Capítulo 16: Carrera Nocturna

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La noche brillaba intensamente en la playa, llena de luces parpadeantes y música atronadora. La fiesta estaba en su apogeo, con grupos de jóvenes riendo y bailando al ritmo de la música, mientras el olor a mar y libertad impregnaba el aire. Sin embargo, para Alex, la atmósfera festiva solo servía para resaltar la tensión que había crecido entre él y Julen. Las luces brillantes eran solo un recordatorio de lo distante que se había vuelto su mundo.

Mientras buscaba a Julen en la multitud, el corazón le latía con fuerza. No podía sacudirse la sensación de que algo había cambiado entre ellos, un cambio que ni siquiera la risa de sus amigos podía ocultar. Finalmente, lo vio. Julen estaba apoyado en su moto, con Leo a su lado, luciendo despreocupado y seguro. La sonrisa de Leo era arrogante, como si supiera algo que Julen no.

"Vamos a hacer una carrera, ¿te atreves?" Leo retó a Julen con un tono provocador, su mirada desafiante. "O ¿tienes miedo de perder ante un verdadero piloto?"

La adrenalina surcó el aire, y Alex sintió un escalofrío recorrer su espalda. ¿Era eso lo que quería Julen? ¿Demostrar su valentía a costa de lo que sentía por él? "No creo que sea una buena idea, Julen," intervino Alex, acercándose con cautela. "No es seguro."

Julen lo miró, claramente molesto. "¿Qué sabes tú sobre lo que es seguro?" replicó con desdén, su tono revelando que estaba herido. "¿Vas a decirme que no puedo divertirme por un par de reglas?"

Leo se rió, disfrutando del espectáculo. "Deja que se divierta, Alex. No te preocupes por él. Es solo una carrera." Luego, mirando a Julen, agregó con un tono burlón, "No seas demasiado tonto por dejar a Alex de lado, amigo. Te lo estás perdiendo."

Las palabras de Leo resonaron en el aire, y aunque Julen intentó ignorarlas, se sintió como si lo apuñalaran. ¿Acaso estaba realmente dejando a Alex de lado? Se subió a la moto, decidido a demostrar que podía hacerlo, una especie de rebeldía que ocultaba su confusión. "Déjame ganar, solo por esta vez," le dijo a Leo, dejando escapar una sonrisa que ocultaba su frustración.

La multitud comenzó a animar a los dos mientras se alineaban en la pista improvisada. Alex se quedó a un lado, sintiendo un torbellino de emociones. La idea de que Julen pudiera perder frente a Leo le causaba un malestar en el estómago. Pero también lo asustaba pensar en lo que podría significar para su relación si Julen ganaba. La cuenta regresiva comenzó, y cuando el disparo sonó, ambos aceleraron, lanzándose hacia adelante.

La carrera fue intensa, con ambos pilotos compitiendo codo a codo. Las luces de la fiesta se convertían en manchas difusas a su alrededor, y el rugido de los motores resonaba en sus oídos. Alex observaba desde la distancia, su corazón latiendo con cada curva y recta. Julen parecía concentrado, sus músculos tensos mientras maniobraba la moto con habilidad. Sin embargo, también pudo ver cómo Leo sonreía, disfrutando del momento y desafiando a Julen con su actitud desenfadada.

Cuando llegaron a la meta, fue un empate. Ambos cruzaron la línea casi simultáneamente, pero en el corazón de Julen había un vacío que crecía con cada segundo que pasaba. La multitud rugió al ver el empate, pero Julen sintió una mezcla de decepción y rabia burbujear dentro de él. No había ganado, y eso lo consumía.

Sin esperar más, se apartó de la multitud, su frustración gritando en cada paso. Alex lo siguió, preocupado por su estado emocional. "Julen, espera," llamó, intentando alcanzarlo. "¿Estás bien?"

Pero Julen, todavía herido y molesto, no se detuvo. "¿Qué te importa? ¿No estás demasiado ocupado con Leo?" su voz era un susurro de ira, llena de resentimiento. "Parece que prefieres su compañía."

Alex sintió que su corazón se rompía. "¡Eso no es justo!" gritó, sus ojos llenos de lágrimas. "No estoy con Leo. Solo intento ser tu amigo, y tú me dejas solo. ¡Fuiste tú quien se alejó de mí!"

La tensión entre ellos aumentó, y la multitud se había dispersado, dejándolos a solas en la oscuridad de la playa. Julen se detuvo, girándose hacia Alex con incredulidad. "¡Así que ahora es mi culpa? ¡Eres tú quien se la pasa coqueteando con él! Te veo con él, y me duele," respondió, su tono agudo como una daga.

El llanto de Alex comenzó a escapar, una mezcla de impotencia y dolor. "Te abandoné porque creí que necesitabas espacio. No quería presionarte, pero tú nunca te acercaste a mí. Nunca me dijiste lo que necesitabas," se quejó, sintiéndose cada vez más perdido.

"Porque no sé lo que quiero," replicó Julen, su voz resonando en la noche. "Y esto... esto es confuso. No sé cómo lidiar con lo que siento. Solo sé que no puedo soportar verte cerca de él."

Las palabras flotaron en el aire, llenas de una tensión palpable. Ambos se miraron intensamente, la realidad de su situación abrumándolos. Alex sintió que la soledad lo devoraba. "Si no puedes ser honesto conmigo, entonces, ¿qué estamos haciendo aquí?" preguntó, su voz quebrada.

Julen sintió una presión en el pecho. "No lo sé. Pero necesito tiempo para pensar," respondió, sintiendo que las palabras salían de su boca como un susurro desesperado. Con eso, se dio la vuelta, alejándose de Alex, que se quedó allí, sintiéndose vacío y desolado.

Mientras se alejaba, Alex se dejó caer de rodillas en la arena, las lágrimas cayendo con fuerza por su rostro. La música de la fiesta parecía lejanas, un eco distante de lo que una vez fue. La sensación de abandono lo inundó, y sus pensamientos se arremolinaron, mezclando el dolor de la pérdida con la frustración de no poder hacer que Julen lo escuchara.

Desde una distancia, Leo observaba la escena, la mirada astuta en su rostro. Había notado la tensión entre Julen y Alex, y su corazón se llenó de ambición. Si Julen se alejaba, entonces podía acercarse más a Alex. Era evidente que Alex estaba sufriendo, y Leo sintió que eso podía ser una ventaja.

Al ver a Alex llorar, Leo sintió una chispa de satisfacción. Se acercó con paso firme, cruzándose con Julen, quien apenas lo miró, la ira y la frustración aún visibles en su rostro. Leo se acercó a Alex, arrodillándose a su lado y ofreciendo una mano. "Oye, Alex. No te preocupes por él. Estoy aquí si necesitas hablar."

Alex levantó la vista, y aunque el dolor era palpable en sus ojos, algo en la actitud de Leo lo hizo sentir una pizca de curiosidad. "¿Por qué te importa?" preguntó, limpiándose las lágrimas con la mano.

"Porque no me gusta verte así," respondió Leo, inclinándose un poco más cerca. "Julen puede ser un idiota a veces. No te merece si no sabe lo que quiere."

Alex se sintió atrapado entre la confusión y la desesperación. "No sé si puedo seguir adelante," murmuró, sintiendo el peso de la tristeza.

Leo, con su sonrisa encantadora, aprovechó la oportunidad. "Déjame mostrarte que hay cosas mejores en la vida. Quizás, en lugar de llorar por él, podrías disfrutar de esta noche conmigo," sugirió, su tono era suave pero persuasivo.

Mientras Leo hablaba, Julen se alejó, incapaz de soportar la imagen de Alex junto a Leo. La rabia y la celosía lo consumían, y mientras se alejaba, la sensación de pérdida se intensificaba. No podía permitir que Leo se acercara a Alex. No podía dejar que se llevara lo que era suyo, aunque no lo hubiera apreciado lo suficiente.

La noche avanzó, y mientras Leo hacía su movimiento para acercarse a Alex, Julen decidió que no iba a permitir que esto continuara. Miró desde la distancia, sintiendo cómo la competencia crecía en su interior. Su mente estaba nublada por la confusión y el deseo, y una chispa de determinación se encendió en su pecho.

Desde ese momento, todo cambiaría. No podía dejar que Leo se interpusiera entre él y Alex. Si quería pelear por lo que tenía, tendría que hacerlo de una manera que Leo no podría ignorar. La rivalidad había comenzado, y Julen estaba decidido a recuperar lo que había perdido, aunque significara enfrentarse a su propio miedo.

Mientras tanto, Alex sentía la atención de Leo sobre él, la calidez de su presencia era un alivio, pero no podía olvidar a Julen. "No sé qué hacer," admitió, sintiendo que el corazón se le rompía un poco más al pensar en su amigo.

Leo sonrió con una confianza arrogante. "Déjame ayudarte a olvidar. Esta noche es nuestra."

Julen, observando la escena desde la distancia, sintió una punzada en el pecho al ver a Alex sonriendo, aunque lo hacía a través de las lágrimas. La competencia entre él y Leo no había hecho más que comenzar.

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