Florecen sueños

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Fue durante una tarde particularmente hermosa, en un claro del bosque donde solíamos explorar, que decidí probar mis habilidades. Había flores silvestres a mi alrededor, y con un suave susurro, comencé a invocar la energía del aire. Las hojas de los árboles comenzaron a danzar suavemente, y en un instante, un pequeño remolino de pétalos se elevó, girando en torno a mí como una danza de colores.

Adam observó, su rostro iluminado por una mezcla de asombro y orgullo.

—Es hermoso, Elaine —dijo, acercándose para tomar mi mano.

—Es gracias a ti —respondí, sintiendo que el poder dentro de mí era tan fuerte como siempre, pero ahora sin el temor que lo había rodeado antes.

Con el tiempo, mi habilidad para manipular los elementos se volvió parte de nuestra vida cotidiana. Desde hacer que lloviera suavemente sobre el jardín hasta crear pequeñas ráfagas de viento que jugueteaban con el cabello de Adam, cada día era una nueva oportunidad para explorar mi naturaleza elemental. La conexión entre nosotros se volvía más profunda, y juntos, aprendíamos a equilibrar mi poder con la estabilidad que él aportaba.

Fue un año después de nuestra boda que el universo nos bendijo con una nueva vida: una hija. La llegada de Lily iluminó nuestro hogar con una alegría indescriptible. Desde su primer llanto, supe que era especial. Sus ojos, un reflejo de los míos, brillaban con una curiosidad infinita. Era evidente que había heredado más que solo nuestro amor; había heredado el don de los elementos.

Decidí ponerme en contacto con el anciano, de manera que pudiera preparar un anillo para Lily. No quería ponerla en riesgo. Y no me equivoqué, desde pequeña, Lily mostró signos de su herencia. Un día, mientras jugaba en el jardín, noté que los brotes de flores comenzaban a florecer a su alrededor, como si su risa las hiciera crecer. Era un momento mágico, y me sentí llena de emoción al ver cómo la magia que había temido perder había renacido en ella.

—Adam, ¡mira esto! —grité, señalando a nuestra hija.

Él se acercó, una sonrisa radiante en su rostro.

—Es increíble —dijo, acariciando el cabello de Lily—. Parece que tenemos una pequeña elemental entre nosotros.

Y así fue. Con el tiempo, Lily se convirtió en una niña llena de vida, con una conexión especial con la naturaleza que la rodeaba. Pasábamos días enteros explorando los bosques y enseñándole sobre los elementos, la magia y la responsabilidad que conllevaban. Cada vez que despertaba su poder, sentía una mezcla de orgullo y amor que me llenaba el corazón.

Una tarde, mientras jugábamos en el jardín, decidí enseñarle a invocar una pequeña ráfaga de viento. Lily se concentró, frunciendo el ceño en su pequeño rostro. Con un suave movimiento de su mano, el aire comenzó a moverse, y una brisa fresca sopló alrededor de nosotros.

—¡Mira, mamá! —exclamó, su risa llenando el aire.

—¡Eres increíble! —respondí, sintiendo una oleada de amor y admiración por ella.

A medida que los años pasaban, nuestra familia se convirtió en un hermoso equilibrio de amor, magia y aventuras. Adam y yo siempre estuvimos allí, apoyando a Lily mientras exploraba su identidad y descubría cómo ser una elemental. Con cada paso que daba, la alegría de vivir y la magia de ser parte de algo más grande nos unían aún más.

El pueblo se convirtió en nuestro hogar, un lugar donde podíamos ser nosotros mismos sin temor. Las sombras de nuestro pasado se desvanecieron, y en su lugar florecieron nuevos sueños.
Y así, en la calidez del amor familiar y en la magia de los elementos, encontramos nuestro lugar en el mundo.

FIN

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⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

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