El primer día de clases en Forks no fue como Lyra lo había imaginado. En Alaska, siempre estuvieron juntos, como un grupo inseparable. Pero en Forks, la dinámica había cambiado. Todo parecía más distante, más frío. Aunque caminaban a su lado, Lyra podía sentir el vacío que crecía entre ellos.
En el estacionamiento del instituto, los Cullen se bajaron del auto con la elegancia sobrenatural que los caracterizaba. Emmett, siempre tan fuerte y protector, caminaba a su lado, pero ya no con la cercanía que antes los unía. Edward iba unos pasos detrás, con la mirada perdida, como si su mente estuviera en otro lugar. Jasper, aunque más cercano físicamente, mantenía una barrera invisible que Lyra no podía atravesar. Rosalie, su hermana de corazón los acompañaba, pero incluso ella parecía más interesada en sus propios pensamientos que en el grupo.
La sensación de exclusión se intensificaba a cada paso. Antes, Lyra se sentía parte del grupo, una igual entre ellos, pero ahora se sentía como una sombra, siempre presente, pero nunca vista. Trató de mantenerse cerca de Emmett, buscando consuelo en su habitual energía juguetona, pero incluso él parecía distraído, perdido en sus propios pensamientos. Las conversaciones que alguna vez compartieron sobre cualquier tema, desde lo más trivial hasta lo más profundo, ahora eran escasas y vacías.
En el pasillo principal, Lyra observó a los estudiantes humanos que los rodeaban. Todos miraban con fascinación a los Cullen. Edward, especialmente, atraía las miradas de muchas chicas, pero parecía no prestarles atención... hasta que sus ojos se posaron en una figura que Lyra no esperaba: Isabella Swan.
El cuerpo de Lyra se tensó. Sabía quién era. Todos lo sabían. Alice lo había mencionado, y aunque las palabras no fueron directas, el cambio en Edward desde la llegada de esa chica había sido evidente. Cada día, parecía más ausente, más perdido en sus propios pensamientos. Y ahora, viendo cómo sus ojos seguían a Bella, Lyra sintió el dolor como una puñalada en el pecho.
—Voy a la clase de biología —murmuró Edward, dirigiéndose a su familia sin siquiera mirar a Lyra. Nadie contestó, pero ella sabía que esa era la clase que compartía con Bella. No necesitaba más explicaciones.
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𝑫𝒆𝒂𝒓 𝑪𝒖𝒍𝒍𝒆𝒏
VampireLos Cullen tenían a su preciada Alma gemela, la amaban como ella a ellos, pero un gran cambio se avecina. Traiciones, corazones rotos y sucesos inesperados Cómo la típica frase cliché dice: No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes y tarde o temp...