Parte 16

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Llevaba a Alectrión a su casa. De camino, algunas personas (todos alfas) se quedaban viendo a mi omega, pero alejaban sus ojos en cuánto yo les miraba con rabia.

Los alfas normalmente se alejan de un omega cuando ven que está marcado, pero no lo hacían (y la mordida no estaba exactamente escondida), lo cuál solo podía ser por una cosa: magia.

Tenían que ser Eros o Afrodita. No me creía que lo hiciera Eros, pues él no tiene motivos para hacerlo... a no ser que Afrodita lo obligara.

No quería dejar solo a Alectrión, pero tenía que ir a tener una charla.

Toqué la puerta de Hefesto, quien me abrió.

—Quiero hablar con tu esposa —dije al instante. No tenía tiempo para decir "hola, ¿cómo estás?" y palmaditas en la espalda.

Él frunció el ceño y con recelo cuyo motivo no era un secreto para mí dijo:

—¿Para qué?

—Tengo asuntos que discutir con ella. Y tranquilo, que no vengo a follar.

Aún con recelo, me dejó entrar.

—¿Y por qué saliste de la reunión?

—Tengo prioridades.

No cuestionó más.

Encontré a Afrodita en la cocina, preparando la comida.

La mujer con la que tan decepcionado estaba. La mujer a la que le cedí mi primera noche, la mujer que me hizo padre y fue de mis primeros recuerdos felices y, cuando de la forma más pacífica y educada posible la dejé, me lanzó una silla y envió a unos sátiros para... Me da asco decirlo.

¿Por qué tenía que hacer esto? Podíamos haber seguido siendo amigos (créeme que me sobran enemigos y no quiero más), pero no, ella eligió ser tóxica como Chernobyl.

—Vaya, Ares, que agradable sorpresa —saludó. Pude ver la malicia en sus ojos y sonrisa —. ¿Qué te trae por aquí? ¿Te ha dejado tu novio? ¿O te aburriste de él y me echas de menos?

—Fuíste tú la que hizo que se le vinieran encima todos esos alfas, ¿cierto? —pregunté a regañadientes.

Ella sonrió con malicia.

—¿Y qué si lo hice?

—¡Afrodita, ya lo hemos hablado: no quiero nada más contigo, lo amo a él, no a ti! Ya no más. ¡Así que déjalo en paz, porque dentro de poco lo vas a ver cada día!

Puso los ojos en blanco y se acercó a mí. Me rodeó, pasando su dedo por mí espalda. No me dejé inmutar.

—Está bien. Disfruta tu tiempo con él mientras puedas. Seguro que te aburrirás de él al poco tiempo, ¿no es así?

—No, Afrodita, no es así —negué —. Él no es como tú.

Frunció el ceño.

—Eso ya lo sé, por eso te aburrirás más rápido.

No respondí. No tenía porqué hacerlo. Era mentira y si respondía, solo me la estaría creyendo. Me dí media vuelta para irme. Hefesto me miró.

—Eso fue rápido —comentó —. Por cierto, aún no has recogido el anillo.

Me enseñó una cajita de oro abierta, cuyo contenido eran dos anillos: ambos de oro, pero uno tenía un rubí con forma de corazoncito incrustado y el otro tenía en medio una línea de mini rubíes. El primero era para Alectrión y el segundo era para mi.

Quise agarrarlo, pero él cerró la caja y la apartó.

—Primero paga.

Puse los ojos en blanco y saqué mi cartera.

—¿Visa o MasterCard? También tengo American Express.

Pagué y salí por la ventana. Me encontré a Eros.

—¡Papá! —saludó, preocupado —.

—Ah, hola, Er-

—¡Papá, de veras que lo siento mucho! ¡Mamá me obligó a hacerlo, yo no quería! Ay, menos mal que llegaste a salvarlo. ¡Te juro que yo no quería que esto pasara, yo apoyo tu relación con el chico, es mamá la que no-

Interrumpí. Estaba explicando las cosas demasiado rápidamente y se estaba estresando.

—Discúlpate, pero ya no te preocupes, que tu madre ya no le hará nada.

Él pareció confundido y sorprendido.

Confusorprendido.

O sorpreconfundido.

—¿En serio?

—Eso espero —suspiré.

Me despedí de él y volví con Alectrión. Creo que no era el mejor momento para pedirle matrimonio. No después de esto...

No creí que esta historia daría para tantas partes, lol.

El Enigma del Gallo [Ares x Alectrión] [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora