Descubrir la realidad

255 24 1
                                        

Jiang Cheng ha pasado muchos de sus días trabajando más de lo que esperó trabajar en toda su vida. La reconstrucción paulatina del Muelle del Loto es una proeza para hombres mucho más sencillos, menos iracundos y con mejor comprensión del asunto de liderar algo cuando no se trata de matar. Aun así, se levanta cada mañana, dispuesto a poner lo mejor de sí mismo en todo esto, es lo único que le queda.

Su hermana, tan presta siempre al trabajo, ha encontrado la parte buena de esta vida exigente y se divierte ayudando a las cocineras, a las lavanderas e incluso a las tejedoras del pueblo más allá de la fortaleza. Es vivaz y, aunque le pese, Jiang Cheng sabe el porqué... ayuda sin coste, enviada por el heredero Jin y sus visitas que parecen alargarse más en cada ocasión. Ella, aunque amable y siempre respetuosa, parece inclinarse por corresponder de aquel amor que el propio Jiang Cheng no comprende de donde ha surgido.

Piensa en ello mientras supervisa la unión de nuevas vigas en lo que será el nuevo salón de reunión de sus discípulos, quienes ayudan a los constructores con las tareas más pesadas. Todos parecen felices de ver como surge una ciudadela del fondo del lago.

El líder Jiang tiene que agradecer de todo esto a su decisión de ser inflexible sobre lo que necesitaban para el invierno, así como los arreglos preliminares que hicieron los Wen antes de ser eliminados de la zona. Frunce el ceño ante el leve recuerdo de Wen Qing auxiliándolo. Hay demasiadas cosas que no puede explicar de la guerra y su final.

Una de ellas es Lan XiChen. Los besos urgentes, robados, y definitivamente buenos, no hacen más que hacer mella en su decisión de mantenerse firme ante su secta. El otro hombre no se había contentado con el contacto físico, sino que se había encargado de dejar una serie de oraciones imposibles de olvidar para alguien lastimado de manera constante por los que estaban cerca: "eres el más impresionante líder que conozco", "me has hecho tener esperanza cuando no creía que se pudiese" y "gracias por estar conmigo estos meses". Lo sintió como una despedida adecuada.

Aunque no así su mente, que no ha dejado de evocar lo muy emocionado que estaba de compartir aire con otro ser humano. A diferencia de la opinión de la mayoría, siente que la guerra lo ha vuelto suave y maleable.

Por eso, deja que el propio Wei WuXian navegue entre las pertenencias de su secta mientras escogen las cosas que serán parte de la dote.

—¿y quién será la esposa en esta boda? —La voz de su shidi es un poco más animosa hoy que otros días. Al menos se ha atrevido a dar la cara.

—Obviamente, tú, ¿acaso no conoces tu lugar? —el cofre que tienen delante ha sido llenado con el ajuar necesario para una habitación de buena categoría, decidieron evitar cualquier insumo demasiado llamativo y concentrarse en lo que se vea más caro, pero no opulento.

—Claro que conozco mi lugar, solo que ¿no te intrigaría convertir a un Lan en un destrozó dentro de tu cama? —sugiere Wei Ying, moviendo las cejas.

Jiang Cheng le regala una mirada asqueada, mientras tiene imágenes superpuestas de la pequeña fantasía de Wei WuXian con el rostro sonrojado y desinhibido de un Lan Huan borracho. Una imagen evocadora y demasiado lejana para su realidad actual.

—No creo que HuanGuang-Jun deje que le pongas un dedo encima —se burla, escogiendo un par más de tazas para el ajuar—. Más bien te encerrará en una habitación y te dejará allí.

—¡Lan Zhan jamás haría eso! —por un momento, una delicada tela se desliza entre los dedos de Wei WuXian. Quiere gritarle por no tener cuidado.

—Tú qué sabes —bufa.

La idea de que está armando una boda para Wei WuXian y no para Jiang YanLi le hace querer gritar.

—Lan Zhan no me haría eso ¿verdad? —el tono desolado le hace volver la vista, hay pena y algo de molestia en los ojos siempre risueños.

MentiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora