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El sonido de los motores rugiendo en la pista de carreras resonaba en el aire, creando una atmósfera electrizante. Era el día de la carrera, y tú estabas lista para darlo todo. Habías entrenado arduamente para este momento y tu corazón latía con emoción mientras te preparabas en la línea de salida. Pero, entre la multitud, había una persona que capturaba tu atención: Oliver Berman.
Oliver, con su sonrisa encantadora y su carácter algo distante, era un piloto talentoso. Sin embargo, a menudo parecía tener dificultades para expresar lo que realmente sentía, y eso te frustraba. Habías sentido una conexión especial desde que comenzaron a pasar tiempo juntos, pero él siempre encontraba una manera de evitar hablar de sus sentimientos.
Mientras los coches se alineaban para la carrera, sentiste una mezcla de nervios y emoción. Te acercaste a Oliver, que estaba revisando su coche. Él te miró y sonrió, aunque había algo en su mirada que parecía distante.
—¡Hola, Oliver! —dijiste tratando de romper el hielo—. ¿Listo para la carrera?
—Siempre estoy listo —respondió, su tono confiado, pero había un matiz de nerviosismo en su voz—. ¿Tú también?
—Sí, he entrenado mucho. Quiero dar lo mejor de mí hoy.
Él asintió, pero no pareció entusiasmado. A pesar de su respuesta, podías notar que su mente estaba en otra parte. Te preguntabas si sería porque siempre se sentía presionado por su desempeño, o si había algo más.
Cuando comenzó la carrera, te subiste a tu coche, concentrándote en la pista. Sabías que debías dejar atrás cualquier distracción, incluido Oliver. Sin embargo, no podías evitar pensar en él mientras avanzabas en las vueltas.
La adrenalina corría por tus venas mientras acelerabas, y por un momento, te olvidaste de todo lo demás. Sin embargo, cada vez que pasabas por los boxes, tus ojos buscaban a Oliver. Aquel día era importante para ambos, pero algo en su actitud te hacía sentir incómoda.
Después de varias vueltas, lograste adelantar a algunos competidores. Te sentías increíble, disfrutando de la velocidad y la emoción. Pero, al final de la carrera, cuando cruzaste la meta en una impresionante segunda posición, la euforia se desvaneció al recordar la frialdad de Oliver.
Mientras celebrabas con tu equipo, no podías quitarte la sensación de que había algo no resuelto entre ustedes. Después de las entrevistas, decidiste acercarte a él. Oliver estaba de pie al lado de su coche, con los brazos cruzados y una expresión pensativa en su rostro.
—¡Lo hiciste increíble! —exclamaste, con una gran sonrisa—. Estoy tan orgullosa de ti.
Él se volvió y te miró con una mezcla de sorpresa y aprecio. Pero, en su mirada, también había algo más: una lucha interna.
—Gracias. Pero no fue suficiente. —respondió, su tono se volvió melancólico.
—Oliver, terminaste en el top 5. Eso es impresionante. —le dijiste tratando de animarlo.
—No se trata solo de eso. —dijo evitando tu mirada—. Siempre tengo que ser el mejor, y a veces siento que no puedo manejarlo.
Te acercaste un poco más, sintiendo que había algo más profundo detrás de sus palabras.
—¿Es solo por la carrera o hay algo más que te preocupa? —preguntaste, su mirada finalmente encontró la tuya.
Oliver suspiró, su expresión cambiando a una de vulnerabilidad.
—Es complicado. Te veo y... —se detuvo, buscando las palabras—. Eres increíble, y a veces siento que no merezco estar a tu lado.
Tu corazón dio un vuelco. Sabías que sus sentimientos eran más profundos de lo que había dejado entrever.
—Oliver, todos tenemos inseguridades. Pero eso no significa que no seas valioso o que no merezcas ser feliz. —le dijiste, tratando de hacerle entender.
—Lo sé, pero... —comenzó, y entonces se detuvo, mirando al suelo—. Es difícil para mí aceptar que tengo sentimientos por ti. Te veo brillar y me da miedo no estar a la altura.
En ese momento, decidiste ser honesta.
—No tienes que estar a la altura de nada. Estoy aquí porque me importas. —te acercaste más, tomando su mano entre las tuyas—. Lo que siento por ti es real.
Él te miró con sorpresa, sus ojos se abrieron como si estuvieras diciendo algo increíble.
—¿De verdad sientes eso? —preguntó, su voz llena de incredulidad.
—Sí. —respondí con firmeza—. Lo siento desde hace tiempo, pero he visto cómo te alejas. Solo quiero que seas tú mismo, sin máscaras.
La lucha en su rostro comenzó a desvanecerse.
—Es solo que... —susurró, y luego se acercó un poco más, como si finalmente se atreviera a dar un paso hacia adelante—. No sé cómo ser vulnerable, pero quiero intentarlo.
Sonreíste, sintiendo una oleada de esperanza.
—Eso es todo lo que pido, Oliver. Solo quiero que seas honesto conmigo.
Finalmente, con un suspiro de alivio, Oliver se acercó más.
—Está bien. Vamos a intentarlo juntos. —dijo, y por primera vez, su sonrisa era genuina.
El ambiente entre ustedes cambió. Ambos sentían que había dado un paso hacia lo que realmente importaba.
—Entonces, ¿quién dice que tenemos que ser perfectos? —dijiste riendo suavemente—. La vida es como una carrera: hay altos y bajos, pero siempre estamos en esto juntos.
Oliver sonrió, la luz en sus ojos brillando con confianza renovada.
—Gracias por darme esa oportunidad. Prometo trabajar en esto. —te dijo y su mano se deslizó para entrelazarse con la tuya.
A medida que ambos se giraban para mirar la pista, sintieron que el camino por delante era más claro. La lucha por los sentimientos se desvanecía y, en su lugar, había una promesa de algo hermoso.
—Juntos en cada vuelta. —susurraste, sintiendo que el futuro que deseabas estaba más cerca de lo que pensabas.
Y así, con el rugido de los motores aún resonando en el aire, ambos supieron que estaban listos para enfrentar cualquier cosa, juntos.
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Ya pronto Oli va a estar en formula el próximo año! :) Espero que les haya gustado, nos vemos el viernes.
-Awadelemon