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THE SOUND OF YOUR SOUL
el sonido de tu alma
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Imprudencia.
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Estábamos a punto de empezar, y aunque trataba de mantener la calma, no podía dejar de sentir un nudo en el estómago. Sabía que aquel chico explosivo iba a ser el primero en participar, su equipo tenía el rol de villanos, y su energía siempre explotaba con esa intensidad que lo caracteriza.
Lo vi a unos metros de distancia, con los brazos cruzados y esa expresión de arrogancia en su rostro. No sé qué me pasó, pero sin pensarlo demasiado, me acerqué. Cada paso que daba sentía cómo mi corazón se aceleraba más y más. Cuando estuve frente a él, le di un suave golpe en el pecho, como si fuera una forma de darle ánimo. En cuanto mi mano hizo contacto con su pecho, él bajó la vista hacia mí, con una mezcla de sorpresa y molestia en sus ojos. Me observó detenidamente, como si intentara descifrar qué estaba haciendo.
Mis implantes cocleares, siempre tan sensibles, captaron hasta el más leve sonido de su respiración. Era tan claro, tan fuerte, que sentía que me retumbaba en los oídos. Eso solo me puso más nerviosa. Me quedé allí, quieta, mirando sus ojos por un segundo más de lo necesario. Y en ese instante, me di cuenta de lo que acababa de hacer. Mi cara se puso completamente roja, sentí el calor subir a mis mejillas como una ola de vergüenza.
Retrocedí rápidamente un paso, levantando el pulgar en un gesto torpe, como si eso pudiera arreglar algo. No dije nada, como siempre. Ni siquiera hubiera podido hablar si lo intentaba. Me di la vuelta casi de inmediato, caminando lo más rápido que mis piernas me permitieron, prácticamente escapando de él. Pero, para mi horror, mis orejas captaron un pequeño sonido que vino de él... una risa.
¡Bakugo había soltado una risa! No muy fuerte, pero para mí fue como si hubiera reído a carcajadas. Seguro que si no tuviera estos malditos implantes, no lo habría escuchado, pero ahí estaba, resonando en mi cabeza.