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THE SOUND OF YOUR SOUL
el sonido de tu alma
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Notas...
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Nunca fui muy buena en notar las emociones de los demás, ni tampoco en las mías. Pero, al estar frente a él, algo cambió. Él estaba ahí, mirándome con esos ojos tan llenos de… no sé, ¿indiferencia? Su expresión era casi como si no supiera qué decir.Ni siquiera parpadeaba mucho. Supongo que siempre es así, ¿no? Como si cada palabra que dijera fuera calculada con precisión para explotar en el momento justo. Y ahí estaba yo, sintiéndome más pequeña que nunca, preguntándome en qué punto exacto de mi vida empecé a encontrar fascinante a alguien tan... explosivo.
A veces pienso que debe me gusta ser humilladao, ¿no? O sea, qué más podría ser si después de lo que pasó sigo aquí, buscando su mirada como si eso fuera a darme respuestas. Pero lo recuerdo todo, como si fuera ayer. Ese día, en medio de la calle, cuando me desconecté de todo. Recuerdo el pitido de los autos, las bocinas desesperadas, y después el grito. Su grito. Bakugo me regañó de una manera tan… horrible, como si estuviera completamente fuera de sí por lo que había hecho.
Y tenía razón. Me quedé parada en medio del cruce, perdida en mis pensamientos, desconectada de la realidad por unos segundos, y causé un accidente. Un gran accidente. Si no fuera por All Might, quien arregló todo con un autógrafo y pagó el hospital, habría sido un desastre peor. Pero eso ya no importa ahora, ¿cierto? No, lo que importa es lo que tengo enfrente: Bakugo, ese chico que me gritó tan fuerte que casi sentí que me hundía en el suelo. ¿Por qué sigo interesada en él? ¿Qué tiene él que me hace querer acercarme?
Sus ojos… esos ojos tan intensos. Su cabello rubio, todo desordenado, como si cada hebra fuera un reflejo de su carácter explosivo. Su cuerpo atlético, fuerte, lo suficiente para que lo notes incluso bajo el uniforme de la escuela. Y esas manos… recuerdo cómo las usó en el examen de ingreso. Cada explosión, cada movimiento, todo lo que hacía era con una precisión impresionante. Siempre pensé que él era una fuerza imparable, una tormenta que nadie podía detener.