La Traición

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El noble se levantó al amanecer, tenía algo muy importante que hacer, se vistió con sus mejores galas y salió rápidamente hasta el patio, donde lo esperaba su coche de caballos se acomodó en el asiento, los caballos iniciaron un ligero trote, poniendo así en marcha el pesado coche. Él odiaba la ciudad, prefería la calma del campo, pero tenía que terminar su último trabajo. Llegaron sin ningún contratiempo a las puertas del palacio real sabía de sobra el camino que debía tomar. Llegó hasta las puertas del despacho, suavemente golpeó la madera labrada con sus nudillos.—Adelante, fijó su vista en la silueta que ocupaba el asiento frente al escritorio, se acercó despacio e hizo una reverencia. —Majestad...—Oh... mi buen amigo, ya me preocupaba no tener noticias de tuyas. —Pues aquí estoy sire. —Estoy ansioso por saber. —Le contestó el monarca, haciendo un gesto con la mano para que tomara asiento—. ¿Todo bien? —Sí, sire. Todo ha salido a la perfección. Tengo todo lo que me pedisteis, mis hombres han trabajado duro. —Me lo imagino, pero tendrán su recompensa, al igual que tú...

El noble le contó con todo lujo de detalles todas las novedades; después de oír todo lo quele tenía que decir, la sangre del Rey bullía de rabia. —Así que al final, el muy traidor tiene todo preparado. Sus tropas están listas para cruzar el mar y asediar vuestro reino.—¡No lo consentiré! Ese malnacido pagará cara su osadía respiró profundamente y miró a los ojos de su mejor espía. —Has hecho un buen trabajo, ahora dime amigo, ¿cuál es el precio que debo pagar? —Oh sire... —No es oro ni joyas lo que más deseo, sire... —¿Ah no? Me sorprendes... —Mi mayor deseo, majestad, es contraer matrimonio; deseo que me concedáis la mano de una dama. El monarca soltó una carcajada. —¿Solo eso? El noble sonrió —La mujer que deseo para mí, es Rebecca Armstrong, la pupila de Sarocha, mi señor —¿Hablas en serio? —Sí, sire. —No me lo pones fácil, Sarocha no me la cederátan fácil si sabe que es para ti. —Entiendo. —Haré todo lo que pueda, pero no te garantizo nada, ¿no hay más mujeres en mi reino? pero no todas son tan apropiadas. Rebecca es huérfana, posee un título que yo heredaría; mi estatus subirá subiré en la escala social. Me mirarán con otros ojos... —Lo entiendo pero... Sarocha me pedirá el nombre del novio, sile doy el tuyo me la negará, no deseo un conflicto con ella según están las cosas no puedo permitirme su enemistad ? —Tengo un plan, sire. —Nunca dejarás de sorprenderme, Gael.... 

Sarocha se puso en pie y extendió su mano hacia Rebecca la ayudó a incorporarse, con cuidado de que no se volviera a marearse. —¿Estás mejor? —Sí, estoy bien, gracias. —Me alegra saberlo. Y ahora, ¿me darás una respuesta? —Pero... Sarocha, en serio... —No hay peros Rebecca, te he pedido en matrimonio, tú solo debes contestar si aceptas o no; Sarocha no apartaba la vista del rostro de Rebecca mientras que ella, nerviosa, retorcía el trozo de tela entre los dedos —La respuesta es sí, mi señora. El rostro de Sarocha se transformó por completo. Se iluminó con una maravillosa sonrisa, sus ojos brillaban y la euforia se apoderó de todo su ser. La abrazó con fuerza y comenzó a dar vueltas con ella en brazos. Rebecca comenzó a reír y a gritar. Sarocha se detuvo y atrapó los labios de Rebecca con un beso intenso y apasionado. Ella volvió a perderse. Si aún había alguna duda, acababa de quedar disipada la dejó en el suelo y metió la mano en la bolsa que llevaba sujeta al cinturón. Sacó un hermoso anillo y le pidió la mano, ella, fascinada se la entregó. —Este anillo perteneció a mi madre fue uno de los regalos de compromiso que le hizo mi padre y ella le tenía un cariño especial espero que a ti te guste. Rebecca vio como introducía el anillo en su dedo el anillo de esmeraldas y rubíes brilló con intensidad atrapando los escasos rayos de sol que aún acariciaban la tierra —Ahora eres mía Rebecca y te prometo que teentregaré mi vida si es necesario, te cuidaré, te protegeré y te amaré por siempre. —Y yo prometo ser tuya y amarte por siempre se acercó lentamente y la besó; fue un beso dulce, suave, de entrega —Ven, vamos, se lo tenemos que contar a todo el mundo, esta noche celebraremos una gran fiesta en nuestro honor..... 

Coraje OcultoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora