Trabajo Es Trabajo

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—Sunghoon—Sunoo se hincó a un lado de la cama llorando en las cobijas.—Por favor, Sunghoon, dejame llevarte al hospital. 

—Sunoo estoy bien—dijo con voz cansada.—Ven a dormir aquí conmigo y déjame besarte.  
  
Sunoo se levantó y rápidamente se acostó a su lado siendo abrazado por Sunghoon. Sunoo estaba tan preocupado que no podía dejar de llorar de sólo imaginar que sería la última noche con él. 
  
Pues bien, a la mañana siguiente Sunghoon estaba como nuevo. Le explicó a Jay lo que pasó y él lo maldijo por atrasar el encargo.

No era su culpa que una mujer justiciera apareciera en su camino.

—Estabas tan duro anoche—dijo Sunoo mirando como su novio se servía cereal.

Sunghoon sonrió ladino.

—Debiste aprovechar, a lo mejor y así lograbas un embarazo.

Sunoo frunció el ceño, Sunghoon a veces era muy tonto.

—Supuse que habías bebido de la bebida y gracias a eso no tuviste dolor cuando te cosí.

—Espera, ¡¿tú qué?!—Sunghoon miró la gasa y con cuidado la levantó mirando unos puntos.—Sunoo, esto es serio.

—Yo sé hacerlo bien, además si no lo hacía te ibas a morir.

—Dios—se sentó sintiendo dolor en su herida y Sunoo corrió hacia él para ayudarlo.

—¡Sunghoon no te mueras!—suplicó Sunoo. Sunghoon lo miró con ceño.

—Estoy bien.

Sunghoon se acostó para ya no moverse demasiado, mientras Sunoo se preocupaba de más asegurándose que no hubiera nada lastimándolo.

Pasó un mes de Sunoo cuidando de su novio hasta que un día Sunghoon se sintió mejor y pudo continuar con su trabajo.

—No Sunghoon—suplicó—, no vayas, si te vas me voy a morir—dijo con lágrimas en los ojos. El mayor lo miró incrédulo—. No puedo tener un bebé si sigues trabajando allí, no lo tendré hasta que nos vayamos de este lugar.

—¿Crees que no quiero?—siguió llorando sin responderle—Si no voy nos va a matar a ambos.

—Es tu hermano.

—Para él yo no soy su hermano.

Se dio la vuelta y Sunoo se quedó llorando en la entrada. Sunghoon no tenía opción por más que quisiera, sabía que podía rastrearlo y mandar a alguien a matarlos.

Observó a su alrededor, todo seguía normal, las calles con olor a cloaca y el ruido del tráfico en toda la ciudad.

El clima era perfecto para quedarse en casa, pero Jay le mandó mensaje diciendo que si no aparecía iría a su departamento por lo que tuvo que salir enseguida para proteger a Sunoo.

༺☆༻

Estaba cansado del trabajo y de todo, pero estaba seguro que le faltaba poco para terminar con esta pesadilla.

Estaba sentado esperando a que le llamaran, por lo que se quedó pensando en Sunoo. Quizás no debió dejarlo llorando.

Salió la persona que estaba adentro y ahora le tocaba pasar.

Jay llevaba un traje de cuadros, estaba parado mirando un portafolio a un lado de su librero.

—En todo este tiempo nunca me habías fallado—dijo serio y cerró el expediente y se lo mostró, en la parte de enfrente tenía una foto de él cinco años más joven. Era su expediente.

—No fue mi intención.

—Tampoco lo fue que tu madre se saliera con la suya y estás pagando por culpa de ella.

Sunghoon apretó los labios, su madre había muerto en un accidente.

—Déjame ir—dijo en un susurro.

—¿Cómo dices?

—Necesito hacer mi vida—dijo serio y Jay le extendió una fotografía. Era una hermosa mujer con el cabello rojizo y un antifaz de encaje.—¿Qué es esto?

—¿Ella te lastimó?

—Sí, ¿pero de dónde sacaste la imagen?

—Tengo gente en todos lados—dijo con una sonrisa. Sunghoon se sintió helado.

—¿Qué otras fotos hay?—dijo más agitado.

Jay bufó y guardó las fotos.

—Nomás, esa es la única que es importante.

—Jay, necesito protección, ella me quiere matar.

—Yo también lo quiero hacer—una sonrisa se asomó en su rostro—. Veamos quién lo hace primero.

—Pudreté.

—Toma—le extendió otro expediente.—El pedófilo fue llevado a juicio, un niño declaró. Ya no podemos matarlo.

De cierta forma le alegró saber que posiblemente sufra más en prisión. Los presos violaban a los violadores y a los pedófilos les cortaban el pene.

—Pero quiero que te hagas cargo de estas personas—era un grupo de pandilleros—. Robaron uno de nuestros camiones con nuestra mercancía.

—Okay.

—Y antes—le extendió la foto de la chica—. Averigua quién es ella, está estorbando.

—Lo haré.

༺☆༻

Era una investigación difícil, la única pista que tenían de la chica era la foto, había una alta posibilidad de que estuviera usando una peluca.

Ese día, Sunghoon y Sunoo estaban listos para encargarse de los pandilleros.

Habían escuchado que tenían su lugar secreto en el que vendían la droga que se robaron. Sunghoon entró al lugar iba todo vestido de negro y detrás de él estaba Sunoo mirando por encima del hombro de Sunghoon.

Esas personas se veían peligrosas, pero Sunghoon era peligroso también, a pesar de tener el estómago cosido Sunghoon se había ejercitado en la mañana. Sunoo estaba sorprendido de la fuerza y resistencia que tenía.

—¿Qué es lo que quieren?—preguntó un hombre aproximadamente de unos 35 años, aunque el consumo de droga le hacía parecer mayor.

Sunghoon no estaba para dialogar, ya no quería perder más tiempo con estas personas ni con ninguna otra, mientras más rápido terminara todo, más rápido podría comenzar a construir lo que sería su vida.

Sólo sacó su pistola y la puso en la barbilla del hombre y sin dejarlo reaccionar disparó. La sangre le salpicó en su abrigo negro. Sunoo retrocedió por la sangre que le cayó.

En vez de iniciar balazos, todos los chicos comenzaron a llorar por la persona que estaba muerta en el suelo. Sunghoon se quedó perdido mirando al suelo escuchando los llantos y lamentos y Sunoo lo abrazó por la espalda.

No sabía por qué no reaccionaba, estaba llorando y no sabía cómo parar, sólo se quedó allí llorando sin saber qué hacer.

Kill Me || SungsunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora