Se incorporó de la cama la herida apenas le dolía, la fiebre ya no existía y después de pasar varios días de reposo, se encontraba con fuerzas y ánimos se levantó despacio para no marearse y se vistió con lentitud, había escapado de las garras frías de la muerte por pura casualidad, sin menos preciar los maravillosos cuidados que le había propiciado Marian, le perturbaba la reacción de Sarocha, no la entendía tenía breves recuerdos de verla sentada junto a ella, mirándola, casi sin parpadear, sabía que había estado a su lado todo el tiempo, pero desde que ella había comenzado a mejorar, su ausencia llenó las horas del día, apenas habían hablado y cuando lo habían hecho, ella no había salido de los temidos monosílabos, nada que pudiera dar pie a iniciar una conversación agradable
—¿Qué haces levantada? Ella se giró asustada ante el tono brusco —Bueno... eh... simplemente quería moverme un poco me duele el cuerpo de estar echada... Sarocha no dijo nada, pero no apartó la mirada de sus ojos Rebecca se sonrojó; Marian entró en la tienda. —¡Oh... que bien, estás levantada! —Sí, me encuentro muy bien y me apetecía levantarme la curandera se acercó a Rebecca y le dio un abrazo. —Vengo a despedirme. —¿Ya? ¿Tan pronto? Una risa suave salió de los dulces labios de la mujer. —Mi trabajo aquí ha finalizado, tú estás recuperada y la mayoría de los hombres también tengo que volver a casa... —Entiendo te debo la vida —Oh... no te pongas así, Rebecca, no me debes nada, esto es a lo que me dedico, a curar a la gente ha sido un verdadero placer conocerte volvió a abrazarla y Rebecca correspondió con fuerza a su abrazo. —Te echaré de menos Marian —Ya sabes dónde puedes encontrarme si me necesitas. —Lo mismo te digo. —Adiós Rebecca.—Adiós Marian. Se subió al caballo ayudada por Sarocha. —Marian, no solo Rebecca está en deuda contigo, yo también lo estoy. No dudes en llamarme si me necesitas, ¿de acuerdo? —Gracias, mi señora, no lo olvidaré. Sarocha se apartó del caballo satisfecha esta mujer le había traído esperanza y había conseguido lo que nadie pensaba, salvarla. Marian le miró con una sonrisa y azuzó a su caballo, pero al momento ordenó a la bestia que se detuviera y se giró —Cuídela bien, mi señora, es una gran mujer. Sarocha, sorprendida, abrió mucho los ojos pero no fue capaz de contestar porque la curandera se alejaba rápidamente del campamento seguida de cerca por Pia.
—Mi señora... Dime Lisa. —Acabo de llegar del castillo de Berry Pomeroy, Su majestad sigue allí —Muy bien, gracias Lisa. Jim estaba sentado en la hoguera más cercana a la tienda, —¿Qué noticias ha traído la mensajera? —Como esperábamos, el Rey tiene previstas varias celebraciones, las de Devon durarán alrededor de tres semanas. —No pierde el tiempo. —No, al parecer no Jim apartó la mirada al fuego. —¿Ya se ha ido Marian? —Sí, acaba de marchar es una gran mujer. —Sí... una gran mujer... se ocupóde Rebecca; Sarocha pudo comprobar un deje de tristeza en el tono de voz de su amigo, pero ahora tenía un asunto pendiente que atender, más tarde se ocuparía de Jim. Entró en la tienda y encontró al motivo de sus desvelos, sentada en el camastro el corazón comenzó a latir con fuerza, la había echado tanto de menos... estaba aliviada de verla sana y salva, pero durante los largos días que duró la enfermedad, los nervios y la tensión no habían abandonado su cuerpo. Ella alzó sus hermosos ojos verdes y los clavó en los de Sarocha sintió como su corazón se saltaba un latido estaba tan contenta de verla recuperada que ansiaba con todas sus fuerzas poder abrazarla y besarla, pero no se lo podía permitir, no podía consentir que ella se pusiera en peligro de esa manera, necesitaba una explicación.—Me alegro de que te encuentres bien, Ella alzó una ceja en señal de sorpresa. —¿En serio?, No me lo parece... Sus palabras la afectaron. La rabia creció dentro caliente, roja y tan intensa que casi se queda sin respiración. —¿Eso crees? —Sí. —Veo que no me conocéis en absoluto, mi señora. Ella no dijo nada, se quedó tal y como estaba, mirándola desafiante. —¿Puedo saber el motivo por el que habéis cruzado el país disfrazada de hombre? Rebecca había pensado varias veces en qué debía decirle desde que recobró la consciencia y fue ganando fuerza, se dio cuenta de que nadie le preguntaba por la razón de su presencia allí supuso que sería Sarocha la responsable de hacérsela sabía que estaría furiosa, la conocía lo suficiente como para estar segura de que el peligro que había corrido durante su camino hasta allí, sin duda, la cabrearía su personalidad y su honor, la obligaban a cuidar de los suyos y ella se había puesto en peligro deliberadamente pensó que lo mejor sería decirle la verdad, comenzó a frotarse las manos, señal de que se estaba poniendo nerviosa. —Es una larga historia. Sarocha la miró con tal intensidad que ella sintió como le atravesaba el pecho. —Ahora tengo mucho tiempo. Carraspeó temerosa y se armó de valor. No había otra opción. —Verás, cuando tú te fuiste, tuvimos visita en el castillo... —ella alzó una ceja, pero no dijo nada— el Rey se presentó con la intención de ofrecer mi mano en matrimonio a un hombre que viajaba con él. Se detuvo un instante y la miró. —Prosigue. —Cuando llegó, su majestad anunció el deseo de comprometerme con ese hombre, yo le dije que no podía ser porque ya estaba comprometida, contigo creo que no se lo acababa de creer hasta que le mostré el anillo... —volvió a frotarse las manos y movió el anillo muy despacio en su dedo— el hombre que le acompañaba se enfadó bastante... los escuché hablar, sin que se dieran cuenta yme enteré de sus planes. —Volvió a mirar a Sarocha, pero estaba inmóvil en la misma posición, así que ella continuó— El Rey le estaba diciendo que no podría concederme en matrimonio, que no quería enemistarse contigo porque temía tus represalias, el hombre le dijo que tenía un plan para hacerse conmigo, me raptaría por la noche, con ayuda de sus soldados, y cuando todos despertaran al amanecer ya estaríamos lejos, el Rey debía mandar a sus hombres a buscarnos, como si no supiera nada y cuando tú te enteraras de todo, el daño ya estaría hecho, el matrimonio ya se habría celebrado... el Rey estuvo de acuerdo con el plan, así que lo único que podía hacer era huir de allí, esconderme. Se me ocurrió que estaría más segura si me convertía en un muchacho nadie buscaría a un joven soldado. Después, cuando pude salir del castillo pensé que el lugar más seguro para mí, sería estar a tu lado pero cuando llegué ya se había iniciado la batalla, y me vi arrastrada sin poder evitarlo...
—¿Me estás diciendo que el Rey, «mi» Rey, ha conspirado contra mí? Las lágrimas comenzaron a caer lentas por el dulce rostro de Rebecca. —Sí. —Dijo en un suspiro. —¿Y se puede saber a quién pensaba ofrecer tu mano? —Sarocha... en serio... yo... —¡Contesta! —Voceó. Ella se encogió en el camastro intentando hacerse más pequeña, tan pequeña que pudiera huir de ahí sin ser vista. —Rebecca...–la voz sonó impaciente y peligrosa. —Con Gael. —¿Gael? ¿Qué Gael? Ella se puso en pie y se acercó se secó las lágrimas con la manga de la camisa. —Tu hermano. Los ojos de Sarocha amenazaban con salirse de sus órbitas dio un paso atrás su corazón golpeaba el pecho con fuerza sus manos se volvieron pegajosas del sudor. —No... no puede ser. —Pues lo es...—confirmó ella sin apartar la mirada —¿Me estás diciendo que el Rey pensó traicionarme con la persona que más odio en el mundo? —Te estoy diciendo que sumajestad planeó, junto con Gael, la forma de secuestrarme y obligarme a casarme con tu hermano. —Mientes... —No miento. —¡Mientes! —gritó a todo pulmón. Ella dio un paso atrás, conmocionada por la forma en la que Sarocha la miraba y la hablaba. —Enrique sabe de mi enemistad con Gael, está enterado de absolutamente todo, Rebecca alzó el rostro. La rabia se estaba apoderando de todo su ser. Sarocha comenzó a caminar desesperada por la tienda se mesaba el pelo y se frotaba la cara con fuerza. —Creo que no estás muy bien informado, pues tu hermano estuvo en tu castillo, junto con «tu» rey —le dijo haciendo hincapié en el tu. —No vuelvas a decir que es mi hermano. —Y tú no vuelvas a llamarme mentirosa. se detuvo y la miró. —Has tenido mucho tiempo para pensar en una buena excusa, podías haber encontrado la mejor, pero te inventas una historia increíble sobre engaños y traiciones. Desde luego Rebecca,no dejas de sorprenderme. Las palabras que salieron por la boca de Sarocha se le clavaron en el alma como si de cuchillos se tratara, unas ansias locas de llorar crecían por momentos. Sarocha se arrepintió en el mismo instante que las pronunció, pero el daño ya estaba hecho.
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Coraje Oculto
FanfictionEsta historia es una adaptacion cuyo autor legal es A. Lawrence, Una novela histórica-aventuras-romance que hará las delicias de cualquier lector.