Coraje Oculto

Capitulo 28

Había oído por qué el primo del Rey decidía atacar casi a las puertas del invierno creía que el factor sorpresa sería la clave para su victoria Rebecca se acurrucó más en su capa, debía compartir espacio con los otros para mantener el calor durante la noche, suspiró profundo recordó los besos de Sarocha y el calor se apoderó de su cuerpo necesitaba verla, estar junto a ella, tocarla, abrazarla cerró los ojos con fuerza, pudo ver con claridad los oscuros ojos de Sarocha mientras la miraban con picardía y esa media sonrisa que le paralizaba el corazón. Manteniendo su imagen en la cabeza, intentó conciliar el sueño pronto estaría juntas de nuevo.

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—¡Abrid paso al Rey! . El Rey avanzaba tranquilo, con la mirada fija al frente, su rostro fresco Sarocha supuso que la tardanza se debía a que su majestad había parado a pernoctar en castillos le vio pasar altivo y serio, Sarocha inició su marcha hacia el castillo, Jim se acercó hasta ella y la acompañó en silencio una vez en el salón, Sarocha ocupó el sitio que le correspondía, Jim se posicionó detrás de ella, los minutos se alargaban y parecían horas. Mathew comenzaba a sudar profusamente y no paraba de mover las manos ansioso después de más de media hora, el monarca bajó las escaleras con la parsimonia típica de los de su clase. — Sé que lleváis mucho tiempo esperando mi presencia y supongo que estaréis ansiosos por saber las nuevas que traigo. —Pues bien, mi primo tiene prevista su llegada dentro de tres días, mañana partiremos hacia la playa por donde piensa desembarcar y allí pensaremos la mejor manera de acabar con todos nuestros enemigos mi informante me asegura de que su ejército es numeroso. —¿Es de fiar vuestro informador? —Preguntó Sarocha, El Rey fijó su clara mirada Si Sarocha supiera quién era la persona que le informaba, su espía, lo más probable es que cogiera a sus hombres y se largara de allí en menos que canta un gallo. —El mejor de todos Sarocha afirmó con la cabeza —He enviado a un par de mis hombres para que nos informen de los alrededores de la playa —¿Y qué te han dicho tus hombres? —Preguntó Enrique. —Hay un buen lugar para acampar, pero no está cerca de la playa El lugar de desembarque tiene una gran pendiente antes de llegar a la playa, por lo que si ponemos allí a nuestros arqueros nos será fácil mermarlos antes de acercarnos a ellos y luchar acero contra acero, tal vez, si conseguimos suficientes bajas, Edwards no llegue a desembarcar y ordene retirada. —Eso son buenas noticias, Sarocha, El Rey ordenó que sirvieran algo de comer el ambiente se normalizaba Enrique miró uno a uno a sus señores. No todos eran de fiar, Se levantó con el alba se lavó la cara y se peinó la melena seguidamente se vistió tenía que ir siempre impoluto, era un Rey y no un simple mortal se asomó a la ventana y divisó su ejército, listo para partir su pechó se hinchó de orgullo le daría una buena lección a su primo y a todo aquel que ansiara robarle el trono no habría piedad... Subió a su caballo pura sangrey se dirigió a la cabeza del ejército —¡Adelante! —gritó, azuzaron a sus caballos, dispuestos para la batalla.

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Rebecca suspiró frustrada. ¡Las cosas no podían ponerse peor! Acababan de llegar al castillo de Berry Pomeroy y se encuentran con que no hay nadie ¡nadie! Todos se han puesto en marcha. Sintió unas ganas terribles de golpear algo una rabia intensa y fuerte hizo que lo viera todo rojo. Tendría que esperar para poder estar cerca de Sarocha y eso la destrozaba y enfadaba. Kevin miró a sus compañeros —Se pusieron en marcha ayer en cuanto amaneció se dirigen a la playa donde se prevé el desembarco enemigo. —¿Qué hacemos? —Podemos ponernos en camino ahora mismo e intentar darles alcance miró frustrada a su alrededor las marcas y señales de que aquel lugar había sido el sitio en el que habían convivido eran muy visibles, hogueras, desperdicios, huellas y un sinfín de cosas; decidieron ponerse en camino para llegar a su destino cuanto antes, cosa que Rebecca agradeció. Kevin subió a su montura e inició la marcha, siguiendo las numerosas huellas que se dirigían al sur. Sarocha se alzó en toda su envergadura en la playa frente al mar estaba bordeada por una colina, no muy alta, pero lo suficiente para concederles cierta ventaja siguió observando las inmensas aguas que se movían inquietas ante ella recordó a Rebecca seguro que ella disfrutaría de un paisaje de semejante belleza cuando todo eso terminara se casaría con ella y le mostraría un sinfín de lugares hermososy le haría el amor en cada uno de ellos, su corazón palpitó con energía solo de pensarlo...