CAPITULO 5

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{ADARA}

La señora Rosa nos guió atravez de la casa. Mire con atención cada lugar, esta mansión es enorme y contiene muchas cosas en color negro, café oscuro y uno que otro cuadro de pintura, el aire aquí adentro se siente fresco aunque hace calor, hay más de dos pisos y el pasillo es largo.

Rosa se detiene en una puerta y nos indica que entremos. Mi padre da las gracias mientras yo me limito a asentir por la amabilidad de la señora Rosa. Mo padre toca la puerta y está se abre sola, nos miramos, una mirada que intenta dar fuerza. En el momento en que yo cruce esta puerta estaré enfrente de él hombre más poderoso del continente y el más peligroso.

Al momento de entrar veo el living, una hermosa sala de estar con chimenea y sillones dándole aspecto moderno y al mismo tiempo cálido pero la tensión aún no se va. Veo a dos hombres dentro de él living. Uno contiene un maletin, lleva puesto un traje gris y su cabello perfectamente peinado hacia atras, supongo que debe ser un hombre de registro civil o algo así.

Al segundo hombre lo logro verlo a la cara pues está dándonos la espalda viendo hacia una ventana, su espalda es ancha y la camisa de vestir negra le queda a la medida. Mi padre al verlo hagarra mi mano apretandola, escucho como el hombre que yo creo es Elios tragara de un vaso, el sonido de su tragar manda escalofríos por toda mi columna vertebral haciéndome estremecer.

Esto no es juego en el que puedes reírte, estas en presencia de un hombre tan letal que si solo lo quiere por diversión me puede arrojar al fuego.

—Señor Vannicelli—. Habla mi padre entre dientes, siento su miedo y cierto rencor hacia Vannicelli.

—Arturo, mi viejo amigo y futuro suegro—. Su voz tan ronca y masculina me hizo poner la piel de gallina y mi cuerpo se sintió desfallecer.

—Por favor señor Vannicelli, no la lastime, aun es joven y—.

—Tu palabra ya no cuenta Arturo, firma los papeles de testigo de matrimonio y vete que ella ya es mía.

Mía. Esa palabra que suena con tanto poseso en su boca, mi padre se tensa en su lugar y lentamente suelta mi mano dejando la sensación tibia por su ejercían sobre ella y próximamente se empieza a sentir fría.

—Solo no la lastime.

El hombre de traje gris saca de su maletin unas hojas y una pluma de punta fina color negra, se los da a mi padre el cual los examina con desconfianza, al momento de terminar de leer hasta la más pequeña letra los firma a manos temblorosas y después me da la pluma a mi para que yo firme los papeles que oficialmente me unirán a Elios Vannicelli.

Doy una gran bocada de aire y hagarro la pluma con firmeza para luego empezar a firmar sobre esa hoja de papel duro. Cuando termino de firmar mi vida estará unida a el hombre más peligroso de toda Italia. Elios Vannicelli, y pronto tu serás su esposa. Mi estómago se revuelve con ese pensamiento, me dan vueltas la cabeza.

{○○○}

Siento mi corazón en mi garganta, mis piernas amenazan con fallar y mandarme a suelo, mi mirada está justo en el piso mientras siento que el living se hace cada vez más pequeño.

Siento sus pasos acercase, su aura poderosa que grita peligro se aproxima a mi como un león que esta a punto de atacar a su presa. No te acerques, no te acerques. ¡No te acerques! Siento a Elios enfrente de mi, estamos solos desde que padre se fue al ser despedido por una mala orden de este señor.

No quiero verlo, al menos no a los ojos, estoy en presencia de el hombre que me condenó y soy su esposa. ¡Vaya suerte Adara! me niego a verlo, no quiero saber nada de él. Siento que se posa justo enfrente de mi, su aroma huele tan varonil, perfume, menta y cierto toque de vino, una combinación deliciosa.

—Mírame—. Ordena en una voz ronca, yo aprieto los ojos antes de alzar ligeramente la cabeza y me quedo impactada ante el hombre que tengo enfrente de mi.

No me esperaba esto.

Un maldito hombre alto, joven y varonil, su cabello negro azachable bien peinado, unos ojos grisescos que son muy raros en el mundo, tan hermosos como para perderse en ellos, piel morena clara preciosa, su barba perfemantente cortada y fina, la mandíbula marcada perfecta para pasar los dedos por ella, sus cejas pobladas, unas pestañas largas y sus labios. .
Dios este hombre es la tentación reencarnado. Su camisa de vestir negra perfemantente planchada a la medida dejando remarca de anatomía, su cuerpo tonificado, sus hombros anchos, las mangas de su camisa hagarrados en los codos dejando ver unas líneas de tatuajes bellos.

Quedo estupefacta ante ver a un ser tan hermosos ante mi, es tan atractivo que parece el diablo que te tienta a pecar. De su rostro una sonrisa un tanto macabra se da a la vista, me estremezco por lo hermosa que es, sus dientes blancos y derechos que dan envidia.

—Bienvenida a tu reino, mia stellina.

Vannicelli's Obsesión. (Nueva Versión)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora