La primera parte del futuro

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Podría ser otra situación infantil o divertida, una alucinación producto de sus momentos más solitarios, pero no. Jiang Cheng está aquí, a su lado, compartiendo una copa y una anécdota íntima que le ayuda a sobrellevar lo que ha sido una separación extraña y lejana.

―Wei Ying no sabe cómo controlar su boca ―dice el líder Jiang―. La chica pensó que realmente estaba coqueteando, por lo que le tiró una palangana con agua. Papá tuvo que hablar con ella y con su esposo para aclarar que su discípulo solo intentaba ser casual mientras investigaba.

―Sus primeras cacerías se escuchan mucho mejor que las mías ―declara, con una sonrisa que no puede ocultar. La salida de sus hermanos de la sala, ha causado todo un revuelo alrededor, donde algunas personas han comenzado a retirarse al patio―. Creo que perdí más con ellas de lo que gané.

Fue en esos días donde, pese a las decisiones de su tío, él seguía queriendo sobresalir un poco en solitario, más allá de las fronteras de su secta, llevando la idea de ayudar a todos los que pudiera. Era un chico llenó de ideales. Fue en esa época que Nie MingJue lo tomó bajo su ala y se convirtió en su único amigo... el ex líder Nie acababa de morir, Nie HuaiSang era un niño inquieto y su compañero necesitaba también de algún apoyo. Jiang Cheng siempre ha contado con ello en la figura de Wei WuXian.

―Fue un dolor de cabeza, pero aprendí, que es lo importante. ―Como otras veces, el alcohol ha puesto un ligero rubor en Jiang Chen, aunque él continúa siendo coherente―. ¿Crees que las cosas con mi shushu hayan salido bien?

Aunque la pregunta es abrupta, la llegada de Meng Yao a la puerta le da a entender que la relación con su amigo, sigue siendo distante y fría. Puede entenderlo, Wei WuXian es cercano a Wen Qing y ella no se atreve a perdonar al hombre, aún con la idea de que Nie MingJue sería su hermano jurado. La idea continúa en el tintero, como propuesta de paz y una invitación a la secta Jin para volver con el rebaño; a veces teme por su amigo y las intenciones de los Jin en general.

―Me alegra mucho que tu tío encuentre a una mujer de buena familia para casarse. ―Sus palabras son sinceras, pues el hombre no ha sido más que amable―. Espero que tenga el heredero que espera pronto. Veo que hay muchas bodas en el horizonte, es bueno ver que la guerra se está superando.

Los ojos violetas de Jiang Cheng le dan una mirada anhelante ante esas palabras, pero no ofrece más.

―Lan-Zhangmen, Jiang-Zhangmen ―saluda Meng Yao, al encontrarse frente a su mesa. Fue un excelente mediador entre el Líder Yu y el Líder Qin, concediendo un fácil trámite a la boda.

―Meng Yao. ―No hay calor ni elogio en la forma de hablar de Jiang WanYin―. Le agradezco lo que hizo por mi shushu, veo que es usted cercano a Qin-Guniang.

Aunque la sala está medio vacía, aún hay personas en ella que podrían sentirse incómodas si hay algún tipo de discusión. Lan XiChen también piensa que invitar a Meng Yao a sentarse sería un signo de cortesía, pero Jiang Cheng no ha dado espacio del otro lado de la mesa y se dirige a él con condescendencia. Lo está poniendo en el nivel de un sirviente.

Pero el muchacho no se angustia, su perpetua sonrisa aparece.

―Fue un placer, Jiang-Zhangmen. Mi padre tiene trato especial con la secta Qin, debido al buen comercio que propician, está en mi deber ayudar a prosperar a los amigos de mi familia.

Suena tan legítimo, tan comprometido. Es el espíritu que deberían tener todos los hombres que hacen parte de un clan, de una secta, de un equipo. Hay allí lo que Lan XiChen busca para sí mismo, la no duda ante el destino y el deber, el aplacamiento del ansia a través del trabajo duro. Sería más sencillo, si Jiang Cheng no estuviese hoy aquí, sentado con desparpajo y jugando todas sus cartas, engalanado de lila y sonriendo para la multitud que lo ve como el futuro más prometedor del cultivo.

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