Parte 27

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Habían pasado unos años (décadas) desde que me casé con Ares. Deimos y Fobos habían crecido e incluso tuvimos una tercera hija: Harmonía.

Es un poco irónico que yo, siendo el dios de la valentía, haya concedido al pánico y al terror, ¿no? ¡Jaja!

...

Desperté sudoroso de la cama. Esto no podía ser una simple pesadilla, debía ser un mensaje... Una visión...

Sin decir nada, salí del Olimpo y bajé hasta la Tierra.

No...

—¡Mamá! ¡Papá! —lloré —. ¡Por favor, despierta! ¡Despertad, por favor, no me hagáis esto!

Pero no respondían... Habían muerto juntos mientras dormían.

Es curioso como la marca puede unir incluso el momento en el que dos amantes mueren...

—¡Mierda, no! ¡Nooo! ¡Madre! ¡Padre!

Lloré como si no lo hubiera hecho en mucho tiempo. ¿Cómo podía pasarme esto? Era el precio por la inmortalidad...

Al menos tuve tiempo de despedirme de Dimitri e Isidoro, que murieron en batalla, pero tuve tiempo de convertirlos en una flor que llamé Belladona y Hades nunca pudo reclamar sus almas, pero... mis padres. Ni siquiera pude decirles "adiós" o "nunca os olvidaré" u "os amo"...

¡Maldito sea este día! ¡Maldito sea hoy, que tuve que encontrarme con los cadáveres de mis progenitores!

Me levanté y, con pocas ganas llevé los cadáveres a la necrópolis. Los dejé a ambos en la misma tumba y les hice una lápida con un texto honorable.

Sentí que me tocaban el hombro. Me giré y ví que era Ares.

—Lo siento mucho —me consoló.

Me sequé las lágrimas. No tenía ganas de hablar.

...

Esto es incómodo.

No sé cómo empatizar con él. No puedo entenderle... Soy un inmortal con padres inmortales. ¿Qué se supone que debo decir? ¿"No pasa nada"?

Quiero consolarlo, pero no sé cómo...

Mientras yo pienso que hacer, sus lágrimas riegan la tumba de mis suegros.

—¿Quieres ir a casa? —le pregunté.

Él asintió y yo lo ayudé a levantarse, pues su cuerpo estaba débil de la tristeza. Me daba igual que estuviera manchado con tierra.

Llegamos a casa y él fue a darse un baño. Harmonía se acercó a mí.

—¿Por qué mamá está tan deprimida, papá? —me preguntó.

¿Cómo le explico a una niña que sus personas favoritas del mundo acaban de irse al otro barrio?

Me agache y le acaricié el cabello de forma gentil.

—Pues... está pasando por un momento difícil, ¿vale? Y creo que es mejor que lo dejemos solo un rato.

Estuvo distante todo el día. Incluso Deimos y Fobos me preguntaron. Ellos eran más mayores y maduros que Harmonía, así que les conté lo que pasó.

—Vuestros abuelos —suspiré —. Ellos han muerto.

—¡¿Qué?! —gritó Harmonía, que, al parecer, nos había escuchado.

De sus ojos comenzaron a salir lágrimas cristalinas...

—¡Nía, espera, no llores! —dijo Fobos con las manos al aire, pues no quería que su querida hermanita llorase.

Tarde, ella rompió el llanto. Yo y los gemelos intentamos calmarla un poco, pero poca forma había de hacerlo, sobretodo porque a nosotros nos dolía también. ¿¡Qué hago?!

No quiero explicar esto. Me siento incómodo, ya que no sé de qué otra forma sentirme al respecto.

¡Cuando cayó la noche, ni siquiera quiso abrazarme!

Debería estar estudiando para los cuatro exámenes que tengo el lunes, pero aquí me tienen escribiendo esta vergeishon, así que voten por favor y hagan que mi mal uso del tiempo no sea en vano, por favor.

El Enigma del Gallo [Ares x Alectrión] [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora