Julen estaba en su casa, absorto en los preparativos de la fiesta que había planeado con gran detalle. Sin embargo, su mente estaba inquieta, atrapada entre las luces que colgaba y los pensamientos sobre Alex y Leo. La envidia lo carcomía; cada vez que imaginaba a Leo cerca de Alex, un nudo se formaba en su estómago. "No puedo dejar que esto continúe,"se decía, con el sonido de la música de fondo contrastando con su creciente ansiedad.
En la villa de Leo, la noche había caído, y las estrellas brillaban intensamente en el cielo. La suave brisa del mar acariciaba la piel de Alex, quien se encontraba sentado en el sillón, sintiendo una conexión inusitada con Leo. La luz tenue de la habitación realzaba los contornos de su rostro, dándole un aire de misterio y seducción.
-Es tarde, deberíamos ir a dormir -dijo Leo, su voz suave y seductora, mientras sus ojos brillaban con un destello travieso. Alex asintió, sintiendo que su corazón latía más rápido.
Leo se levantó y se acercó al armario, sacando un pantalón de pijama más cómodo y seco. Se lo lanzó a Alex con una sonrisa, y mientras Alex se sentaba en la cama para cambiarse, Leo no podía resistirse. Se desnudó completamente frente a él, dejando a Alex boquiabierto.
Los músculos de Leo brillaban bajo la luz suave de la habitación, cada detalle de su cuerpo expuesto, provocativo. Alex sintió un calor subir por su cuerpo al verlo.
-¿Te gusta lo que ves? -preguntó Leo con una sonrisa juguetona, acercándose lentamente a Alex, que apenas podía parpadear.
Mientras Leo se inclinaba hacia él, Alex sintió una oleada de deseo. Sus labios se encontraron en un beso suave pero cargado de promesas. La calidez de Leo y su fragancia envolvente lo embriagaban, mientras Leo deslizaba su mano por el pantalón de pijama que le había dado, acariciando la tela con suavidad.
Alex acarició la espalda de Leo, sintiendo los músculos tensos y la piel cálida bajo sus dedos. La conexión entre ellos se volvía cada vez más intensa, casi palpable. Pero justo cuando el deseo parecía alcanzar un clímax, un recuerdo de Julen cruzó la mente de Alex, interrumpiendo el momento.
La imagen de Julen, la tristeza en sus ojos, lo sorprendió y lo hizo retroceder un instante. Leo, sintiendo el cambio en la energía de Alex, se detuvo, mirándolo con curiosidad.
-¿Estás bien? -preguntó Leo, su voz llena de preocupación y deseo.
Alex tomó una respiración profunda, tratando de despejar la confusión en su mente. Sabía que este momento con Leo era especial, pero la sombra de Julen seguía acechando.
-Sí, solo... -Alex tartamudeó, pero las palabras no salían.
Leo, notando la vacilación, se acercó más y le susurró al oído. -Si quieres que esto siga, tienes que dejar ir lo que te atormenta.
Con una sonrisa cómplice, Leo volvió a capturar los labios de Alex, intentando que se olvidara de todo lo demás.
Sin embargo, en el instante en que Leo trató de bajar el pantalón de pijama de Alex, la imagen de Julen volvió a aparecer, rompiendo el hechizo. Alex se apartó, sintiendo una mezcla de frustración y deseo.
-Es solo que... -comenzó Alex, pero no pudo continuar.
Leo lo miró, sabiendo que había algo más. Se separó, sintiendo el aire frío entre ellos, pero con la determinación de volver a acercarse.
-Está bien, haremos esto a nuestro ritmo -dijo Leo, sonriendo con calidez, tratando de reconectar.
Ambos se quedaron en la cama, sumidos en sus pensamientos y en la complejidad de sus sentimientos. La noche continuaba, y la tensión entre ellos permanecía, así como la confusión en el corazón de Alex.
Mientras tanto, en la casa de Julen, los preparativos de la fiesta avanzaban, ajenos a la conexión profunda que estaba floreciendo entre Leo y Alex.
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Latidos Prohibidos
RomanceAlgunos secretos están destinados a nunca ser revelados... y otros, simplemente, son imposibles de ocultar. Alex lo tiene todo: una vida cómoda, un futuro asegurado en los negocios de su familia y una novia que encarna la perfección. Pero, detrás de...