33. Donde Termina la Luz

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Este capítulo toca temas sensibles.

Leer bajo su propia responsabilidad.

Martes, 11/10/11

Ya no podía quedarme tranquilo. Hacía cuatro días que esa noticia había salido y Almi no quería comunicarse. Tenía el celular permanentemente apagado y en su departamento estaban las ventanas cerradas, no nos quería dejar pasar.

Solo le había mandado un mensaje al Ruso: "Déjenme sola, no necesito su ayuda, estoy bien".

Pero yo no podía quedarme tranquilo con eso, no podía dejar que sintiera que la estábamos dejando a su suerte encerrada ahí, haciendo quien sabe qué. No podía evitar imaginarme lo mal que la estaría pasando ahí sola, teniendo que enfrentarse a todas esas barbaridades que decían de ella, esa noticia que había sido furor el fin de semana.

—No puedo estar acá sin hacer nada, Alma debe estar destrozada, ahí sola, necesita de alguien que la ayude—Solté, tan exaltado como esos últimos días, golpeando levemente la mesa con mis puños.

—Alma ya dejó muy claro que no quiere nuestra ayuda, Pato—Reiteró Zoe, sentada sobre el regazo de mi hermano. La noté algo resentida, y la entendía, Almi las había alejado sin razón.

—¡Pero no debe ser tan simple! ¡Está metida en algo re difícil! —Insistí, desesperado por hacer algo.

—No te adelantes, no sabemos si lo que dicen sobre ella es verdad—Murmuró Coni, insegura.

—Ustedes porque no la vieron últimamente, pero se nota que está en cosas de mierda—Acotó mi hermano mayor, segundado por los de Metanoia.

—Sí, chicos, nosotros sabíamos que se drogaba, pero no sabíamos que era culpa de Angie otra vez—Murmuró Luz, algo incómoda.

—¿Angie? —Dijo Sofi, con el ceño fruncido en confusión.

—¿No sabían, chicos? Pensé que el Ruso se los había contado—Habló otra vez la bajista, mirando confundida a Santi.

—Nunca les conté a ellos... Almi me rogó que no lo hiciera—Susurró el rubio, vi la culpa en sus ojos—. Lo intenté, se los digo en serio, pero sabía que si les decía ella iba a alejarme... no quería que estuviera tan sola.

—Angie no es para nada de confiar, todo esto debe ser su culpa—Suspiró Contu, bajando la mirada—. Ella fue la mejor amiga de Almu en su momento y es la única que podía tener esas fotos.

—No entiendo, ¿Ustedes sabían que ella era así de chica? —Pregunté sin entender, todo eso para mí era algo nuevo.

—Entiendo que no te lo haya contado, realmente se sentía avergonzada de todo ese tiempo... no quiero hablar de más, prefiero que te lo cuente ella si quiere—Se interrumpió Sofi después de unos segundos.

Bajé la mirada con decepción. Yo conocía que Angie había sido una muy mala influencia para Almi, pero no sabía toda la historia completa al parecer. ¿Qué otra cosa me habría escondido la morocha?

No podía entender como una sola persona podía guardarse tantas cosas y sufrir así. Para todos en esa casa era una incógnita la mayoría de su historia, o por lo menos una parte de ella. Pensé en cuanto debía estar callando Almi y cuanto peso sería eso para ella, cuanto estaría sufriendo por esos secretos que la hostigaban.

—Pato, ¿Vos seguís teniendo las llaves de su casa? —Preguntó Rodri después de unos minutos de silencio.

—Sí, están por ahí—Asentí, algo cansado de ese remolino de emociones que venía sintiendo.

Ángel EléctricoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora