Nada, nada, nada, ¡NADA!
¡Los libros no tenían nada que me ayudara a saber que carajos le pasaba al novio de Ares! Ya me había desvelado tres noches seguidas leyendo todos los libros de medicina que encontré en la biblioteca...
—¿Sobrino, te encuentras bien? —preguntó una voz femenina bastante conocida.
Alcé la vista y pude gozar de una mujer de hermosa tez naranja con pequitas. Tenía como veinte libros cortos distintos, de esos chinos que ella tanto disfruta. ¿O eran coreanos? No sé. Noté que eran todos de títulos distintos, pero solo me dio tiempo a leer tres: Nana, Pokémon y Death Note. Tenía buena pinta, la verdad.
—Tía Hestia...
—La titánide que me dio a luz, ¡pareces un mapache! ¿Has dormido?
—¿Cuál pan molido?
—No, que si has dormido.
—Ah —asentí —. No.
Me preguntó el porqué y yo le expliqué el motivo.
—Ya veo... ¿Te preocupas, eh? —la beta sonrió —. Pero no deberías esforzarte tanto, debes equilibrar tus responsabilidades y tu salud.
La verdad es que me importaba un saco de vergas si el noviecito de Ares estuviera a un estornudo de morirse, solo me dañaba el ego no saber que carajos le pasaba. Encima, para ella es fácil decirlo, no hace más que vaguear y aún así recibir ofrendas de todos, por ser diosa de algo tan sencillo, pero esencial como lo es la familia.
De todos modos, asentí.
—¡¿Hestia, dónde estás?! —gritó desde el otro lado una voz también conocida.
Apareció una figura musculosa verde. Deméter... ¿No se suponía que estaba con los nórdicos? Ella llevaba otra pila con el triple de libritos chinos que Hestia. Asumí que la estaba esperando a cargar con ellos. Se acercó a nosotros y dejó su pila en la mesa.
Hestia me miró a mí, luego miró a la diosa de la agricultura y sonrió.
—Oye, Demy, cuando tú naciste, dices que mamá se sentía enferma, ¿no?
Deméter alzó la ceja.
—¿A qué viene eso?
Le explicó mi caso.
—Ya veo... Pues sí, estaba muy pálida. Creí que era por que era así, pero cuando salimos, me dí cuenta que no. Recuerdo que, desde el estómago de Cronos, podíamos oírlo decir que sentía náuseas, mareos, mucha fiebre... y que ya no se sentía como ella misma, por dentro.
¿Acaso ellas sabían lo qué le estaba pasando?
—Cuando nacimos yo y Demy —explicó Hestia —, nuestra madre era una beta, pero a partir de Hera, parece que fue una omega. Si quieres, puedes ir a hablar con ella, porque nosotras no sabemos mucho del tema.
Sonreí con gratitud. No quería tomar consejo de la zorra que me rechazó, pero era eso o mi credibilidad y reputación como dios de la medicina.
La segunda.
—¡Pues claro que iré! Gracias, tías. Ojalá que me sirva.
—Vas a ir, pero después de dormir.
—¿Qué?
Hestia le hizo un gesto a su hermana y esta me dio un puñetazo que me dejó K.O. al instante.
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El Enigma del Gallo [Ares x Alectrión] [Omegaverse]
FanfictionAlectrión, un alfa y soldado del dios Ares, está enamorado de este, pero piensa ocultar sus sentimientos hacia este, ya que el dios de la guerra solo se acostaba con omegas femeninos... ¿O no? ¡Adéntrate en este omegaverse y descurbe lo que pasará c...