VANNICELLI OBSESION

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{AUTORA}

La penumbra del bar llenaba la zona donde dos hombres hablaban, el mayor de los dos Arturo tiembla de miedo en su lugar mientras observa al menor de los dos, Elios, el mafioso más poderoso de todo el continente Europeo. Arturo mira sus manos temblorosas que están a nada de sudar por el nerviosismo y miedo por la presencia de Elios.

Mientras los dos están sentados en aquella zona VIP de uno de los bares, las luces son opacas pero dan solamente iluminación en la mesa donde yacen dos maletines repletos de dinero, una gran suma de dinero que llega a ser absurda.

Arturo no puede su quería darle una mirada a los ojos al joven Elios que ahora mismo tiene en sus manos un vaso de coñac a medio tomar, Elios juega con el pequeño vaso de vidrio dándo movimientos de manos circulares mientras en su rostro hay una sonrisa burlona mientras mira el miedo de Arturo. Disfruta el miedo de las demás personas.

—S-señor Vannicelli, le juro que no sabia que el dinero pertenecía a usted—. Habla Arturo tartamudeando del miedo pues sabe a quien tiene delante de él y no es nada más que el rey de la mafia Italia.

Elios suelta una pequeña risa burlona, sus labios se encurvan en una sonrisa a labios cerrados mientras sus ojos grisescos examinan la fina capa de sudor que baja de la frente de Arturo.

—Todos los bancos que hay en Italia me pertenecen a mi. Es algo idiota que no sepas quien domina el continente Eurpeo Arturo. Todo me pertenece incluyendo el dinero que se maneja—. Elios lleva el vaso de coñac a la mesa justo al lado de los maletines que hasta ahora Arturo no sabe que hay adentro.

—Señor Vannicelli, le juro que le pagare todo el dinero que pedí prestado—. Intento hablar sin tartamudear pero fallo, el sabe que una palabra mal y puede perder todo—. ¡Hasta el ultimo centavo! Solo—. Arturo no pudo terminar de hablar por que fue interrumpido por la risa ronca de Elios que se burlaba de las palabras de el mayor de los dos.

—Yo no quiero tu dinero Arturo—. Elios se reclino en su asiento posando sus codos sobre sus rodillas—. Por que no lo necesito, ¿pero sabes que si me molesta? Que te creas el listo jurando pagarme el dinero cuando estas necesitado de el—. Elios sonrio con maldad.

—¿E-entonces que quiere señor Vannicelli?—. Arturo se puso de rodillas en señal de rendición por la presencia poderosa de Elios, si Vannicelli no se apiada del dinero no le quedará otra manera a Arturo que suplicar perdón.

La sonrisa arrogante de Elios no se iba de su rostro al ver la redención de Arturo, disfruta del miedo de sus presas pero Arturo no es la presa que busca exactamente. Arturo si tiene algo que ver con lo que el verdaderamente quiere.

—No quiero tu dinero Arturo, ¿sabes? Eh perdonado muchas deudas de dinero a cambio de lealtad, una lealtad que sea verdadera y no que sea una simples palabras que no valen nada—. Elios fijo los ojos en Arturo, mismos ojos que le recuerdan a su propósito y el ya vio una oportunidad de tener lo que quiere.

—Te daré 10 millones de dolores, dejaré a ti y a tu familia en paz y tu no tendrás problemas con la mafia—. Habla Elios con voz determinante y sus palabras hacen que los ojos de Arturo se abran en grande sin creer lo que escucha pensar que solo su lealtad y obtenga mucho le hace creer que Elios es una persona bondadosa—. Pero a cambio quiero una cosa Arturo.

Arturo inmediatamente alza la cabeza para ver a Elios. Los ojos de Arturo brillan con agradecimiento y cierta incredulidad—. Lo que sea señor Vannicelli—. Habla Arturo rápidamente pues el lo que quiere es proteger a su familia de el moustro de Elios.

—Me darás la mano de tu hija en matrimonio y me la darás a ella como mi mujer—. La voz de Elios sonó con una determinación y orgullo que helaba la sangre y la sonrisa que yacía en la cara de Arturo cambio inmediatamente a una de total miedo, inquietud y preocupación.

Arturo trago saliva y sus ojos mostraron todas sus emociones, sus pensamientos se bloquearon presas del miedo mientras que Elios lo miraba burlon pero su mente y corazón latían por el pensamiento de su propósito, de obtener lo que más anhelaba. Adara.

—Señor Vannicelli si este es un modo de venganza le pido que busque otro. ¡Adara solamente tiene 20 años!—. Dijo Arturo intentando no descontrolar sus emociones pues Adara es su hija más pequeña y a la que más deben cuidar.

La risa ronca y burlona de Elios hizo que todas las fuerzas de luchar por la libertad de Adara sobre Arturo se esfumaran como la niebla pero aún persistian.

—Me da igual Arturo, me la darás, dicen que tu hijita es muy hermosa, tierna y dulce. Me pregunto si sabrá igual de dulce como dicen que es—. Dijo Elios provocando más inquietud y temblor en Arturo por su forma de hablar sobre su hija.

Arturo buscaba el coraje para hablar, las fuerzas para poder contestarle a Elios pero no había nada que podía hacer, una palabra mal o de más y el perdería a todo lo que tiene.

—¿Y que pasa si no se la doy?—. Interrogó mientras su mirada caía al suelo y sus rodillas empezaban a doler por la presión en el piso.

Elios se acomodo en su sillón y dejo las piernas abiertas mientras reia por sus adentros al ver así a Arturo, era como ver a un perro intentando hacerse el fuerte frente a un león.

—Tienes dos opciones Arturo. La primera es que me des la mano de tu hija en matrimonio y me la entregues a ella, yo te daré los 10 millones y dejare a tu familia en paz, podrán dormir sin miedos y hacer sus vidas con tranquilidad.

Ante estas palabras Arturo no quizo eso. Una gran suma de dinero y paz a su familia pero por el precio de uno de sus hijos, era inaceptable y el miedo de perder a su hija crecía con gran ferocidad en su pecho como una llama que nunca se apaga.

—¿Cuál es la otro opción?—. Arturo se preparo para la peor de las opciones queriendo saber las consecuencias si intentaba ocultar a Adara.

Elios soltó una risita del maldad pues estos casos a el le encantaban. Ser sádico, ver el miedo en las personas, sembrar caos. Era algo que le divertía y hacia sentir el.

—En la otra opción pues te quitare a tu hijita y me la llevara, tu familia no tendrá ni un día de paz, uno por uno los haré caer, cuando no te quede nada por vivir entonces veras a tu hija siendo la mujer de la letalidad.

Arturo tembló de miedo por su familia, por todo lo que ah echo por ellos y por los que ah perdido pero algo dentro de él no cuadraba con el asunto ¿por qué Elios quiere a su hija?

—¿Usted por qué quiere a mi hija?

Esa pregunta toco un punto sensible que nadie creiria que tendría Elios, sentimientos y emociones que nadie piensa que aún están en el rey de la tortura. La mirada de Elios fue al piso y si sonrisa que antes era arrogante se convirtió en una sonrisa verdadera com solo pensar en Adara. La pequeña chica que lo trae tan mal.

Elios piensa en cómo el cabello de Adara, cobrizo y suave que tanto quiere pasar sus dedos por el, sus ojos avellana que tanto quiere perderse entre ellos, sus labios finas que tanto quiere saborear, su cuerpo que tanto quiere poseer y sus sonrisas que quiere solo para el.

—¿Sabes? Muchos dicen que Adara solo es un capricho que solo quiero por un momento, otros dicen que me enamore, ¿pero sabes la verdad? En realidad me obsesione—. Sus palabras tan verdaderas que mandaron una corriente de miedo por la columna de Arturo haciéndolo erizar.

—Así que esta es mi propuesta de matrimonio Arturo—. Sonrio con orgullo.

Vannicelli's Obsesión. (Nueva Versión)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora