Giro Inseperado

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El corazón de Sunghoon latía con fuerza, había llevado consigo una pistola en caso de tener problemas. Cómo estaban saliendo las cosas parecía que todo estaba saliendo bien y eso no le daba muy buena espina.
   
Heeseung estaba sentado en un sillón que estaba acomodado en el porche de su casa.

Llevaba puesto unos lentes de sol y se los quitó en cuanto Sunghoon llegó a su lugar. Heeseung ya no estaba vestido con su traje, ahora llevaba una ropa que bien podría ser de playa. 
  
—Disculpa mis fachas—dijo con una sonrisa—, me vine corriendo en cuanto miré el fuego. No tenía idea que habría un incendio.

—Era para cubrir el asesinato.    

—Entiendo—dijo Heeseung—bueno, el dinero está——Heeseung se detuvo mirando su sobre y después miró a Sunghoon—, ¿y el dedo?

Sunghoon sacó de su bolsillo una bolsa ziploc en la que dentro había un dedo. Lo consiguió de un hombre al que tuvo que asesinar antes de regresar.

Sus uñas eran similares a las de Sunoo por lo que fácilmente podía engañarlo.

Heeseung observó el dedo y le entregó el sobre con una enorme sonrisa cínica. Ahí estaba el rostro de un demente.  

—¿Y el niño?—preguntó Sunghoon. No quería sonar impaciente, pero no tenía intenciones de seguir en ese lugar.

—Está dentro de la maleta.  

Heeseung fue por una maleta pequeña negra y la empujó hacia Sunghoon. Pudo escuchar un quejido.

Su rostro se volvió frío, Sunghoon lo quería matar. Su sangre hirvió al pensar que pudo hacerle daño a su bebé.

Abrió la maleta y encontró a Jungwon en una posición muy incómoda. Él estaba dormido.
  
Lo sacó de la maleta y lo examinó. Tenía los ojos cerrados, estaba completamente dormido o mejor dicho, sedado.

Sunghoon sintió ganas de abrazarlo y de darle muchos besos, pero simplemente lo cargo.  

—Lo llevaré así, gracias.
  
Se dio la vuelta y se encontró con Jay de pie.

Sabía que no le daba buena espina todo esto, así que tendría que improvisar.

—Sabes que te tengo aquí—tocó su palma—y no puedes esconderme nada.

—¿Uh? No entiendo.

—Ese niño es tuyo y lo sabes—Sunghoon miró a Heeseung y él seguía sentado sin sorprenderse por lo que supuso que él ya sabía.

Al parecer improvisar no sería bueno, sabía que si mentía le haría algo a Jungwon.

—Fue hace años y..—intentó explicar pero fue interrumpido.

—No lo mataste.

Sunghoon tragó saliva. Heeseung ahí sí se sorprendió.

Sunghoon acarició su pistola con una mano y Jay hizo lo mismo. Ambos se miraron sin decirse nada.

Sunghoon estaba nervioso, porque traía a Jungwon en brazos.

Sacó la pistola y Jay igual, ambos tenían la pistola apuntando al otro.

Su corazón estaba acelerado y eso no le permitía concentrarse bien.

—¿Te cuento algo?—Sunghoon no respondió—Lo supe desde mucho antes y lo mandé a matar, pero no salió bien, de igual forma pude hacerte creer que estaba muerto.

—¿Por qué?

—Porque te odio.

Heeseung se levantó del asiento dispuesto a entrar a su casa, eso ya se había vuelto muy personal.

—Yo también te odio—Sunghoon bajó la pistola y abrazó a su hijo. Abrazó a Jungwon acariciando su cabello y oliendo su colonia a bebé. Sabía que sería la última vez que podría hacerlo.

Jay se acercó hasta él sin dejar de apuntarle y le puso la pistola en la frente.

—Tu único error fue nacer.

Le quitó el seguro a la pistola y un ruido dentro le hizo quitar su atención de Sunghoon.

Heeseung regresó cubriéndose el cuello en busca de auxilio. Su cuello salpicó sangre y sus manos y camisa de playa naranja se tornó roja y cayó al suelo muerto.

Jay bajó la pistola y miró salir a paso lento a Sunoo con las manos manchadas de sangre.

—No lo toques—dijo Sunoo. 

—A tu hijo no le haré nada, sólo me lo quedaré para que crezca y sea mejor que este imbécil.

Sunoo apretó la mandíbula.

—Entonces tendrás que matarme porque no te dejaré hacerlo.

Kill Me || SungsunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora