Capitulo 18

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—Creo que nos han descubierto, no tardarán en venir a buscarnos. Es hora de marcharnos. —¿Marcharnos? ¿A dónde? —No tengo ni idea, pero no es seguro quedarse aquí y yo estoy más que harto de esperar y no obtener ningún resultado. Sarocha jamás le quitará los ojos de encima. Tengo que pensar otro plan... 

Sarocha regresó cansada del viaje, había hecho el trayecto forzando al caballo al máximo. Tenía bien guardado el papel con los nombres de los traidores, también se había reunido con dos señores feudales de los alrededores para ponerlos al día de las nuevas que traían los mensajeros del Rey ansiaba poder darse un buen baño y comer un buen asado. En cuanto subió la colina y divisó su castillo el pecho se le hinchó de orgullo y satisfacción deseaba con todas sus fuerzas que Edward desistiese de su intento por hacerse con la corona, así podría vivir tranquila y disfrutar rodeada de su gente, cerca de Rebecca. Rebecca solamente pensar en ella le alteraba el pulso y un deseo fuerte y profundo ocupaba su cuerpo y su mente la chica había conseguido, sin saber muy bien cómo, apoderarse de una manera sutil y dulce de su duro corazón. Entró en el patio, todo estaba tranquilo bajó del caballo y se dirigió hacia el interior del castillo Jim entró en ese momento en el salón. —¡Caramba Sarocha! No te esperábamos tan pronto. —Ya no tenía nada que hacer así que decidí regresar. —Muy bien hermana, estarás cansada, será mejor que descanses un rato antes de cenar y luego me cuentas las nuevas que traes. —Lo cierto es que sí estoy algo cansada, los años comienzan a hacer mella en mí. Jim soltó una carcajada....

El mayordomo entró en la cocina. —¿Cómo van los preparativos? Yuki dejó el pollo relleno dentro de la fuente de barro y comenzó con el siguiente. —Muy bien, todo estará listo para la cena, no hay problema. —Mi señora Sarocha ha regresado.—¿Tan pronto?—preguntó Yuki sorprendida. —Sí, hace apenas unos minutos que entró por las puertas avisad a los muchachos, que suban agua caliente a su habitación, le prepararemos un baño y una bandeja con cerveza y algo para que coma antes de la cena, debe estar agotada por el viaje. Dicho esto, se dio media vuelta. —Mira Mind, acaba de llegar una de las mejores mujeres para compartir el lecho. —Le dijo guiñándole un ojo. —¡Pero si es nuestra señora! —Muy cierto, los ojos los tenemos para ver y admirar, y mi señora Sarocha es digna de admirar, Amata soltó una carcajada estridente. —Sí, lástima que jamás haya elegido a ninguna de las mujeres del castillo para compartir su lecho. —Una lástima, sí. —Coroboró Yuki mientras terminaba con otro pollo.

Rebecca entró en el patio, sofocada y ansiosa problemente el ruido que escuchó Noey no fuera nada peligroso, pero en el aire flotaba un ambiente raro, de tensión, como la calma que precede a la tempestad. Estaba disgustada, nunca en su vida había estado encerrada, jamás su padre le enseñó a defenderse por sí sola, no necesitaba el cuidado de ninguno, la cosa se le estaba escapando de las manos tenía que hablar con Sarocha lo antes posible, si no, su vida en el castillo sería un auténtico infierno como un pajarillo encerrado en una jaula de oro, ella no lo soportaría mucho más... Esperó hasta que Noey le ayudó a bajarse del caballo amablemente les dio las gracias y se marchó a paso rápido hacia el salón principal del castillo estaba cansada y aburrida su mal humor crecía por momentos, entró en el salón y esperó en la puerta hasta que sus ojos se habituaron a la oscuridad reinante después avanzó hasta la mesa principal Jimy Billy estaban sentados junto a otros soldados mientras bebía cerveza. —Rebecca, ¿qué tal te fue el paseo? —le preguntó Billy muy animado. —Pues no muy bien —¿A qué os referís?—preguntó Jim. —Pues me refiero con que Noey escuchó un ruido proveniente del bosque y me arrastró hasta el caballo, luego galopamos a toda velocidad hasta aquí, así que el paseo se me hizo muy corto y no muy relajante... Jim se puso en pie —Iré a hablar con Noey. —Ven Rebecca, siéntate a mi lado se sentó y suspiró... —¿Has visto ya a Sarocha? Rebecca lo miró fijamente. —¿Ya regresó? —Sí, hace un rato, ha subido a descansar un poco; Sarocha después del baño y de comer algo se echó en la cama estaba cansada y sin darse cuenta, se quedó dormida, unos golpes en la puerta la despertaron. —Adelante Jim entró y se la quedó mirando. —¿Estabas dormida? —No, que va... simplemente descansaba. —Ah... vengo de hablar con Noey. —¿Sí? ¿Qué sucede? —dijo Sarocha incorporándose lentamente. —Acaba de llegar con Rebecca tenía ganas de salir y la envié con Noey y otros Sarocha, ahora despierta del todo prestaba toda su atención a Jim. —¿Y eso? —Dice Noey que estaban parados en la orilla del río y había dejado que Rebecca paseara un poco por allí cuando escuchó un sonido extraño proveniente del bosque, ella dice que le sonó a una rama partida. No está muy segura, pero cogió a la mujer y la trajo al castillo a toda velocidad; ella anda algo disgustada. —Prepara un grupo vamos a echar un vistazo. —¿Ahora?¿No estás cansada? —Si había alguien en el bosque, cuanto más tiempo pase más difícil será encontrar algún rastro.... Rebecca continuaba sentada al lado de Billy cuando vio subir a Jim a toda prisa unos minutos después bajó y se marchó sin decir palabra, al poco tiempo Sarocha apareció por las escaleras el corazón de Rebecca se aceleró ante la visión vestía unos pantalones de cuero ceñidos y una túnica que le llegaba por encima de las rodillas. Su pelo aún estaba húmedo del baño Rebecca se puso en pie y se acercó hasta ella despacio Sarocha supo de su presencia en cuanto puso un pie en la escalera sabía que ella estaba en el salón, lo presentía, lo sentía la vio ponerse en pie y acercarse hasta ella sus movimientos, lentos e increíblemente femeninos provocaron una reacción en cadena en el cuerpo de Sarocha su pulso se aceleró, el corazón golpeaba el pecho con fuerza, las manos comenzaron a sudarle... se sitió tremendamente estúpida perdía el control frente a una mujer. «¡Oh! Pero no es cualquier mujer» pensó, «es Rebecca, hermosa flor de primavera, ingenua, sin embargo, fuerte y valiente» la mejor mujer que había conocido jamás, se paró frente a ella y le hizo una graciosa reverencia Sarocha intentó controlar los impulsos de su cuerpo.—Mi señora, espero que el viaje haya sido agradable. —No ha habido contra tiempos, por lo que estoy contenta con el resultado. ¿Cómo os encontráis Rebecca? —Bien, mi señora, desearía poder hablar con vos... en privado. —¿Ocurre algo? —No... no...simplemente necesito comentaros algo. —¿Puede esperar hasta mi vuelta? Rebecca abrió mucho los ojos por la sorpresa. —¿Vuelta? ¿A dónde os dirigís? Sarocha carraspeó incómoda. —Voy a revisar el perímetro del bosque Noey informó de un posible intruso Rebecca frunció el ceño. —Tal vez no fue nada. —Tal vez... pero es mi obligación comprobrarlo. ¿Podéis esperar? —Por supuesto, mi señora. —Dijo la muchacha de mala gana. —Muy bien, entonces cuando vuelva, hablamos pasó frente a ella y se dirigió con rapidez hacia el patio deseaba con todas sus fuerzas estar junto a ella, poder tocarla, besarla pero no debía, Sin embargo, no podía controlar todas las partes de su cuerpo en presencia de la muchacha, pues una muy en particular cobraba vida con la cercanía de Rebecca, intentó controlar su respiración, no podía estar junto a Rebecca, pero no soportaba mantenerse lejos de ella menudo dilema parecía una pobre quinceañera lloriqueando por amor, el rumbo que estaba tomando la situación no le resultaba del todo agradable, se vería en la obligación de tomar medidas drásticas. —Sarocha, estamos listos—dijo Jim en cuanto la vio aparecer. Sarocha montó en su caballo de un salto. —Pues vamos. —Y sin decir nada más inició la marcha. Una vez llegaron al lugar dónde Noey escuchó el sonido se bajaron de sus caballos con paso lento caminaron hacia el interior del bosque no tardaron en ver las huellas de los intrusos Sarocha miró fijamente a Jim, que al ver la hierba pisoteada y las marcas de pasos se puso pálido. —Aquí hubo varios hombres escondidos —comentó Sarocha tranquilamente— Seguiremos las huellas hasta ver dónde nos llevan durante una hora siguieron el rastro fresco, que los llevó hasta un pequeño claro. Allí se notaba con más fuerza la presencia de extraños huellas de caballos, una hoguera, huesos de animales que habían servido de comida... y una pequeña cueva, se asomó en la entrada con la espada alzada y lista para atacar pero dentro lo único que halló fue más basura y un olor fétido; entró y esperó a que la vista se acostumbrara a la oscuridad reinante pudo comprobar que con ramaje y hojas habían construido tres lechos, y el resto de una hoguera humeante. —Por lo visto eran tres y han abandonado el lugar. Jim golpeaba con los pies los restos de lo que había sido la última comida de los maleantes. ¿Qué piensas hacer? —Creoq ue nos llevan al menos tres horas de ventaja —¿Qué quieres decir? —Sabemos que eran tres, que llevaban varias semanas aquí, pero no sabemos que buscaban o que esperaban ... Me extraña que hayan estado tanto tiempo aquí acampados, y no hayan intentado nada contra nosotros —Puede que tengas razón. —Volvamos a casa. Sarocha entró en el salón principal Rebecca seguía sentada al lado de Billy, ella se acercó lentamente. —Hemos encontrado rastro de tres maleantes, al parecer llevaban acampados varias semanas. —¿Qué buscaban? —No lo sabemos y supongo que ahora jamás lo averiguaremos, se han ido Rebecca afirmó con la cabeza. —Ven, acompáñame —le ordenó Sarocha—, y hablaremos, abrió la puerta y ella entró despacio el cuarto estaba muy limpio y ordenado una mesa y varias sillas eran el único mobiliario junto con un hermoso baúl de madera labrado con un diseño típico de caza. —Dime pues, de qué querías hablar. —Le preguntó en cuanto estuvo sentada de pronto Rebecca se sintió tímida y estúpida tal vez todas sus preocupaciones no eran tales miró fijamente a Sarocha, se le notaba cansada y ella se sintió culpable. —Tal vez no sea este el mejor momento para hablar, supongo que estás cansada ella se removió incómoda en la silla. —No pasa nada, dime lo que te preocupa,lo pensó durante unos instantes.—Sarocha, sé que te debo mucho y te estoy muy agradecida por todo lo que has hecho por mí bueno, es que yo... — suspiró ruidosamente y la miró a los ojos— estoy un poco agobiada, siempre hay gente a mi alrededor, gente que no conozco me siento... encerrada... entiendo que mi vida puede correr peligro, pero mi padre me enseñó a defenderme esto —hizo un gesto con las manos abarcándolo todo—, esto no es para mí creo que esta situación me sobrepasa Sarocha la miraba fijamente, escuchándola atenta no quiso interrumpirla en ningún momento, deseaba que ella se expresara con libertad y le contara todas sus preocupaciones. —Tal vez tengas razón, ella alzó la miradade sus propias manos, que estaban en su regazo. —¿En serio? —Sí, supongo que, si no te alejas demasiado y nos informas de todas tus salidas, puedo concederte un poco de intimidad, pero siempre debes mantenerme informada de tus salidas..... Rebecca se puso en pie ilusionada una hermosa sonrisa asomó a sus maravillosos labios y Sarocha comenzó a sentir que su cuerpo reaccionaba ante la muchacha. —Te lo juro, siempre te informaré de todos mis movimientos. —Eso espero, por tu bien y por el mío. —Comentó Sarocha mientras se ponía en pie. —Oh gracias Sarocha —dijo Rebecca, encantada con la noticia y sin darse cuenta se abalanzó dándole un abrazo Sarocha sintió el cuerpo cálido de la muchacha le había pasado los brazos por el cuello no supo muy bien cómo reaccionar, lentamente le puso las manos en la cintura y correspondió a aquella muestra de cariño s e sentía abrumada era tan dulce, tan suave, tan tibia sus cuerpos encajaban a la perfección... Rebecca, sin dejar de sonreír se apartó despacio se la veía radiante y feliz. —Te lo agradezco mucho, en serio, significa mucho para mí, no pudo evitar sonreír a su vez. —Eres muy fácil de complacer... Ambos rieron mientras salían de la estancia Rebecca llena de esperanza y con una carga menos sobre sus hombros Sarocha relajada y maravillada por el poder que tenía esa pequeña muchacha sobre su estado de ánimo cerca de ella todo era mucho mejor, más fácil, más llevadero, más placentero se sentó en su lugar en la mesa mientras aún sentía sobre su pecho el calor del cuerpo de Rebecca....

Coraje OcultoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora