La mañana siguiente llegó con un aire fresco y un cielo despejado, perfecto para actividades al aire libre. El campamento parecía vibrar con energía, y todos estaban emocionados por lo que el día traería. Sin embargo, en el fondo de mi mente, las revelaciones de la noche anterior seguían resonando. Había algo en la vulnerabilidad compartida que me había tocado, y no podía evitar sentir que las conexiones que estábamos formando eran más profundas de lo que había imaginado.
Mientras me preparaba para el desayuno, no pude dejar de pensar en Griff. Su historia me había impactado, y había una parte de mí que quería conocerlo aún más. Me preguntaba cómo había logrado superar su pasado y encontrar su camino hacia la redención.
Al llegar al comedor, encontré a Jack y Zuri conversando animadamente. Me senté junto a ellos, y pronto se unieron Griff y Alex. La conversación fluyó con naturalidad, pero había un aire de expectativa en el ambiente, como si todos estuvieran esperando que el día ofreciera algo especial.
—¿Qué tal si hacemos un torneo de juegos de agua en el lago? —sugirió Jack, rompiendo la atmósfera de tensión. Todos asintieron con entusiasmo. La idea de competir en juegos de agua era un buen alivio después de las profundas conversaciones de la noche anterior.
Después de un desayuno rápido, nos dirigimos al lago, donde los rayos del sol se reflejaban en el agua, creando destellos de luz que danzaban sobre la superficie. Con las risas resonando a nuestro alrededor, los equipos se formaron rápidamente. Zuri y yo decidimos unir fuerzas, mientras que Griff, Jack y Alex formaron un equipo formidable.
El primer juego consistía en una carrera de relevos con globos de agua. Al principio, todo fue pura diversión. Las risas y los gritos llenaban el aire mientras tratábamos de evitar que nuestros globos estallaran. Cada vez que uno de nosotros lograba completar la carrera sin que el globo estallara, la emoción aumentaba.
—¡Vamos, Lola! —gritaba Jack mientras corría, el agua salpicando a su alrededor.
Pero en medio de la diversión, una sombra de preocupación se cernía sobre mí. A medida que avanzaban los juegos, no podía evitar recordar las inseguridades que había compartido. La idea de no encajar seguía rondando mi mente, y, aunque todos parecían felices, no podía sacudir esa sensación de duda.
Cuando llegó el momento de jugar la final, decidí que era hora de dejar atrás mis inseguridades. Mientras corría hacia la meta con el globo en mano, escuché el grito de Zuri animándome. En ese momento, me di cuenta de que no estaba sola. Todos querían que triunfáramos.
—¡Sí! —grité, sintiendo la adrenalina recorrerme mientras alcanzaba la meta sin que el globo estallara. El equipo celebró nuestra victoria, y la risa resonó por todo el lago.
Sin embargo, a medida que avanzaba el día, la atmósfera cambió. Nubes oscuras comenzaron a acumularse en el horizonte, y el viento trajo un aire más fresco. La diversión dio paso a la inquietud cuando comenzaron a caer las primeras gotas de lluvia.
—Parece que una tormenta se avecina —dijo Griff, mirando al cielo. Todos comenzamos a sentir la tensión en el aire.
Con el tiempo, la lluvia se intensificó, y el grupo decidió refugiarse bajo un gran árbol en lugar de volver al campamento. La lluvia caía en cortinas, y el sonido era ensordecedor. En medio del caos, la atmósfera cambió por completo. Las risas se convirtieron en murmullos nerviosos, y la incertidumbre se instaló en nuestros corazones.
Mientras estábamos allí, Zuri comenzó a hablar. —Oye, ¿alguna vez han sentido que no importa lo que hagan, siempre hay algo que se interpone en su camino?
Todos se miraron, y finalmente, Jack rompió el silencio. —Sí, a veces siento que, no importa cuán duro intente, siempre hay algo que me detiene. Como si estuviera atrapado en un ciclo.
Griff asintió. —Es fácil dejar que esas cosas nos arrastren. A veces, me despierto sintiéndome igual que cuando estaba en el centro. Es como si el pasado nunca pudiera dejarme en paz.
Su confesión pesó en el aire, y sentí la necesidad de compartir también. —Yo he estado luchando con eso. A veces, el miedo a no encajar me detiene. Es agotador tratar de ser quien no soy.
Zuri se giró hacia mí, su expresión se suavizó. —No estás sola en esto, Lola. Todos tenemos luchas internas. A veces siento que debo demostrar algo, y eso solo me causa más estrés.
El grupo se sumió en un silencio reflexivo. La lluvia continuaba cayendo, pero había un sentido de camaradería que nos envolvía, incluso en medio de la tormenta.
Finalmente, Alex habló. —Quizás deberíamos hacer algo para enfrentar estos sentimientos en lugar de dejar que nos consuman. Podríamos, no sé, crear un espacio donde podamos hablar de lo que realmente sentimos.
La idea resonó en mí. —Eso sería genial. Un lugar seguro donde podamos compartir nuestras luchas sin juicios.
Todos asintieron, y una sensación de determinación comenzó a surgir entre nosotros. Tal vez, en medio de la tormenta, podríamos encontrar una manera de apoyarnos mutuamente.
Cuando la lluvia comenzó a disminuir, decidimos que era momento de volver al campamento. A pesar de que el clima había sido tumultuoso, había una nueva luz en nuestra amistad. Con cada paso hacia la cabaña, sentí que las tensiones se disipaban, dejando espacio para algo más positivo.
Al llegar, nos refugiamos en el comedor, donde la calidez del fuego nos abrazó. Comenzamos a hablar sobre el espacio que queríamos crear, y cada uno compartió sus pensamientos e ideas. La emoción era palpable, y las risas comenzaron a surgir nuevamente a medida que la conversación se volvía más ligera.
—¿Qué tal si lo llamamos "La Caja de las Verdades"? —sugirió Jack, con una sonrisa traviesa. —Podemos poner una caja en algún lugar y que todos puedan dejar notas sobre lo que sienten.
—Me encanta esa idea —respondí—. Podría ser una forma de liberar lo que llevamos dentro, y después podemos discutirlo en grupo.
Zuri asintió. —Sí, y podríamos hacerlo una vez a la semana. Sería un buen momento para apoyarnos unos a otros.
Griff sonrió, y me di cuenta de que la tormenta que había llegado no solo había sido externa, sino también interna. Habíamos compartido nuestras luchas, y eso nos había unido más que nunca. La idea de "La Caja de las Verdades" era un símbolo de cómo estábamos dispuestos a enfrentar nuestros miedos y a ayudar a los demás en el proceso.
Esa noche, mientras el fuego crepitaba y las sombras danzaban en las paredes, me sentí en paz. Habíamos creado un espacio donde todos podríamos ser auténticos, y eso era lo que realmente importaba.
Al cerrar los ojos, imaginé cómo sería el resto del verano. Con cada día, cada conversación y cada verdad compartida, sentía que estaba en el camino correcto. Este campamento se había convertido en más que un simple lugar de vacaciones; era un refugio, un lugar donde podía ser yo misma y aprender a enfrentar mis propias tormentas internas.
Y así, mientras la noche avanzaba y el sonido de la lluvia se desvanecía, caí en un sueño profundo y reparador, sintiendo que había encontrado no solo amigos, sino una familia.
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Cuando el verano acabe || Griff Jones
FanfictionLola junto a su hermano Jack van a ir a acampados para reencontrarse con su hermano mayor,Xander,después que sus padres tengan un accidente automovilístico.