Capítulo 18: Un Nuevo Comienzo

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El sol comenzaba a descender en el horizonte, pintando el cielo con tonos cálidos de naranja y rosa, mientras Alex caminaba por la playa. Las olas rompían suavemente en la orilla, y el aire fresco del mar llenaba sus pulmones. A su lado, Leo lo seguía con una sonrisa en su rostro, disfrutando del momento.

"¿Te gustaría venir a mi casa?", preguntó Leo de repente, rompiendo el silencio. "Podríamos cocinar algo juntos."

Alex lo miró, sintiendo una mezcla de sorpresa y curiosidad. "¿Cocinar? No soy muy bueno en eso", admitió, sintiendo que el tiempo a solas con Leo podría ser una distracción agradable.

"Yo tampoco soy un chef, pero puedo enseñarte. Tal vez te sorprendas de lo que podemos hacer", dijo Leo, su voz llena de confianza, mientras sus ojos brillaban con complicidad.

Finalmente, Alex asintió, sintiendo que necesitaba esa distracción. Juntos, caminaron hacia la villa de Leo, la conversación fluyendo entre ellos como las olas del mar. Las risas y las miradas cómplices se convirtieron en un hilo que los unía más cada vez. A medida que se acercaban a la casa, Alex no podía evitar sentir un cosquilleo en el estómago; algo en la presencia de Leo lo hacía sentir vivo de una manera que no había experimentado en mucho tiempo.

Una vez en la cocina, el ambiente se volvió íntimo. La luz cálida del atardecer se filtraba a través de las ventanas, y el aroma de los ingredientes frescos llenaba el aire. Leo comenzó a sacar todo lo necesario para preparar una pasta, mientras Alex le ayudaba, sus manos rozándose ocasionalmente, causando que una corriente de electricidad recorriera sus cuerpos. Cada roce era como una chispa que iluminaba el espacio entre ellos.

"¿Qué tal si hacemos algo especial?", sugirió Leo mientras cortaba algunas verduras con precisión. "Algo que nos haga sentir bien."

"Suena perfecto", respondió Alex, un poco nervioso pero emocionado al mismo tiempo. A medida que la cena avanzaba, la tensión entre ellos se volvía más palpable. Las miradas se sostenían por un segundo más de lo habitual, y Alex podía sentir la atracción en el aire.

Mientras cocinaban, Leo le hizo una pregunta que dejó a Alex pensativo. "¿Cómo es que conociste a Julen?", preguntó, su tono curioso y suave.

Alex se sintió vulnerable al recordar su conexión con Julen. "Lo conocí en la isla. Era un momento complicado para mí, pero él siempre estuvo ahí", dijo, su voz casi un susurro. "Era un tiempo lleno de emociones intensas y confusión."

Leo se acercó, mirándolo intensamente. "A veces, es difícil dejar ir a alguien que ha sido tan importante. Pero no te sientas mal por buscar nuevas experiencias", sugirió, su tono sincero. "Tal vez deberías abrirte a lo que está delante de ti."

Sus palabras resonaron en el corazón de Alex, y a medida que la cena avanzaba, la conversación se tornó más ligera. Rieron y compartieron anécdotas, cada chiste lanzado era como un destello de conexión que iluminaba el espacio entre ellos.

Leo, siempre dispuesto a mantener la atmósfera ligera, comenzó a bromear sobre sus intentos fallidos de cocinar. "Una vez intenté hacer un soufflé. Se convirtió en una especie de pancake gigante. ¡Imagínate!", dijo mientras agitaba una cuchara de madera con gestos exagerados. Alex no pudo evitar reír, disfrutando de la forma en que Leo convertía lo mundano en algo divertido.

Finalmente, cuando la pasta estuvo lista, Leo llevó a Alex al patio trasero, donde la piscina brillaba con un color azul profundo bajo las luces suaves que la rodeaban. El agua reflejaba la luz como diamantes, invitándolos a zambullirse.

Alex se acercó a la orilla, hipnotizado por el destello del agua. Leo, sintiendo la chispa en el aire, se desabrochó la camisa y la dejó caer al suelo, revelando su torso tonificado. La visión de su piel expuesta hizo que el corazón de Alex se acelerara.

"Es hermosa, ¿verdad?", dijo Leo, acercándose por detrás, su voz suave como un susurro. El tono casi provocativo de su voz hizo que Alex sintiera un escalofrío recorrer su espalda. La atracción entre ellos era innegable.

"Sí, es impresionante", respondió Alex, sin poder apartar la mirada de Leo, sus músculos definidos brillando bajo la luz.

Sin previo aviso, Leo se acercó aún más y, con una sonrisa traviesa, comenzó a quitarle la camisa a Alex. Sus dedos rozaron su piel con un toque que enviaba escalofríos por su espalda. La cercanía de Leo era intoxicante, y Alex sintió que el mundo a su alrededor desaparecía.

Cuando Leo lo giró por la cintura, sus labios se encontraron en un beso que comenzó de manera dulce y romántica. El roce de sus bocas se transformó rápidamente en un encuentro más apasionado, lleno de deseo. La chispa entre ellos se intensificó, como si el calor del verano estuviera concentrado en su piel.

Mientras los besos se profundizaban, la mente de Alex comenzó a divagar. Cuando Leo intentó quitarle el cinturón, un torrente de recuerdos sobre Julen lo golpeó de repente. La risa de Julen, sus momentos juntos, y la calidez que una vez compartieron lo inundaron. Fue como un chispazo de realidad que lo sacó del momento. Sin pensar, empujó a Leo hacia atrás, el impulso accidental haciendo que este cayera en la piscina con un gran chapoteo.

"¡Esto no fue lo que planeé!" gritó Leo desde el agua, su cabello empapado y gotas de agua resbalando por su piel expuesta. La imagen era tan seductora que Alex sintió una mezcla de alegría y confusión.

Ambos estallaron en risas, el sonido resonando en la noche. Alex se sintió ligero por un momento, olvidando por completo sus problemas. Mientras Leo emergía del agua, con la risa aún brillando en sus ojos, Alex se sintió atraído hacia él de una manera que no podía ignorar.

"¡Vas a pagar por eso!", exclamó Leo, sonriendo mientras nadaba hacia la orilla. Con un movimiento rápido, Leo salió del agua, empapado pero radiante.

"Yo solo te estaba dando un baño refrescante", respondió Alex, tratando de mantener la broma ligera, aunque el corazón le latía con fuerza.

Mientras ambos reían y chapoteaban en el agua, Alex no podía evitar sentirse atraído por Leo de una forma que nunca había anticipado. Sin embargo, el recuerdo de Julen persistía, una sombra en el fondo de su mente que le recordaba lo complicado que era el amor.

Después de un rato, se sentaron al borde de la piscina, dejando que el agua les rozara los pies. La luz suave de las estrellas iluminaba el cielo, creando un ambiente mágico a su alrededor. Alex miró hacia las estrellas, preguntándose si podría permitirse seguir adelante y dejar atrás el pasado.

"Sabes", comenzó Leo, rompiendo el silencio, "a veces hay que arriesgarse a vivir en el momento. No dejes que el pasado te detenga."

Alex giró la cabeza para mirar a Leo, sus ojos brillando con sinceridad. "Lo sé, pero es difícil", respondió, sintiendo la verdad de sus palabras resonar dentro de él.

"Lo sé", dijo Leo, acercándose más. "Pero tienes algo especial aquí. No lo dejes escapar."

Mientras la noche avanzaba, Alex sintió que las preocupaciones que lo habían agobiado comenzaban a desvanecerse. La conexión entre él y Leo era innegable, y aunque había un tumulto de emociones en su interior, había algo en el momento que lo hacía sentir esperanzado.

La risa y la química entre ellos llenaron el aire, y Alex se dio cuenta de que había espacio en su corazón para nuevas experiencias. Mientras se miraban, con el reflejo del agua iluminando sus rostros, una parte de él sabía que había tomado un paso hacia adelante.

A medida que el agua los rodeaba y se sumergían en un juego de empujones y risas, Alex no pudo evitar preguntarse si, al final del día, podría permitirse dejar atrás lo que había sido y abrirse a lo que podría ser.

Latidos ProhibidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora