Desperté con la frase del maestro retumbando en mi cabeza: "Eso es porque aún no te has visto a ti misma como la gran elemental que eres"Me senté en la cama, sintiendo la luz del sol filtrarse a través de la ventana y calentar mi piel. La afirmación resonaba en mí como un eco, cada vez más fuerte, y no podía sacudir la sensación de que había algo más que debía descubrir sobre mí misma.
Decidí que era el momento de investigar. La conexión que había comenzado a desarrollar con el fuego y el agua era fascinante, pero ¿qué significaba realmente ser un elemental? ¿Qué implicaciones tenía? Así que me vestí rápidamente, recogí un cuaderno y un bolígrafo, y me dirigí al pequeño estudio del maestro. Allí, rodeada de sus extraños artefactos y libros antiguos, me senté en una mesa y comencé a escribir mis preguntas.
Mis primeras indagaciones me llevaron a explorar las leyendas y mitologías que hablaban de seres elementales en diversas culturas. Desde las antiguas tradiciones de los vikingos hasta las enseñanzas de los druidas celtas, cada relato parecía entrelazarse con el siguiente, formando un tejido rico de conocimientos. Me adentré en textos sobre los cuatro elementos: tierra, agua, fuego y aire, y cómo cada uno de ellos estaba asociado con diferentes aspectos de la existencia y de la naturaleza humana.
Mientras leía, un sentimiento de asombro me invadía. Los elementales eran considerados guardianes de la naturaleza, seres que mantenían el equilibrio entre los elementos. ¿Podría ser que el maestro viera en mí esa misma conexión? ¿Que me considerara un guardián en formación? La idea era abrumadora, y al mismo tiempo, estimulante.
De repente, escuché un suave golpe en la puerta. Era el anciano.
—¿Te encuentras bien, Elaine? —preguntó, asomándose al estudio.
—Sí, maestro —respondí, tratando de contener mi entusiasmo—. Estoy investigando sobre los elementales y me he dado cuenta de que hay tanto que aprender.
—Eso es bueno —dijo con una sonrisa—. Pero recuerda, no se trata solo de información. La verdadera sabiduría proviene de la experiencia y de la conexión que establezcas con los elementos.
—¿Por qué me llamaste elemental? —pregunté, ansiosa por obtener una respuesta más clara. —¿Ves algo en mí que no entiendo?
El anciano se sentó frente a mí, su mirada profunda y penetrante.
—La esencia de un elemental no radica únicamente en los poderes que posees, sino en la forma en que te conectas con el mundo que te rodea. Tienes la capacidad de ser un puente entre los elementos y la humanidad. Sin embargo, para alcanzar ese potencial, debes aprender a conocerte a ti misma.
—Pero, ¿cómo puedo lograrlo? —inquirí, sintiendo la incertidumbre apoderarse de mí.
—Debes experimentar con cada elemento, dejar que se infiltre en ti. Tienes que sentir la tierra bajo tus pies, el viento en tu cara, el fuego en tu corazón y el agua en tu alma. Cada uno de estos elementos te enseñará algo único sobre quién eres.
Tomé un momento para reflexionar sobre sus palabras. Había estado tan enfocada en el fuego y el agua que había olvidado el papel fundamental de la tierra y el aire en este viaje.
—Entiendo —respondí lentamente—. Entonces, ¿qué me recomiendas que haga a continuación?
—Hoy vamos a salir a la montaña —dijo, levantándose—. La tierra tiene mucho que ofrecerte, y yo te guiaré en el proceso. Necesitas sentir su poder y aprender a comunicarte con ella.
Sintiéndome llena de expectativa, lo seguí mientras nos adentrábamos en el bosque. A medida que caminábamos, el sonido de nuestras pisadas sobre las hojas secas se mezclaba con el canto de los pájaros y el murmullo del viento.
ESTÁS LEYENDO
Elemental
Romance"Después de romper con su pasado, Elaine se embarca en un viaje por el mundo en busca de libertad y autodescubrimiento. Pero extraños sueños y un poder elemental que apenas entiende la llevan a un camino inesperado. Cuando se encuentra con Adam, un...