El susurro del fuego

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Me quedé paralizada por un momento, incapaz de comprender lo que estaba ocurriendo. ¿Cómo había llegado el fuego aquí? ¿Había traído algo del sueño a la realidad? Sentí el pánico apoderarse de mí mientras las llamas se extendían rápidamente por la pared, y el humo comenzaba a llenar el cuarto, haciendo que me costara respirar.

—¡Elaine! —La voz de Karina rompió el caos. Ella apareció en la puerta, con los ojos muy abiertos por el miedo—. ¡Tenemos que salir de aquí!

Me sacó de mi trance. Me levanté de un salto y corrí hacia ella, tratando de evitar las llamas que se extendían cada vez más rápido. Karina me agarró de la mano, tirando de mí con fuerza, y juntas salimos al pasillo. Cerró la puerta de golpe para contener el fuego, y ambas corrimos hacia la salida de emergencia, con el corazón latiéndonos a mil por hora.

—¿Cómo empezó el fuego? —preguntó Karina mientras bajábamos por las escaleras a toda velocidad.

—No lo sé... —dije, aún en shock. La verdad era que no tenía idea de cómo había sucedido, pero una parte de mí temía que el sueño y la realidad se estuvieran mezclando de maneras que no podía explicar.

Salimos al patio exterior del edificio, donde otros inquilinos se habían congregado, algunos aún en pijama y con expresiones de confusión. Desde allí, vimos cómo las luces de emergencia y el sonido de las sirenas se acercaban. El fuego había alcanzado otras ventanas del piso, y los bomberos ya estaban entrando para controlarlo.

Karina me miró con preocupación, sus manos aferradas a las mías.

—¿Estás bien? —preguntó, escaneando mi rostro.

—Sí, sí... —mentí, intentando sonar convincente. Pero la verdad era que mi mente seguía dándole vueltas a lo que había pasado. El fuego en mi sueño, el hombre, y ahora esto. ¿Era solo una coincidencia, o algo más estaba sucediendo?

Karina pareció leer la duda en mis ojos. Apretó mi mano con más fuerza.

—Sea lo que sea, lo enfrentaremos juntas, ¿de acuerdo? —dijo, con una determinación que me hizo sentir un poco más segura.

Asentí, agradecida de tenerla a mi lado en ese momento tan caótico. Mientras los bomberos trabajaban para apagar el fuego y los demás inquilinos murmuraban nerviosos, me quedé en silencio, mirando las llamas y tratando de ignorar el miedo que se instalaba en lo más profundo de mi ser.

Tal vez no eran coincidencias después de todo. Tal vez, algo o alguien estaba tratando de decirme algo. Y lo que fuera, tenía la sensación de que pronto lo descubriría, por más que intentara resistirme.

Los minutos pasaron lentos mientras los bomberos trabajaban, pero finalmente lograron controlar las llamas. Aún así, el edificio seguía envuelto en una nube de humo, y las autoridades no permitían que nadie se acercara hasta que estuviera completamente seguro. Karina y yo nos mantuvimos juntas, observando cómo el fuego era sofocado, pero mi mente no dejaba de dar vueltas.

—¿En serio no recuerdas nada? —Karina insistió, buscándome los ojos.

Negué con la cabeza. —Nada. Solo recuerdo el sueño... y luego, todo estaba ardiendo.

Karina frunció el ceño, pero antes de que pudiera decir algo más, un bombero se acercó a nosotras. Llevaba un casco y una chaqueta cubierta de ceniza.

—¿Ustedes dos son las ocupantes del apartamento en el tercer piso? —preguntó, con una mirada seria.

Asentí, sintiendo cómo un nudo se formaba en mi estómago.

—El incendio empezó en esa unidad. Parece que una de las velas que tenían en la habitación encendió las cortinas —explicó, cruzando los brazos.

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