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El ambiente en el paddock estaba cargado de tensión mientras los últimos preparativos para el Gran Premio de Abu Dhabi se llevaban a cabo. Sabías que este era un momento crucial para Oscar, su temporada como novato estaba siendo impresionante, pero cada carrera traía nuevos desafíos. Desde tu posición, lo veías concentrado mientras ajustaba los últimos detalles con su ingeniero. Siempre admiraste su determinación y calma bajo presión, pero también sabías que detrás de esa fachada tranquila, Oscar llevaba un peso considerable sobre sus hombros.
Te acercaste sigilosamente, esperando no interrumpir demasiado. Cuando él levantó la vista y te vio, una sonrisa suave apareció en su rostro, haciendo que te sintieras un poco más tranquila.
—¿Nerviosa por mí? —preguntó en tono juguetón, aunque en sus ojos había una chispa de curiosidad.
—¿Cómo no estarlo? —le contestaste con una media sonrisa—. Cada vez que entras en ese coche, mi corazón late a mil por hora.
Oscar se rió, sacudiendo la cabeza mientras se inclinaba un poco hacia ti, lo suficiente como para que solo tu escucharas su siguiente comentario.
—Bueno, al menos te mantengo entretenida, ¿no? —susurró con ese aire pícaro que solo mostraba cuando estaban a solas.
Te mordiste el labio para no reír, pero antes de que pudieras contestar, lo llamaron de vuelta al coche. Te lanzó una última mirada, una que te hizo sentir ese nudo familiar en el estómago, una mezcla de orgullo y preocupación. Sabías lo mucho que significaba para él estar aquí, y aunque la idea de perderlo en la pista siempre rondaba en tu cabeza, lo apoyabas en cada paso del camino.
La carrera comenzó con la emoción típica de una carrera. Los coches rugían por la pista y, desde el pit, seguiste cada vuelta con el corazón en la garganta. Oscar se mantenía firme en su posición, luchando contra pilotos más experimentados, y por momentos, parecía que podía conseguir un resultado importante; un podio. Tus manos sudaban mientras sostenías los auriculares, intentando mantener la calma.
Cuando la carrera llegó a su fin, Oscar había logrado un impresionante cuarto lugar, su mejor resultado de la temporada hasta ahora. Los gritos de alegría del equipo llenaron el paddock, y aunque no fue un podio, todos sabían que era solo cuestión de tiempo para que llegara.
Te abriste paso entre los miembros del equipo para encontrarlo, y cuando lo viste bajarse del coche, su sonrisa lo decía todo. Estaba agotado pero lleno de orgullo. Apenas lo dejaste quitarse el casco antes de correr hacia él.
—¡Lo hiciste increíble amor! —exclamaste, abrazándolo sin poder contener tu emoción.
Oscar te devolvió el abrazo con fuerza, riendo suavemente contra tu cabello.
—No tanto como un podio, pero cada vez estamos más cerca. —dijo, aunque podías notar que estaba más que satisfecho.
Te separaste lo suficiente para mirarlo a los ojos, esa mirada intensa y decidida que siempre te enamoraba un poco más.
—No importa si es un podio o no, Oscar. Lo que importa es que estás dando lo mejor de ti cada vez que sales a la pista. Estoy tan orgullosa de ti. —le dijiste con sinceridad, apretando su mano entre la tuya.
Oscar se quedó en silencio por un momento, sus ojos fijándose en los tuyos. Luego, sin decir nada, se inclinó hacia ti y te besó suavemente. Era un beso lleno de gratitud y cariño, como si las palabras no fueran suficientes para expresar lo que sentía.
Cuando se separó, sus ojos brillaban con algo más que el reflejo de las luces del paddock.
—Tenerte aquí conmigo significa más de lo que imaginas. —murmuró, su tono suave y honesto—. Cada vez que miro hacia el pit, te veo, y eso me da fuerza.
Te mordiste el labio, sintiendo una oleada de emoción en tu pecho. Sabías lo mucho que significaba para él tenerte a su lado, y aunque te preocupaba verlo arriesgar tanto su vida en cada carrera, también sabías que no podías pedirle que dejara de hacer lo que amaba.
—Siempre voy a estar aquí, Oscar. —le aseguraste, acariciando suavemente su rostro—. Y voy a seguirte en cada paso del camino, sin importar dónde nos lleve.
Oscar sonrió, una sonrisa genuina que te derretía el corazón cada vez que la veías. Te besó de nuevo, esta vez más apasionadamente, como si quisiera asegurarse de que entendieras lo importante que eras para él.
Cuando finalmente se separó, ambos estaban rodeados por el bullicio del equipo, pero en ese momento, todo parecía haber desaparecido. Solo eran tú y Oscar, juntos, compartiendo ese pequeño instante de felicidad en medio del caos que era la Formula 1.
—Entonces, ¿qué te parece si celebramos más tarde? —sugirió, su sonrisa ahora más juguetona.
Te reíste, dándole un suave golpe en el pecho.
—Siempre buscando excusas para una celebración, ¿eh?
Oscar se encogió de hombros con una sonrisa traviesa.
—Bueno, no todos los días termino cuarto en la Fórmula 1.
—Cierto. —admitiste, tomando su mano mientras comenzaban a caminar juntos—. Creo que podemos hacer una excepción esta vez.
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Espero que les este gustando el libro, voy a empezar a hacer one shots/imaginas con pilotos de diferentes categorías de la fórmula.
-Awadelemon