Con cada rayo de sol que caía, la emoción crecía en su pecho. El plan que la madre de Julen le había encomendado aún resonaba en su mente, pero había algo más que lo inquietaba: Alex. Después de la conversación de la tarde anterior, Leo se había dado cuenta de que los sentimientos que había comenzado a desarrollar hacia Alex eran más fuertes de lo que había anticipado y haberlo visto en el parque con Julen, le había dejado bastante preocupado.
Leo pensó en invitar a Alex a su casa a pasar el día en la piscina para pasar tiempo con Alex, aunque sabia que debía seguir su misión, sabia también que sin quererlo, se estaba enamorando de el.
La mañana del encuentro, Leo se preparó meticulosamente, asegurándose de que todo estuviera perfecto. Sabía que tenía que actuar natural y cumplir con el plan que le había sido asignado. Pero cuando Alex respondió afirmativamente a su invitación para pasar el día en la piscina, el nerviosismo se transformó en un cosquilleo de anticipación.
-¿Te gustaría venir a mi casa hoy? podemos pasar un día de piscina y relajarnos un rato -escribió Leo, sintiendo la adrenalina al pensar en lo que sucedería.
La respuesta llegó rápido.
-¡Claro! Suena genial. ¿A qué hora? -contestó Alex, y la sonrisa en el rostro de Leo se ensanchó.
Cuando finalmente llegó Alex, Leo sintió que su corazón se aceleraba. Alex apareció con unos shorts de baño que se ajustaban perfectamente a su figura, resaltando su torso definido. La sonrisa de Alex iluminó el ambiente, y Leo no pudo evitar sentir una punzada de nerviosismo al pensar en el plan que la madre de Julen había diseñado para separarlos. Pero en el fondo, una chispa de emoción crecía; la atracción que sentía por Alex se hacía más fuerte cada día.
-¡Hola, Alex! -saludó Leo, tratando de mantener la calma, aunque su voz sonó más animada de lo que pretendía.
-¡Hola, Leo! Este lugar es increíble -respondió Alex, admirando la piscina con una mezcla de asombro y entusiasmo-. ¿Qué haremos hoy?
La respuesta de Leo fue inmediata. Ambos se lanzaron al agua, riendo y chapoteando, disfrutando de la frescura que ofrecía el agua en contraste con el calor del día. Rápidamente, comenzaron a jugar, sumergiéndose en un mundo de risas y bromas. Pero Leo, siempre con su espíritu competitivo, tuvo una idea brillante.
-Oye, ¿qué te parece si hacemos un pequeño juego? -sugirió, la travesura brillando en sus ojos.
Alex levantó una ceja, intrigado.
-¿Qué tienes en mente? -preguntó, cruzando los brazos en un gesto desafiante.
Primer Reto
-El que no aguante más tiempo bajo el agua, ¡tendrá que hacer algo vergonzoso! -dijo Leo, su voz llena de picardía.
Alex aceptó sin dudarlo, lanzándose a la piscina. Se sumergieron, intentando aguantar lo más posible. El agua envolvía sus cuerpos, creando una sensación de libertad y emoción. Después de unos momentos, Alex emergió, riendo y respirando con dificultad.
-¡No puedo más! -exclamó, sacudiendo el agua de su cabello.
-¡Has perdido! -se rió Leo, disfrutando de su victoria-. Ahora, como castigo, tienes que darme un beso.
Alex, sorprendido por la solicitud, se acercó y le dio un beso rápido a Leo, un roce suave que, a pesar de ser fugaz, encendió algo profundo en ambos.
Segundo Reto
-Eso fue muy rápido, ¡quiero más! -protestó Leo, aún con una sonrisa en su rostro-. ¿Listo para el siguiente reto?
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Latidos Prohibidos
RomansaAlgunos secretos están destinados a nunca ser revelados... y otros, simplemente, son imposibles de ocultar. Alex lo tiene todo: una vida cómoda, un futuro asegurado en los negocios de su familia y una novia que encarna la perfección. Pero, detrás de...