El sol comenzaba a ocultarse en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y violetas. Alex estaba en su habitación, sentado en la cama mientras contemplaba el paisaje desde la ventana. Su mente estaba llena de pensamientos contradictorios. El beso de la carrera seguía resonando en su cabeza, y las palabras de Julen lo atormentaban. ¿Qué significaba realmente ese beso? ¿Qué significaba para su relación con Leo?
Su teléfono vibró sobre la mesita de noche, rompiendo el silencio. Era un mensaje de Julen. Alex sintió un nudo en el estómago mientras abría el texto. Era un mensaje corto, pero la incertidumbre se adueñaba de él.
-"¿Podemos hablar? Hay algo que necesito decirte."
Alex dudó, el corazón le latía con fuerza. Finalmente, decidió responder.
-"Claro, ¿dónde?"
-"En el parque a las 8. Te espero."
Con el corazón en un puño, Alex miró por la ventana de nuevo. La idea de verse con Julen le provocaba una mezcla de ansiedad y emoción. Sabía que debían hablar sobre lo que había pasado, pero al mismo tiempo, no podía evitar recordar la conversación con Leo y la advertencia de su madre. La idea de que sus sentimientos por Julen pudieran arruinarlo todo lo atormentaba.
A las 7:45, Alex salió de casa, tratando de calmar su mente. Se dirigió al parque, un lugar que solían visitar juntos, y a medida que se acercaba, la nostalgia se intensificaba. Recordó momentos compartidos, risas y secretos que solían intercambiar en aquel mismo lugar.
Cuando llegó, encontró a Julen esperando en un banco, con la cabeza gacha y la expresión seria. Alex se acercó, sintiendo que la tensión en el aire era palpable.
-Hola -dijo Alex, intentando romper el hielo.
-Hola -respondió Julen, levantando la vista para encontrar la mirada de Alex. La incomodidad entre ellos era casi insoportable-. Necesitamos hablar sobre lo que pasó en la carrera.
Alex asintió, sintiendo que sus piernas se volvían pesadas. No sabía si quería revivir ese momento.
-Sí, yo... también lo he estado pensando -dijo, tratando de sonar seguro, aunque en su interior la confusión reinaba.
Julen se movió en su asiento, respirando hondo antes de continuar.
-Mira, sé que fue un momento inesperado, pero no puedo dejar de pensar en lo que sucedió. Y quiero que sepas que no lo hice porque tú se lo pidieras.
Alex se sintió atrapado. No sabía qué esperar. ¿Estaba Julen tratando de aclarar sus sentimientos, o solo quería remediar la situación?
-Yo también pienso en ello, pero... -Alex dudó un momento-. Hay muchas cosas que complican esto.
Julen se inclinó hacia adelante, mirándolo a los ojos con una intensidad que le hizo sentir un escalofrío.
-Alex, no tengo intención de dejarte ir. Siento cosas por ti. He sentido cosas por ti desde hace tiempo.
Las palabras de Julen lo golpearon con fuerza. En su corazón había un pequeño rincón que aún albergaba esperanzas de que tal vez podrían ser más que amigos, pero la realidad lo desbordaba.
-Julen, no sé si deberíamos hablar de esto. Hay tantas cosas que no sabemos el uno del otro. Lo de Leo...
-¿Qué hay de Leo? -interrumpió Julen, visiblemente frustrado-. Él no es un obstáculo. De hecho, fue él quien me empujó a hacerlo, a besarte. Quiero que sepas que no me importa lo que sientas por él.
La mención de Leo hizo que Alex sintiera un torbellino de emociones. Era verdad que había algo entre él y Leo, algo que había crecido en los últimos días, pero la conexión con Julen era diferente. ¿Podía realmente dejar todo atrás?
-No es solo eso. Sabes que... somos hermanos. Hay muchas cosas en juego aquí -dijo Alex, tratando de mantener la calma.
Julen lo miró fijamente, y en sus ojos había una determinación que le hizo temblar.
-Por eso mismo tenemos que dejar que esto ocurra. No podemos permitir que la familia nos detenga.
La declaración de Julen fue como un balde de agua fría. Alex quería creer que podían hacer que funcionara, pero el miedo y la culpa lo atenazaban.
-No sé si estoy listo para arriesgarlo todo -susurró Alex, sintiendo que su voz se quebraba.
-Lo entiendo -dijo Julen, la tristeza surgiendo en su mirada-. Pero si hay algo que quiero que entiendas, es que no estoy dispuesto a renunciar a ti tan fácilmente. No importa lo que digan los demás.
La conversación quedó en un impasse. Alex sintió que la presión en su pecho aumentaba. Era incapaz de dar un paso hacia adelante, y, al mismo tiempo, no quería dar un paso atrás.
-Necesito tiempo -dijo finalmente, apartando la mirada.
-Entiendo -respondió Julen, con la voz apagada-. Pero, por favor, no dejes que lo que sientes por Leo se interponga en lo que podemos ser tú y yo.
Después de un momento de silencio incómodo, Julen se levantó.
-Solo quiero que pienses en esto, Alex. No quiero que te sientas presionado, pero tampoco puedo dejar de luchar por ti.
Alex lo miró mientras Julen se alejaba, sintiendo que la confusión se apoderaba de su mente. ¿Era posible que ambos hermanos estuvieran enamorados de él? La culpa lo consumía, mientras la imagen de Leo se entrelazaba con la de Julen en su mente.
Mientras tanto, Leo regresaba de la cafetería, su mente estaba ocupada con los pensamientos de la conversación que había tenido con la madre de Julen. Ella había dejado claro que sus planes no eran negociables y que debía centrar sus esfuerzos en separar a Alex de Julen.
Al pasar por el parque, algo lo hizo detenerse. A lo lejos, vio a Alex y Julen, hablando animadamente. La risa de Alex resonó en el aire y un nudo de celos se formó en su estómago. Leo no pudo evitar sentir que sus planes estaban fallando. El corazón le latía con fuerza al ver la cercanía entre ellos.
Julen se inclinó hacia Alex, y aunque la distancia era considerable, Leo pudo ver cómo sus ojos se iluminaban mientras hablaban. Algo dentro de él estalló; una mezcla de frustración y tristeza. Sin pensarlo dos veces, se acercó un poco más, intentando escuchar lo que decían.
-¿Estás seguro de que quieres seguir con esto? -dijo Julen, su voz cargada de intensidad.
Alex sonrió, y esa sonrisa desarmó a Leo. Se sintió impotente al ver cómo los lazos entre ellos se fortalecían. El momento en que Julen le había dicho que se olvidara de Leo, resonaba en su cabeza como una campana en medio de la tormenta.
Leo se dio la vuelta y se alejó, sintiendo que su corazón se rompía un poco más con cada paso. Era obvio que Alex y Julen estaban más conectados de lo que había imaginado, y eso lo llenaba de ira y desesperación.
Al llegar a casa, el peso de la situación se apoderó de él. Necesitaba aclarar sus pensamientos, pero no podía dejar de pensar en Alex, en Julen y en la conversación que había tenido con la madre de Julen. Cada decisión que tomaba se sentía como un juego de dominó, donde una ficha caída podría desmoronar todo.
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Latidos Prohibidos
RomanceAlgunos secretos están destinados a nunca ser revelados... y otros, simplemente, son imposibles de ocultar. Alex lo tiene todo: una vida cómoda, un futuro asegurado en los negocios de su familia y una novia que encarna la perfección. Pero, detrás de...