigilo estaba en pleno apogeo.

Namjoon y Jungkook se movían entre las sombras, cercanos al río, eliminando en silencio a los lobos que el padre de Jungkook había enviado para vigilar la zona. La tensión crecía con cada paso, pero el instinto de supervivencia y el deseo de proteger lo que les pertenecía los impulsaba a seguir adelante.

—Jungkook, ve por el lado izquierdo —ordenó Namjoon, con la respiración agitada por el esfuerzo—. Intenta cruzar el río sin ser visto. Yo distraeré a algunos de los que siguen a Kang.

Jungkook asintió, sus ojos brillando con determinación. Se inclinó ligeramente hacia Namjoon antes de partir.

—Bien. Ten cuidado, y ruégale a la luna que nos ayude —respondió, sin poder evitar sentir una pizca de incertidumbre.

Sin esperar más, Jungkook corrió hacia la izquierda, zigzagueando entre los árboles mientras se dirigía río abajo. Su objetivo era claro: cruzar sin ser detectado, ocultarse entre las sombras y el agua, deslizándose como un lobo más en la noche, sin que su propia manada supiera de su traición momentánea. La luna, aunque tímida entre las nubes, parecía vigilar cada uno de sus movimientos, como si respondiera a la súplica de ayuda.

 La luna, aunque tímida entre las nubes, parecía vigilar cada uno de sus movimientos, como si respondiera a la súplica de ayuda

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En la manada del norte, la tensión crecía a medida que todos se preparaban para el inminente ataque. Los Omegas en cinta, los cachorros y los ancianos estaban a salvo en el refugio, resguardados de lo que se avecinaba. Jimin, Jin y Soobin dejaron a sus bebés bajo el cuidado de las Omegas, aunque no pudieron evitar mirar atrás antes de partir.

—¿Estarán bien? —preguntó Soobin, con preocupación en la voz mientras miraba a Jin.

—Estarán a salvo. El refugio es el lugar más seguro ahora mismo —respondió Jin, con una leve sonrisa que intentaba tranquilizarlo—. Además, confiamos en ellas.

—No tenemos otra opción —agregó Jimin, con la mandíbula apretada—. Tenemos que acabar con esto lo antes posible.

Bogum, quien supervisaba los preparativos, se acercó con paso firme.

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