En el corazón de Wei WuXian no hay capacidad para ninguna otra cosa que no sea la ansiedad. Dentro de la habitación, que será su nueva casa, las mujeres corren de un lado a otro trayendo los utensilios necesarios para que su tocado no se caiga en ningún momento de la ceremonia. Se siente un poco ajeno con su cuerpo, flotando como sustancia que acompaña y no como el portador real de la carne.
Ha visto el Descanso de las Nubes entre las cortinas de su palanquín, al entrar. El blanco perpetuo está adosado ahora con ricos dorados y rojos intensos. La sangre, si corriera, no podría igualar al granate de las flores de dragón y las camelias que se han organizado en todos los rincones donde es necesaria la naturaleza para alegrar el espíritu. No es solo un joven adoptado, es el representante de su secta, de la mano de su líder, a punto de sellar una alianza importante. Como tal, no cree merecer todo ese esfuerzo masivo, todas las notas de pensamiento que vienen incrustadas en las acciones.
Él será la esposa del Segundo Jade de Lan al final de la tarde y no puede echarse para atrás.
Respira hondo. Uno-dos-uno-dos. La suave mano de una de sus sirvientas pone la última horquilla en su cabeza y Jiang YanLi, enfundada en telas de lino con detalles en plata, trae en pesado velo que cubrirá su cara hasta el anochecer.
—No estoy preparado —suelta, antes de que su hermana baje la tela.
Jiang YanLi ha sido mayor y más sabia desde siempre, con sus modales sucintos, sus palabras suaves y la facilidad con la que logra ordenar el mundo. Después de la guerra, tiene mucho más el porte de Madame Yu, con su espalda no solo recta, sino preparada para la defensa; Madame Yu lo había enviado aquí también, pero habría escuchado sus miedos, a pesar de todo. Fue una maestra exigente.
—A-Xian. —Hay un ligero brillo de lágrimas en los ojos de su hermana—. Ninguno lo está.
No. Jiang Cheng se ha mantenido estoico, pero la noche anterior le entregó a Wei WuXian una campana de la claridad nueva, con el símbolo del loto marcado con un patrón. Ahora es el segundo al mando de las huestes a cargo de la familia Jiang, con todo lo que eso conlleva. Si hay otra guerra, irá en el flanco derecho de Jiang Cheng guiando a los hombres. Pero también está a punto de convertirse en la esposa del clan Lan, con todo lo que ello supone: la lealtad, el sentido de la rectitud, la búsqueda de la verdad. ¿Cómo podía su cuerpo maltrecho y flojo poder con todo eso?
Ama a Lan WangJi, eso es claro, ¿qué tanto puede ese amor mantenerlo con vida?, es una pregunta diferente.
—Entonces hay que hacerlo rápido.
Entonces el mundo es rojo. La tela basta impide que pueda ver hacia el frente, así como el largo de la misma se enreda con su túnica, dejando por fuera sus manos. Se guía por el sonido del exterior, las respiraciones suaves de Jiang YanLi que se sienta a su lado, los pasos lentos de los sirvientes dentro de la habitación y los más agitados fuera. Hay gotas cayendo, una por una, desde las hojas de los árboles a las tejas de arcilla en el techo, así como pájaros que cantan en las ramas. El mundo es también el olor de las velas con sándalo, la túnica perfumada con rosas y la ligera humedad en el ambiente.
Está allí, vagando en el reconocimiento de sonidos y aromas, cuando son llamados para iniciar la ceremonia. La voz de quien los llama es conocida, uno de los alicientes para que esta situación sea lo que es:
—Vamos, Wei WuXian, tengo que entregarte a estos monjes. —En otras etapas de su vida, usaría su poder y energía para detectar el lugar donde se encuentra Jiang Cheng, ahora solo puede usar su oído y confiar en sus suposiciones.
—Supongo que es lo que tenemos que hacer —expresa, al ponerse de pie. Jiang YanLi lo toma del brazo derecho y lo guía hacia su líder de secta, quien ofrece su brazo para que se prenda de él.
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Mentira
RomantizmLan XiChen y Jiang WanYin deben tomar las decisiones importantes en la guerra. Son ellos quienes dirigen la pelea contra los Wen, así como los principales afectados por las acciones de estos. En el trascurso de la misma, la relación entre ambos se e...