El Enigma del Gallo [Ares x Alectrión] [Omegaverse]

Parte 17

Empezaba a darme cuenta de que, prácticamente, vivía con Alectrión. O sea, entrenaba con él, comía con él, dormía con él... El Olimpo ya no era más que la oficina de trabajo. Y, la verdad, no me desagrada esa idea. Con mi Alectrión, estaba en paz. ¿Quién diría que yo disfrutaría de tan silencioso placer?

También me preguntaba cuánto polvo habría acumulado en mi mansión.

Seguía esperando el momento para arrodillarme y enseñarle el anillo y pedirle que sea mío para el resto de la eternidad, pero no lo encontraba.

Sentía su mano rodeando mi pecho y su cabeza en mi hombro y cuello: dormía plácidamente. Yo jugaba un poco con sus anaranjados rizos. Era tan suave y brillante que se podría coser una toga o algo de seda con este. A veces hablaba en sueños y su voz era de lo más adorable. Su olor era toda una maravilla, con ese aroma a fresa y canela. ¡Era lo mejor!

—Acepto... —murmuró el dormido.

Me pregunto en que soñaba.

En mi mente empezó a sonar una canción: (I Just) Died In Your Arms Tonight, de Cutting Crew.

Oh I, I just died in your arms tonight
(Oh yo, acabo de morir en tus brazos esta noche)
It must've been something you said
(Debió ser algo que dijiste)
I just died in your arms tonight
(Acabo de morir en tus brazos esta noche)
Oh I, I just died in your arms tonight
(Oh yo, acabo de morir en tus brazos esta noche)
It must've been some kind of kiss
(Debió ser una especie de beso)

Tal vez no era la canción más adecuada para nosotros, pero esa parte era exactamente perfecta para el momento. Como diría el dios de los jardineros, las letras no tienen porqué pegarse al sentimiento del cantante, pueden ser reinterpretadas por el oyente también.

Juro que yo no soy así de cursi, en verdad. Yo escucho música de enigma macho pecho peludo, lomo de hierro y barba de leñador.

¿Cómo qué?

Rosa Pastel.

Ufffff, temazo.

—Mhmm... —soltó mi omega.

Vale, ¿saben qué? A tomar por culo. Cuando despierte, le pido matrimonio. No voy a seguir perdiendo más el Cronos.

***

Volví a soñar que Ares me pedía matrimonio. ¡Carajo, si lo que Eros dijo era cierto, no podía esperar a qué se hiciera realidad!

Cuando me desperté, no me levanté del todo. Dejé mis pies tocar el suelo, mientras mi trasero seguía en la incómoda cama cuya única cosa reconfortante en ella eran el recuerdo de mis noches con mi alfa. Alfa que se encontraba ausente... ¿Dónde había ido?

La puerta se abrió y ví como el hombre magenta entraba con un plato de ensalada y un poco de vino.

—¿Cómo está el hombre más hermoso del mundo? —preguntó con su más sincera sonrisa.

—No lo sé, ¿cómo estás? —sonreí devuelta —. Y sabes que no hace falta que me traigas el desayuno a la cama, aunque agradezco el detalle.

Me dejó el plato y la copa en la mesita.

—No tengo motivos para no hacerlo. Amo mimarte.

Tomó mis mejillas con sus manos y me besó la frente. Joder... no quería malacostumbrarme a esto, pero... ¡Ay, dioses, siempre supe que él era el indicado!

—Y —añadió —hay algo que quiero decirte, así que come rápido.

En sus ojos estaba escrito que planeaba algo muy, muy especial así que me apresuré a comer. Terminé y me levanté, caminando hacia Ares.

—¿Y qué es lo que quieres decirme?

Él sonrió e hizo un gesto con la mano de estarme ofreciendo tomarlo de ella, pero en ella se materializó una cajita de oro. ¿Qué era eso?

Se arrodilló ante mí... ¡Dioses, sí!

—Mi divino Alectrión, —empezó a recitar, como si hubiera practicado esas palabras miles de veces, pero que aún así salían de su corazón, mientras abría la cajita y dejaba ver un anillo dorado con un rubí incrustrado—cuando miro tus ojos almendrados, no veo el chico que soy, sino el hombre en el que debo convertirme para poseerte. Quiero sacar todo el dolor de tu alma y, en la fábrica de pasiones de mi corazón, transformarlo en alegría funcional. Quiero tomar tu mano junto al río Estigia y, con todo el Olimpo por testigo, tomarte como mi marido. Y cantaremos y bailaremos y beberemos... Y entonces te susurraré al oído: "deja que los ríos corran salvajes o que se condenen". Mi perfecto Alectrión, pongo mi masculinidad en el altar de tu soltería.

Si sabes de donde es esto, te beso el culo.

Yo estaba boquiabierto. No me esperaba tal poesía saliendo de la boca de mi novio (ahora prometido). Si esto es un sueño, no me despierten.

Me lanzé a sus brazos a darle un fuerte abrazo. Sentía que iba a llorar de la felicidad.