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THE SOUND OF YOUR SOUL
el sonido de tu alma
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El símbolo de la paz.
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Todo era confuso.
Mina me llevaba a rastras, intentando mantenerme en pie, pero mi cuerpo ya no respondía. Las piernas me temblaban, y aunque no había hecho ningún esfuerzo físico extremo, me sentía agotada, como si algo dentro de mí se estuviera apagando lentamente.
La cabeza me dolía. Era un martilleo constante que resonaba en mi cráneo, amplificado por el silencio absoluto que me envolvía desde que perdí los implantes. Todo estaba apagado, como si el mundo hubiese decidido desconectarse conmigo.
Quería hablar, explicar lo que sentía, pero… no podía. No era incapacidad física, era todo, algo que me ataba la lengua y me hundía más en mi propio silencio. Hablar nunca había sido fácil para mí, y ahora, sin oír mi propia voz, sentía que hacerlo sería como gritar en un abismo vacío.
Esto no es normal, pensé. No hice nada para agotarme tanto. Él dijo que el problema eran mis oídos, pero… entonces, ¿por qué me siento así?
Ashido seguía diciéndome algo, moviendo los labios con rapidez, pero yo no podía entenderla. No necesitaba leer sus labios para saber que estaba preocupada. Su rostro lo decía todo.
Caminábamos entre escombros, entre héroes y rescatistas que parecían tan perdidos como yo. Todo el lugar era un caos absoluto, pero todo mi ser estaba concentrado en una sola cosa: avanzar. Paso tras paso, sin pensar, sin detenerme.
Y entonces lo vi.
Él estaba allí, parado entre las ruinas, como una estatua. Su cabello rubio brillaba bajo la tenue luz del cielo gris, y sus ojos parecían clavados en algo a lo lejos. No se movía, no hablaba, no hacía nada.