{ELIOS}
Son las 10:20 de la mañana mientras que yo me acomodo la ropa alistandome para ir a quitarme el estrés en mi lugar de diversión. Observo el cuerpo de Adara dormido plácidamente en la cama como si fuera un ángel en una cama de plumas. Sonrio viendo como se acurruca en la cama del lado donde yo estuve acostado sabiendo muy bien que le gusta mi aroma y calor de mi cuerpo.
Salgo de la habitacion en silencio caminando hasta el maldito sótano donde el verdadero infierno se desata. Al entrar los guardias inmediatamente me dan un asentimiento de cabezas abriéndome paso a el lugar que apesta a sudor, sangre y orina. Camino por uno de los pasillos pasando por las jaulas donde están todos los traidores, enemigos, espías y personas problemáticas que se han enfrentado a mi.
Los observo con desagrado mirándolos a algunos en los huesos, todos sucios, llenos de sangre y heridas echas por fuego, balas, cuchillos y pistolas eléctricas. Todo esto es mi maldito circo. Camino hacia una celda en particular donde aún está el muy maldito espía que estaba merodeando por mis territorios viendo exactamente a la ventana de mi Adara.
Siento la sangre calentarse por mis venas, el enojo me hace cegar, los celos me penetran con fuerza y mis ganas de romperle la cabeza me ganan pero eso seria muy piadoso. El hombre está amarrado a una silla de metal con las manos clavadas con clavos de acero que antes fueron calentados, su cuerpo ya está lleno de moretones, cortadas y su ojo derecho fue bañado en alcohol por mi mismo.
— Hola pequeño pirata—. Me acerque a el con unos cigarros—. Sabes que es mejor que hables y me digas quien te mando a que yo me entere y te pasen cosas que me divertirán—. Lo mire con odio poniendo un cuchillo sobre su diminuto mienbro—. No te querrás volver un transexual ahora mismo ¿verdad?
El me miro con su único ojo, sus lágrimas bañaban su cara repleta de miedo, su cuerpo temblaba y su quijada estaba apretada conteniendo sus quejidos.
— ¿Que esperas? Habla—. Ordene hagarrandolo de su cabello.
— ¿Sabe la diferencia entre yo y sus hombres? Que yo si soy leal—. Dijo queriéndose hacer el valiente cuando ahora mismo esta temblando como un maldito puerco en matadero.
Solte una risa macabra burlandome de sus palabras. Lealtad.
— Hablas de la lealtad y es verdad, es algo sumamente importante pero no todos somos leales a todo, en este mundo el que es cabron gana y el que es ingenuo se pudre. Pueden jurar lealtad pero al final del día siempre muestran sus verdaderas intenciones—. Hable con voz ronca paseando el cuchillo por su garganta—. Pero de eso no estamos hablando, ahora dime ¿para quien trabajas?
El trago saliva y me miró sin contestarme. Me aleje de el y prendí un cigarro llevándomelo a los labios, vi su boca pasar más saliva y encontré un punto débil.
— Supongo que tienes una debilidad por el cigarro. ¿No?—. Escupi el humo en su rostro—. ¿Quieres uno? Sabor cherry.
El me miro con desconfianza y yo encendi otro poniendoselo en sus asquerosos labios, el le dio una caladas con rapidez casi ahogándose en el proceso.
— ¿Vas a hablar y me dirás lo que quiero saber?—. Le quite el cigarro y el se removió demasiado pues le quite su adicción.
El me miro furioso no queriendo hablar y yo bufé—. Bueno, tengo muchas cosas en mente para hacer contigo. Puedo mandarte con mi hermana para que experimente contigo, puedo darte como saco de desestres para mis hombres o simplemente te dejo aquí sin tu adicción amarrado junto con unas serpientes pitón para que te coman vivo. ¿Cuál será mejor?—. Su rostro se desfiguro del miedo.
— ¡Zoto! Me mando Zoto—. Tartamudeo.
Me detuve y mis ojos se oscurecieron por la mención de ese nombre. Zoto, el hijo de Nicolas Mezquita, un maldito aliado de la mafia de Estados Unidos.
— Zoto—. Deguste el nombre—. ¿Por qué está haciendo esto el? A lo que yo se ese cabron no quizo ser como su padre y solo tiene a su pandilla en un pequeño castillo abandonado jugando a las princesas y ladrones.
— Yo. . . —. Se quedó callado y empezó a temblar de miedo sin saber que más decir.
— Te doy un puto minuto para que empieces a hablar y me digas toda la verdad, te dejare vivir y te daré toda el cigarro que quieras. ¿Demasiado piadoso? Pues habla.
— . . .
El minuto paso y me reí internamente.
— Traigan el método de tortura número 12. Este hijo de puta se quedará sin lengua—. Ordene y mis hombres trajeron el maletin negro con el número "12" pintado con letras rojas.
Me puse los guantes negros, me acomode la mascarilla y hagarre lo que necesitaba. Unas tijeras extra afiladas, una aguja grande, una pastilla única echa por Jaden que hace que toda persona que la tome se vuelva dependiente de esta volviéndola loca en sus órganos.
— Abre la boca grande que será la última vez que lo harás—. Dije metiendo la pastilla a la fuerza del hombre haciéndolo tragarsela. Este empezó a convulsionar por unos segundos. Con unas piezas saque su lengua preparándome para cortarla con las tijeras lentamente provocando sus gritos, sollozos y lamentos de dolor.
Al terminar de arrancarsela hice que se la tragara, la sangre me baño pero no me inmute; ya estaba acostumbrada desde mis 12 años a hacer este tipo de cosas. Con el encendedor calenté la aguja para empezar a coserle los labios llenos de sangre, cuando termine mi obra maestra lo solte de la silla y lo deje en el piso sufriendo.
— Bien, bañenlo con agua hirviendo, alimentenlo con sondas y denle la pastilla 3 veces más, déjenlo vivir 6 meses y después me lo matan como quieran pero denle hojas para que dibuje para ver si quiere salvar sus manos—. Ordene saliendo de ahí.
Me mire al espejo y suspire. Me llene de sangre y Adara no puede verme así. Como me encantaría tenerla en este momento follandomela contra la mesa de tortura mientras ella esté llorando del placer mientras me ruega que me detenga.
Me adentro al pequeño baño que hay ahí para quitarme la sangre y ponerme otra ropa para evitar que Adara me vea haya arriba siendo el verdadero moustro al que debe temer.
Mientras baño aún con el boxer puesto siento unas pequeñas manos en mi espalda, inmediatamente me gire tomando una de las manos encontrándome con la fastidiosa de ¿Carina? ¿Camila? ¿Coralina? Quien sabe pero ella estaba ahí mirándome toda sonrojada provocandome algo en mi estomago.
Asco.
— ¿Que mierda CRES QUE HACES?—. Le grite alejándola de mi fuertemente haciendo que ella se cayera.
— E-elios—. Sollozo.
— ¡Responde mi puta pregunta!
— Y-yo creí que estabas estresado y—. La interrumpí con una risa burlona.
— ¿Y que? ¿Creias que si te aparecías te iba a hagarrar como método antietres?—. Hable asqueado—.Solo me provocas asco maldita puta. Quien sea quien te haya dado las ilusiones de "el amo que se enamoro de su sirvienta y la volvió su mujer" será mejor que ya este tres metros bajo tierra—. Empece a hablar demasiado enojado—.Todo tu insignificante cuerpo no es nada comparado con si quiera un cabello de mi mujer—. Me acerque a ella—. ¿Pero sabes? Tu cuerpo si vale por piezas en el mercado negro así que desaparece antes de que te arranque las extremidades y las venda. ¡AHORA!—. Le grite y ella salió corriendo de inmediato muerta del miedo.
Ninguna es y ninguna llegará a ser si quiera lo que es Adara.
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Vannicelli's Obsesión. (Nueva Versión)
AcciónVannicelli's obsesión es la nueva historia más explicada y mejor escrita de la primera historia. Elios Vannicelli es el hombre más letal de Europa, un rey poderoso que tiene todo lo que quiere, su poder imparable, goberna todo pero ¿que haría un re...