ELAINE
El sonido de la alarma resonó por toda la habitación, marcando el inicio del día. Era el día en que comenzaría mi viaje a París, el primer destino de muchos. Me incorporé lentamente, mirando el desastre que aún me rodeaba. La mochila a medio cerrar seguía en la esquina, junto a los mapas y la libreta de notas. Respiré hondo. Este era el día en el que todo iba a cambiar. Siempre había soñado con viajar, pero ahora que el momento había llegado, una parte de mí no quería dejar atrás la seguridad de lo conocido. Me levanté de la cama y empecé a meter los últimos objetos en la mochila.
Karina ya estaba despierta, de pie junto al marco de la puerta, mirando al interior de la habitación como si quisiera grabarse cada detalle de la vista. No era una despedida fácil para ninguna de las dos.
—¿Estás lista? —me preguntó mirando al suelo.
—Ya está casi todo listo —dije—. Solo falta que preparemos el café y luego ir al aeropuerto.
Karina levantó su mirada y la posó en mis ojos, noté como sus ojos estaban brillando con una mezcla de tristeza y orgullo.
—Va a ser raro no tenerte aquí todos los días —admitió—. Pero estoy tan emocionada por ti, Elaine. París... va a ser increíble.
Le sonreí, aunque algo de su emoción no se reflejaba en mí. Era difícil pensar en la distancia, en todo lo que cambiaría cuando me subiera a ese avión.
—Lo sé —dije, aunque mi voz sonaba más tímida de lo que quería—. Pero también te voy a extrañar mucho.
Ella se acercó y me abrazó con fuerza. El silencio entre nosotras decía más que cualquier palabra. Esta despedida no era solo un hasta luego. Las cosas no volverían a ser exactamente iguales. París era el inicio de algo nuevo, pero también el final de algo que había sido seguro, constante.
Después del abrazo, Karina tomó mi mochila y la llevó hasta la puerta mientras yo terminaba de tomar el último sorbo de café. El apartamento se sentía más vacío que nunca.
—Te prometo que nos veremos dentro de poco —dije mientras agarraba mis llaves.
Karina me miró con una sonrisa, pero vi la sombra de la tristeza en sus ojos.
—Solo asegúrate de disfrutarlo al máximo —respondió—. Quiero verte en cada foto, cada paisaje. ¡Y nada de esconderte detrás de la cámara!
Reí, aunque algo dentro de mí se removía. Me acerqué a la puerta, Karina justo detrás, cuando sonó mi teléfono. Miré la pantalla. Era Luke.
Karina, que había notado mi reacción, levantó una ceja.
—¿Luke otra vez? —preguntó con cierta incredulidad.
—Sí, no entiendo como ha conseguido mi número, pero no voy a responder —dije, apagando el teléfono y guardándolo en el bolsillo. El día anterior había sido suficiente, y no quería lidiar con más emociones encontradas justo antes de irme.
—Sabes que podrías hablar con él. Quizás necesita un cierre tanto como tú. — suspiró
Negué con la cabeza.
—No quiero más complicaciones. Ahora mismo lo único que importa es comenzar este viaje.
Karina asintió y no dijo nada más. Abrí la puerta y, juntas, salimos al pasillo. Mientras caminábamos hacia el ascensor, los recuerdos de todo lo que habíamos vivido en ese apartamento me asaltaron. Las noches de películas, las largas conversaciones sobre nuestros sueños, nuestras frustraciones... todo parecía tan lejano y tan presente a la vez.
Cuando llegamos a la puerta del edificio, un taxi ya esperaba para llevarme al aeropuerto. Karina ayudó a meter la mochila en el maletero, mientras yo me quedaba en silencio, observando cómo cada pequeño detalle se acomodaba en su lugar para sellar mi partida.
Finalmente, llegó el momento de despedirnos. Karina me abrazó de nuevo, esta vez con una intensidad diferente, como si supiera que este sería un adiós más largo que cualquier otro.
—Escribe cuando llegues, ¿sí? —dijo, su voz temblando ligeramente.
—Lo haré —respondí, esforzándome por mantener la compostura.
Nos separamos, y mientras ella daba un paso atrás, me subí al taxi, cerrando la puerta con un sonido que resonó como un eco en mi mente. El conductor arrancó el motor, y mientras nos alejábamos, miré hacia atrás. Karina estaba allí, en la acera, viendo cómo me iba, cada vez más pequeña a medida que avanzábamos.
El silencio en el taxi me dio espacio para pensar. Había algo en el ambiente, una sensación extraña que no podía sacarme de la cabeza. Las luces que habían parpadeado la noche anterior, la energía que había sentido... Todo seguía sin tener sentido. Pero no podía detenerme. París me esperaba, y con ella, todo un mundo por descubrir.
Me recosté en el asiento, dejando que el paisaje de la ciudad se desvaneciera mientras nos dirigíamos al aeropuerto. Una parte de mí se sentía lista para lo que venía; otra, no tan segura. Pero ya no había vuelta atrás.
El próximo capítulo de mi vida estaba a punto de comenzar.
El taxi se deslizaba por las calles en dirección al aeropuerto, mientras yo miraba por la ventana, tratando de ordenar mis pensamientos. Aún sentía el calor del abrazo de Karina, su presencia tan familiar y reconfortante. Parte de mí quería volver corriendo a casa, quedarme donde todo era conocido y predecible, pero ya era tarde para eso. El avión a París me esperaba.
El conductor, un hombre de mediana edad con un aire tranquilo, no dijo mucho durante el trayecto, lo cual agradecí. No estaba de humor para conversaciones triviales. Mi mente saltaba de un pensamiento a otro: desde las despedidas hasta lo que me esperaba en París. Había pasado tanto tiempo planeando este viaje, hablando de él como un sueño lejano, que ahora que estaba ocurriendo, sentía una mezcla de emoción y vértigo.
Llegar al aeropuerto fue un golpe de realidad.
El bullicio de la terminal me recibió con una energía abrumadora: familias corriendo, personas arrastrando maletas apresuradas, y anuncios constantes que resonaban sobre los altavoces. Era imposible no sentirse insignificante en medio de todo aquel caos. Era una más entre miles, una pasajera más en el flujo constante de viajeros que iban y venían de todas partes del mundo.
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Elemental
Roman d'amour"Después de romper con su pasado, Elaine se embarca en un viaje por el mundo en busca de libertad y autodescubrimiento. Pero extraños sueños y un poder elemental que apenas entiende la llevan a un camino inesperado. Cuando se encuentra con Adam, un...