Kill Me || Sungsun

Pasado

8 años antes...

Su mirada era fría y calculadora, estaba sentado en la banca de aquel parque en el que los padres llevaban a jugar a sus hijos. Desde hace un buen rato había visto a alguien que llamó su atención por completo.

Lo había visto tropezar con varias personas, torpemente pedía disculpas, pero podía ver sus movimientos y lo admitía, tenía talento.

Ahí iba otra víctima. 

Su nombre es Sunoo, pero Sunghoon no sabía eso, sólo lo conocía como el chico ladrón.

Sunoo "accidentalmente" se golpeó el hombro con un hombre. 

—Disculpe, en verdad lo siento—dijo muy preocupado.

—No se preocupe—dijo el hombre y siguió su camino. Sunoo también siguió el suyo. Revisó la cartera que había logrado robar y le sacó el dinero.
 
Tiró la cartera al suelo y se guardó los billetes, parecía que había terminado. Estaba anocheciendo y estaba comenzando a hacer más frío del que ya hacía.

Salió de aquel frío parque y Sunghoon le siguió a una considerable distancia.

Entró a un edificio abandonado. Sunghoon entró después de él, nadie entraba allí porque habían rumores de que estaba embrujado, Sunghoon no creía en fantasmas, él se iba más por la idea de que había algún drogadicto por ahí.

Pero no, era el hogar de aquel chico que se atrevió a robarle.

Una pequeña risa le hizo girar la cabeza deprisa hacia un librero, arriba de él estaba Sunoo pataleando con una sonrisa burlona.

—¿Buscabas algo?—levantó una pistola.

—Sí—respondió y se cruzó de brazos—. ¿Podrías devolverla?

—¿Para qué necesita un chico tan lindo un arma?

Sunghoon frunció el ceño, no tenía tiempo para esto, pero igual se quedó a seguirle el juego porque si regresaba sin ella seguro Jay lo mataría.

—Me pregunto lo mismo. 

—¿Crees que soy un chico lindo?—rio y negó con la cabeza.—Esto es interesante. ¿Qué harías para tenerla de vuelta?

Sunghoon sonrió y se acercó. Sunoo se bajó del librero y se paró delante de él.

Sunghoon se acercó hasta sus labios y susurró.

—Te mataré.

Sunoo no quitó su sonrisa en ningún momento.

—Un sicario—dedujo. Sunghoon lo miró sin expresión—. Me gustaría que así sea. Mátame—no le estaba mintiendo, incluso le regresó el arma.—Dispara justo en medio de mi frente.

Puso la pistola en su frente. Sunoo sonrió, inhaló y exhaló con tranquilidad.

—Gracias.

Quitó la pistola y regresó a la puerta.

—¡No! ¡Espera!—Sunoo lo jaló del brazo—. Eres un sicario sólo mátame.

—¿Crees que hago esto porque quiero?—se soltó de su agarre y Sunoo se tiró al suelo sujetando su pierna.

—¡Te pagaré!

—No me interesa.

Sunoo soltó a Sunghoon y se quedó en el suelo llorando. Él siguió su camino. Salió del lugar abandonado, pudo escuchar el llanto del chico dentro. Se odiaba por ser tan sentimental.

Regresó y se puso de cuclillas a un lado del lamentable Sunoo.

—¿Decidiste matarme?—preguntó entre lágrimas.

—Entre tanta muerte, me gustaría un poco de vida en ella.

Sunoo lo miró sin comprender. Sunghoon le extendió la mano ayudándolo a levantarse.

Se quitó su abrigo y lo puso en los hombros de su menor.

—Me llamo Park Sunghoon.

—Yo Kim Sunoo.

Sunghoon le sonrió y lo rodeó con un brazo.

—¿Te gustaría cambiar este lugar lleno de pestes por un acogedor departamento?

—¿No pensarás llevarme con tu esposa como un hijo?

—Tengo veinte—dijo enarcando una ceja—y no estoy casado.

—Luces mayor.

—¿Tú?

—Tengo dieciocho—respondió Sunoo.

—¿Entonces qué dices?—preguntó.

—Me gusta mi peste—dijo quitando los dedos de Sunghoon sobre su cintura, Sunghoon vio sus intenciones y puso sus manos sobre sus hombros evitando que se quitara su abrigo.

—Quédatelo—Sunoo lo miró sorprendido, no había recibido un presente desde hace mucho—, nos vemos.

Sunghoon se giró.

Sunoo se quedó parado mirando a Sunghoon alejarse.

Su corazón estaba latiendo como loco, no sabía si era por la impresión o por algo más.

—¿Nos volveremos a ver?—preguntó. La respuesta sería más de lo que esperaba.

Sunghoon antes de salir lo miró por unos segundos.

—Por supuesto que sí, yo te buscaré.

Sunoo sonrió y se abrazó al saco. Sunghoon sonrió también. Ambos se miraron sin decirse nada y Sunghoon salió.

Sunoo suspiró y se alejó de la entrada yendo un poco más al fondo del edificio, bajó por unas escaleras que estaban algo escondidas y llegó a un pequeño cuarto.

Se tiró a su colchón, se quitó los zapatos y jugueteó con sus pies pensando en lo que había pasado. Hasta por un momento se le olvidó que su vida era una mierda y que sólo quería morir.

Y aquello se sintió tan bien. Abrazó el abrigo y se cobijó con él. Cerró sus ojos y sonrió al sentirse envuelto en el olor varonil de Sunghoon.

Por primera vez en mucho tiempo, deseaba despertar para volver a ver aquellos ojos marrones y profundos.