Mentira

El horror de la muerte y la reconciliación

Wei WuXian observa los ríos y los lagos a sus pies con inquietud, el azul oscuro de las aguas refleja con dificultad el mundo. La espada de Lan Zhan se mantiene firme, así como los brazos que lo retienen, pero puede instruir el ligero temblor y el dolor en los ojos claros de su esposo. Los últimos días han sobrepasado todos sus temores frente al futuro, es posible que hayan sido ya tomadas las decisiones finales, sin siquiera darle el placer de pensar en una despedida.

Lan QiRen está en su lecho de muerte, o al menos así lo comunicó la carta de Jiang Cheng y las cortadas y contundentes palabras de la Araña que llevó el mensaje: ―El maestro no responde ni siquiera con agujas, Jiang-ZhangMen ha enviado por los mejores médicos de la región amenazando con acabar con quien sea el responsable de aquella atrocidad.

El Descanso de las Nubes se levantó, a la media noche, llenando con linternas y preguntas las salas destinadas a la reflexión. Lan XiChen, empujado por la situación, debió llamar al Consejo de Ancianos para pedir consejo y proceder; aunque, en secreto, había dicho que lo único que quería era ir a ver a su tío lo antes posible. Así, en medio de la noche, los hombres y mujeres mayores del clan se reunieron y mostraron su pena de las más variadas maneras, incluidos juramentos de venganza y suaves sollozos.

―Debe ir alguien a ver a Lan QiRen, que creo sería lo correcto fuese Lan WangJi, siendo el Segundo Hermano y casado con la secta Jiang. A Lan Huan debemos mantenerlo aquí, protegido ―sugirió uno de los ancianos, mirando a los dos mencionados con pena―. Además, Wei WuXian podría guiarlo más fácilmente allí sin una gran escolta. En este momento, cualquiera podría ser una víctima, sobre todo si se enteraron de lo que pretendía nuestro enviado.

Esta es una verdad irrefutable, pero ni Lan Zhan ni Lan XiChen estuvieron dispuestos a dar un paso atrás.

―No voy a dejar a shifu lejos de la familia, solo por protegerme. ―Detrás de su esposo, las palabras de Wei WuXian dolieron profundamente. ¿Acaso todo ese dolor no se debía a sus inmundas prácticas y a lo que el propio Lan QiRen le había advertido hace tanto?

―No podemos asegurar tu protección fuera del Descanso de las Nubes en este momento ―insistió el anciano, mirando al hombre con tristeza―. No somos más grandes ni más fuertes de lo que podemos ser en conjunto, y eso lo sabes. Lan QiRen se ofreció a ir por ello mismo.

―Mis señores ―la Araña, que se mantenía en el fondo de la sala, habló con su suave temple―, aunque no soy más que una enviada. Respondo en nombre de mi propio líder, quien me encargó hacer lo que Lan-ZhangMen me ordenase y, si en ello está el ofrecer mi vida para llevarlo a salvo a YunMeng, lo haré.

Aquella audaz declaración llenó los ojos de Lan XiChen de lágrimas y la reunión debió ser liderada por Lan WangJi, en calidad de representante del clan. Ante ello, Lan DaoZhi, ofreció una solución temporal a un posible vacío de poder: Ella acompañaría a sus sobrinos para ver a su hermano, mientras que su propio hijo, Lan XiDeng, mantendría el control de la secta, en secreto. Para los demás, solo ella y el matrimonio de Wei Ying y Lan WangJi habrían viajado a YungMeng.

Ahora, cuando las barreras invisibles de YunMeng se ciernen a su alrededor, viendo a la Araña desentrañar las aristas de la magia impuesta en ellas, tiene el hondo sentimiento de la pérdida por algo que realmente no le pertenece. Ahora tiene un nuevo respeto por Lan QiRen, de la misma manera en que mantiene uno por Yi ZiYuan, ninguno fue especialmente afectuoso, ni amable, pero fueron los únicos con la suficiente sapiencia para mantener sus sectas en orden y priorizar las cosas. Tendrá que hacer lo mismo, y lo sabe, tomar las decisiones difíciles. Entiende ahora mucho mejor la negativa de Jiang Cheng y de Lan XiChen de hacer públicos o tomar otras decisiones sobre sus sentimientos, ¿de qué les servirían más que para ponerse en peligro? ¿Vale el amor lo suficiente para arriesgar la vida de ambos amantes? Wei WuXian arrancó su núcleo por Jiang Cheng, no sabe lo que podría hacer por Lan Zhan si las medidas lo requiriese.