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...

El sol brillaba en lo alto, iluminando el día perfecto que habías imaginado desde que eras una niña pequeña. El lugar estaba decorado con hermosas flores blancas y rosas, creando un ambiente romántico y mágico. Los invitados comenzaban a llegar, y la emoción llenaba el aire. Era el día de tu boda con Sergio Pérez, el piloto de Fórmula 1 que había capturado tu corazón.

Te encontrabas en una habitación privada, vistiéndote. El vestido blanco caía en cascada sobre ti, con delicados bordados que hacían que te sintieras como una verdadera princesa. Mientras te mirabas en el espejo, sonreías al recordar cómo habías llegado hasta aquí. Desde el momento en que te conociste con Checo en un evento de la Fórmula 1, hubo una conexión instantánea. Con el tiempo, esa conexión se convirtió en un amor profundo y sincero.

—¿Estás lista? —preguntó tu madre, asomándose por la puerta con una gran sonrisa en el rostro.

—Casi. Solo necesito un momento más. —contestaste, sintiendo la emoción y los nervios a la vez.

Tu madre entró y te ayudó con los últimos detalles. Cuando finalmente estabas lista, te giraste para mirarla.

—Estás hermosa —dijo, los ojos llenos de lágrimas de alegría—. Tu padre estaría muy orgulloso de ti.

Sentiste un nudo en la garganta, pero asentiste, agradecida por su apoyo.

Unos minutos después, el coordinador de la boda te informó que era hora de dirigirte al altar. Tu corazón latía con fuerza mientras te acercabas al lugar donde Checo te esperaba. Cada paso que dabas parecía más emocionante que el anterior.

Al llegar a la entrada, tu mirada se encontró con la de Checo. Él estaba vestido con un elegante traje oscuro, y su sonrisa iluminó todo el lugar. Su presencia era tranquilizadora, y podías sentir el amor que irradiaba hacia ti.

Cuando comenzaste a caminar por el pasillo, todos los ojos estaban puestos en ti, pero solo podías ver a Checo. Te sentías como si estuvieras flotando, cada paso acompañado por la melodía suave de la música de fondo.

Finalmente, llegaste al altar y Checo tomó tu mano. Sus dedos se entrelazaron con los tuyos, y fue como si el mundo a tu alrededor se desvaneciera. El oficiante comenzó la ceremonia, pero no podías dejar de mirar a Checo.

—No puedo creer que este día finalmente haya llegado —susurró, inclinándose un poco hacia ti.

—Yo tampoco. —respondías, sintiendo mariposas en el estómago—. Este es el mejor día de mi vida.

La ceremonia continuó, y mientras intercambiaban votos, tu voz temblaba de emoción. Checo sonreía, su mirada nunca apartándose de la tuya. Las palabras que compartieron eran profundas y significativas, y cada promesa que hacían te acercaba más a él.

Cuando llegó el momento de los anillos, Checo tomó el tuyo con delicadeza. Su toque era cálido y seguro.

—Te prometo amarte y apoyarte en cada carrera de nuestra vida juntos —dijo, mientras deslizaba el anillo en tu dedo.

—Y yo te prometo estar a tu lado, sin importar los obstáculos que enfrentemos —respondiste, sintiendo que cada palabra venía del corazón.

Finalmente, el oficiante pronunció las palabras mágicas: "Los declaro marido y mujer". El aplauso de los invitados resonó en todas partes mientras Checo se inclinaba hacia ti, y selló la ceremonia con un tierno beso.

El mundo estalló en alegría. Al separarse, Checo te miró con tanto amor que casi podías perderte en sus ojos.

—Eres increíble —susurró, su voz llena de emoción—. No puedo esperar a pasar el resto de mi vida contigo.

Después de la ceremonia, los invitados comenzaron a felicitar a la pareja. Las risas y el amor llenaban el aire, y la celebración comenzó. Cada detalle había sido cuidadosamente planeado, desde la comida hasta la música, pero lo que realmente importaba era la conexión que tenías con Checo.

—¿Listo para la fiesta? —preguntaste, sintiendo una ola de felicidad.

—Siempre —respondió con una sonrisa amplia—. Esta noche es solo para nosotros.

Bailaron juntos, rodeados de amigos y familiares. La música sonaba y las luces brillaban mientras se movían al ritmo de una canción romántica. En ese momento, no había nada más en el mundo que importara.

—¿Sabes? —dijo Checo, inclinándose hacia ti mientras bailaban—. Eres mi amuleto de la suerte. Desde que estás en mi vida, todo ha mejorado.

—Y tú eres mi sueño hecho realidad. —respondiste, sintiendo la conexión más fuerte que nunca.

Los dos se sumergieron en la magia del momento, disfrutando de la celebración y de cada instante juntos. La noche se llenó de risas, brindis y bailes.

Finalmente, llegó el momento del brindis. Checo se dirigió a los invitados con una copa en la mano, su mirada llena de cariño.

—Quiero agradecer a todos por estar aquí hoy, apoyándonos en este hermoso viaje. Prometo amar y cuidar de Emilia todos los días de mi vida. Gracias por ser mi compañera de vida.

Los aplausos resonaron mientras ambos levantaban sus copas, y te sentiste más feliz que nunca.

A medida que la noche avanzaba, se hicieron muchas promesas y sueños compartidos. Sabías que, sin importar lo que viniera, juntos podrían enfrentar cualquier cosa.

Al final de la noche, mientras la luna brillaba sobre el cielo estrellado, Checo tomó tu mano y te condujo a un rincón tranquilo del jardín.

—¿Crees que esto es real? —te preguntó, mirándote con esos ojos que te hicieron enamorarte de él en primer lugar.

—Sí —susurraste, sintiendo una felicidad abrumadora—. Es más real de lo que jamás imaginé.

Él se inclinó para besarte de nuevo, un beso que prometía amor eterno, y en ese momento supiste que habías encontrado a tu compañero perfecto en esta carrera llamada vida.

...

Creo que nunca había hecho uno de Checo. Espero que les haya gustado. :)

-Awadelemon

One Shots - Fórmula 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora