El peso del pasado

9 4 0
                                    

Esa noche, después de un día agotador explorando las calles de París, me tumbé en la cama del pequeño apartamento , dejándome envolver por la calma que solo se puede sentir después de horas de caminar sin parar. A pesar de la fatiga física, mi mente no podía relajarse del todo. Había algo en el aire que me mantenía en alerta, como si un detalle importante me hubiese pasado desapercibido.

Al recordar los pequeños momentos del día —el aroma del café recién hecho en la cafetería, las vistas del río Sena reflejando las luces de la ciudad, la calidez de las interacciones que había tenido en francés—, una pequeña vibración interrumpió mi pensamiento. Mi móvil, que había dejado sobre la mesa del comedor, titilaba suavemente en la oscuridad del apartamento .

Me levanté con pereza y cogí el móvil. Al desbloquearlo, mi corazón dio un pequeño vuelco. Aparte de un correo que acababa de llegarme había un mensaje.

Era de Luke.

El simple hecho de ver su nombre me hizo detenerme por un segundo. No recordaba que me lo había mandado a la mañana y no lo había llegado a leer.
Las emociones mezcladas que había sentido cuando me visitó justo antes de irme parecían haber quedado suspendidas, enterradas bajo la emoción del viaje. Pero ahí estaba su mensaje, trayéndome de vuelta a esa conversación incómoda y agridulce que tuvimos en mi apartamento antes de mi partida.

Abrí el mensaje, curiosa y nerviosa al mismo tiempo.

"Elaine, sé que probablemente ya estás de viaje . No quería molestarte, pero necesitaba decirte esto. He estado pensando en todo lo que hablamos antes de que te fueras y creo que lo manejé mal. No te dejé explicarte y fui egoísta. Solo quiero que sepas que espero que encuentres lo que estás buscando. Si alguna vez necesitas hablar, aquí estaré. Cuídate."

Me quedé mirando la pantalla, releyendo el mensaje varias veces. Había algo en su tono que parecía diferente esta vez, menos insistente, más sincero. No pude evitar recordar su expresión aquella tarde, la manera en que sus ojos me buscaban respuestas que yo no podía darle. Había tanto de nuestra historia que aún quedaba en el aire, pero también sentía que este viaje era mi oportunidad para soltarlo, para dejar atrás todo lo que había sido y encontrar una nueva versión de mí misma.

Tomé aire y me senté en el borde de la cama, dejando el móvil sobre mis rodillas. El apartamento estaba en completo silencio, salvo por el ruido ocasional de los coches que pasaban por la calle. Luke había sido una parte importante de mi vida durante mucho tiempo, pero también una parte dolorosa, y nuestra relación no había terminado de la mejor manera, por lo que en el fondo no sabía hasta que punto él me deseaba lo mejor de forma sincera.

Mientras pensaba en cómo responderle, el estómago me gruñó recordándome que aún no había cenado. Miré el reloj. Ya era tarde, pero aún había tiempo para prepararme algo sencillo antes de acostarme. Fui a la pequeña cocina y abrí el frigorífico, encontrando algunas verduras frescas, queso y un trozo de baguette que había comprado antes del viaje.

Decidí hacer una ensalada rápida. Corté un par de tomates, un pepino, y desmenucé un poco de queso de cabra sobre todo. Aliñé la mezcla con un toque de aceite de oliva, sal y pimienta que había en el apartamento. Mientras mezclaba los ingredientes, recordé cómo Karina solía decirme que la cocina era una manera de cuidar de uno mismo. "Cuando cocinas para ti misma, te estás recordando que mereces algo bueno," me había dicho una vez. Sonreí ante el recuerdo. Tal vez ella tenía razón.

Mientras preparaba un plato sencillo, mis pensamientos seguían regresando a Luke. A pesar de la distancia que había querido poner entre nosotros, parecía que no iba a poder librarme de el, siempre había una mensaje, una visita, o un rastro de emociones y recuerdos que me llevaban una y otra vez a lo que tuvimos.

Elemental Donde viven las historias. Descúbrelo ahora