capitulo 29

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En la manada del norte, los omegas trabajaban juntos en medio del frío intenso, reunidos alrededor de una gran fogata que crepitaba bajo el cielo gris. El fuego era vital, no solo para calentar el agua, sino para preparar un refugio acogedor para cuando los alfas regresaran de su ardua labor. El aire estaba tan frío que cada exhalación se convertía en una nube de vapor.

—¡Debemos apurarnos! —dijo jin su voz firme pero preocupada—. Traigan más leña, los alfas llegarán pronto, y estarán agotados y congelados.

Todos se movieron con rapidez, recogiendo ramas secas y alimentando el fuego. El calor de la fogata apenas alcanzaba para combatir el clima, pero sabían que cuando los alfas regresaran, necesitarían mucho más para recuperarse del frío que los había acompañado durante la pesca y la caza.

Cerca de la fogata, Tae, Jimin y Soobin se encontraban ocupados preparando lo poco que habían podido recolectar del bosque. Cortaban raíces y hierbas mientras intentaban que el frío no entumeciera sus dedos.

—Deberíamos preparar algunas infusiones —dijo Tae, mirando cómo el vapor se elevaba de su boca—. Así, cuando lleguen, sus cuerpos se calentarán desde adentro.

Jimin, a su lado, asintió mientras echaba un puñado de hojas secas en un pequeño caldero.

—Sí, y necesitaremos algo fuerte para mantenerlos despiertos —añadió, sus manos temblando ligeramente mientras mezclaba los ingredientes.

Soobin observó las montañas a lo lejos, las cimas cargadas de nieve que parecía amenazar con caer en cualquier momento. Sus ojos se llenaron de preocupación.

—Al parecer, se acerca una tormenta de nieve —dijo, sin apartar la vista de las montañas—. Esto no pinta bien.

Tae siguió su mirada y asintió con gravedad.

—Entonces, será mejor que también preparemos ropa seca y mantas —dijo tae con determinación—. Debemos cubrirlos bien para evitar que el frío los afecte más de lo necesario.

—preparen el refugio, lleven a los cachorros y ancianos ahí. Una tormenta se avecina será mejor mantenernos juntos.-ordeño jin a los omegas más jóvenes.

La preocupación era palpable entre todos los omegas. Sabían que los alfas se enfrentaban a condiciones extremas para traer comida a la manada, y su deber era asegurarse de que al regresar tuvieran todo lo necesario para recuperarse. A pesar de la tensión en el aire, cada uno se concentraba en su tarea, impulsados por el deseo de cuidar a aquellos que los protegían.

La fogata crepitaba con más fuerza a medida que la noche se acercaba, y aunque el viento se volvía más frío, los omegas no dejaron de trabajar, sus corazones ansiosos por el regreso seguro de sus alfas.

—porfavor kooky vuelve a mi.-hablo tae mirando a lo lejos.

Río abajo, los alfas trabajaban sin descanso, agotados por el frío que calaba hasta los huesos

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Río abajo, los alfas trabajaban sin descanso, agotados por el frío que calaba hasta los huesos. A pesar de las condiciones adversas, la pesca estaba siendo fructífera para ambas manadas, lo que llenaba de esperanza sus corazones. Los peces brillaban en las canastas, y cada alfa daba lo mejor de sí para reunir suficiente alimento para sus hogares.

nuestro peligroso amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora