CAPÍTULO 6

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{ADARA}

Su presencia me intimidaba, su altura me hacia sentir pequeña ante el, su belleza me hacia sentir mariposas en el estómago, una tentación cruel que no debía sentir, el miedo de pensar en que podría hacerme ese hombre, sus rasgos eran algo para apreciar pero saber quien da instintos de miedo o querer correr. Alejate. Grita en mi cabeza pero mi cuerpo no reaccionaba, estaba en un trance en el que mi cuerpo me dejaba sola y mi mente gritaba peligro.

—Al fin contigo mía stellina—. Murmura.

Su voz causa escalofríos, mi piel se puso de gallina y me estremeci. Su sonrisa que daba miedo me hacía sentir aún más pequeña de lo que era a su lado.

Elios a pasos sigilosos camina a mi alrededor, mantengo mi mirada a ningun punto especifico, el me mira completa, como si me desnudara con la mirada, sus ojos queman en mi espalda. No lo escucho, no lo veo, no lo siento, es tan meramente sigiloso que parece un león casando a su presa y es cuando entiendo que Elios es una bestia y yo soy su ternera.

Siento unos brazos en mi cintura, sus brazos se siente musculosos, siento todo su abdomen pues el me pego a su cuerpo, siento cada uno de sus cuadros, su aliento en mi hombro y posteriormente en mi cuello dándome un estremecimiento por incomodidad. Elios esconde su cara en mi cuello soltando un suspiro tranquilo.

El que lo viera no creiria que el rey de la letalidad esté haciendo esto. Elios frota su cara en mi hombro, parece un cachorro buscando afecto, un afecto que no encontrará. Siento su hagarre en mi cintura apretarse. Aunque quiero desesperadamente quitármelo y alejarme mucho de el mi cuerpo y boca se han quedado sin movimiento y palabras.

—Mi mujer, solo mía, al fin conmigo—. Su voz está llena de posesividad.

—Por favor no me toque—. Susurre con voz entrecortada, el miedo de que me haga algo es tan potente que superaría mi enojo a el.

—No me pidas cosas que no puedo hacer mía stellina.

—Señor Vannicelli usted me obligó a casarme con usted y acepte, no me toque por favor—. Rogué.

—Adara, Adara, Adara—. Saborea mi nombre—. Mi dulce esposa, deja los modales de lado, solo soy unos años más grande que tu y ahora—. Susurra en mi oreja—. Eres mía.

Quice gritarle que no soy suya pero si lo hago me estoy arriesgando a que se enoje, el es tan letal que una sola mano puede acabar conmigo. Lo que esta haciendo esta mal pero nadie le dice no a Elios Vannicelli.

Pase saliva nerviosa, sus brazos aún apretando mi cintura como si su vida dependiera de ello, mis manos en sus brazos como si eso pudiera alejarlo, su boca en mi oreja jugando con ella, mi oreja derecha se puso roja por su tacto y no en el buen sentido.

—E-elios.

—No sabes lo bien que se escucha mi nombre en tu boca mía stellina—. Gruño—. Dilo otra vez—. Ordenó.

—Elios, por favor no me toques, no quiero, entiéndeme—. El me soltó, creí que me dejaría pero en vez de eso me hagarreo de mis hombros dándome vuelta quedando frente a frente a el.

—Tan hermosa—. Llevo sus manos a mi barbilla levantándola, sus ojos estaban oscuros de deseo, como si estuviera viendo a la octava maravilla del mundo.

—Tan tierna—. Llevo su cara a mi cabello oliendo mi cabello y sus dos manos fueron a descansar en mi cintura—. Tan perfecta—. Me presiono contra el—. Y tan Mia.

Mi corazón latió aún más, miles de emociones inexplicables se instalaron en mi, me abrazo fuerte oliendo mi cabello como si fuera un aliento de vida, como si estuviera esperando esto desde años.

—Mia stellina, todo esto es tuyo—. Dijo después de separarse de mi—. Y yo soy tuyo tal y como tú eres mía.

—Puedes ir a los jardines, puedes ir a donde sea mientras yo sepa pero no intentes escapar por que si lo haces—. Me hagarro de la mandíbula acercando su rostro al mío tanto que sentía su aliento pegar ante, era fresco—. Te perseguire hasta el fin del mundo y te encontrare incluso si eso significa destruir el puto continente.

Sus palabras eran afilosas, sus ojos detallaban poder, letalidad, deseo y lujuria.

¿En donde llegue a caer? Ni yo misma lo se pero algo dentro de mi gritaba que debía ser inteligente si quería seguir bien, por que algo mal y todo se irá hasta el infierno.

De la nada sus ojos se vieron vulnerables al ver mi estado de shock pero el aparto la mirada alejándose de mi y carraspeando.

—Rosa te dará el recorrido por tu hogar, eres libre en el horario de 8 de la mañana a 8 de la noche, no puedes salir la mansión al menos que yo vaya contigo, nada de contacto con más personas al menos que yo lo autorice, aquí nada te faltara, tendrás todo, solamente me lo pides y lo tendrás en poco tiempo.

Con esas palabras salió de el living dándome una última mirada mordiéndose el labio. Cuando ya no lo vi al fin pude respirar y empece a hagarrarme de mi cabello. La cabeza me dolia, estaba echa un remolino de pensamientos.

¡Esto es una manipulación!

Elios quiere controlar cualquier aspecto de mi vida. Aún no entiendo por qué hace esto pero algo en mi sabe que el no parara hasta que obtenga lo que quiera y la pregunta es: ¿que quiere de mi? Capaz destruirme hasta que me vuelva totalmente loca. Ahora el tiene todo el maldito control en mi vida. No podré ver ni llamar a mis padres, no podré saber de mis hermanos. Estoy atrapada en una jaula de oro pero una que me quemara hasta hacerme cenizas.

La puerta es nuevamente abierta y esta vez entra la misma señora de la entrada, su sonrisa cálida me hace sentir un poco de paz que no crei encontrar aquí. Estas loca.

—Bienvenida a su hogar mía signora.

Vannicelli's Obsesión. (Nueva Versión)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora