04. Cadenas Invisibles

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Viernes, 25/02/11

Sábado, 26/02/11

Sentía a Alma cada vez más cercana y eso me alegraba bastante, me gustaba que cada vez se sintiera más cómoda conmigo y mis hermanos. La veía tan cerrada a veces que era casi un logro verla más tranquila alrededor mío.

Y aunque la veía más cómoda, no parecía querer abrirse a mí y yo lo aceptaba, pero me preocupaba un poco todo lo que debía estar callando. Sabía que ella se quería mostrar fuerte, pero no era sano que se guardara todo, nadie puede solo con todo.

Pero, ¿Entonces ya resolvieron todo el problema judicial? —Preguntó Almi a través del aparato.

—Sí, ahora estamos practicando algunas canciones, viendo cuales van a ir en el nuevo disco—Contesté mientras ordenaba un poco mi casa, que era un desastre.

Después muéstrenme qué andan haciendo—Pidió la de ojos claros, con un tono alegre en su voz—. Yo mañana toco con Metanoia en un bar de por ahí, así que hoy a la tarde ensayamos.

—Escuché el demo que me diste la última vez—Dije, sonriendo—. Son muy buenos, no sé qué hacen en el under.

Es por donde tenemos que pasar todos, ¿No? —Se rio Almi—. Yo sé que vamos a llegar a algo con la banda.

—Ni lo dudes, tienen mucho potencial—Asentí—. Igual, ¿Por qué se llaman Metanoia?

Era el nombre que menos nos gustaba a todos, en eso era en lo único coincidimos—Explicó la morocha—. Significa 'Más allá de la mente'

—No es tan malo el nombre—Me encogí de hombros—. Por lo menos tiene un significado.

Sí, no como 'Airbag'—Se burló mi amiga, divertida.

—¿Andás de buen humor? —Pregunté, sonriendo.

Sí, últimamente estuvo todo muy tranquilo y me dieron un trabajo para atender una disquería—Contó la de ojos claros, emocionada.

—Bueno bien, por lo menos vas a tener ingresos—Felicité, algo orgulloso.

Sí, entre eso y lo que hacemos con la banda los findes creo que... Esperá Pato, tengo otra llamada—Avisó Almi, interrumpiéndose a sí misma.

—Espero—Asentí mientras ponía agua para tomar mate. Almi cortó y minutos después me volvió a llamar—. ¿Y? ¿Qué pasó?

Definitivamente esta hija de puta aparece para cagarme los días cada que estoy bien—Bufó Alma, enojada. Yo no entendía—. Mañana al mediodía mi vieja me obligó a que vaya a comer a su casa.

—No vayas si te pone mal, Almi—Aconsejé, viendo que mi amiga volvía a su humor habitual.

No entendés, nunca es tan fácil con mi familia—Suspiró la morocha, otra vez cerrándose—. Me voy, Pato, después hablamos.

Y me cortó sin siquiera esperar a que yo salude. En momentos así era donde yo sentía que Almi nunca se iba a abrir a mí completamente.

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Tenía un jean con un cinturón negro de tachas y una remera negra pegada a mi cuerpo. Fumaba esperando a Francisco, una de las condiciones de mi vieja fue que fuera con él, cosa a la que me opuse al principio, pero al escuchar los cuestionamientos de mi vieja preguntándome qué le había hecho esta vez no pude negarme. No estaba demás decir que ella amaba a mi novio. Entonces le dije que iba a ir con él, solo para que dejara de juzgarme.

Ángel EléctricoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora