Lyra se encontraba en el pequeño aeropuerto de Seattle, sentada junto a una de las ventanas, viendo cómo los aviones despegaban uno tras otro. El murmullo de los pasajeros a su alrededor era reconfortante, en cierto modo, una distracción de la tormenta emocional que llevaba dentro. El boleto a Volterra, Italia, estaba apretado entre sus dedos. Lo había comprado sin pensarlo demasiado, simplemente guiada por una sensación de querer estar lo más lejos posible de Forks, de los Cullen, de todo lo que le había causado dolor.
Sabía que Volterra no era un lugar cualquiera. La ciudad estaba envuelta en misterio, hogar de los Volturi, la familia más antigua y poderosa de vampiros. Pero eso no le importaba en ese momento. No iba a Volterra buscando poder ni respuestas. Iba para empezar de nuevo, para dejar atrás todo lo que había sido su vida.
"Volterra será el lugar donde empezaré a sanar", pensó mientras veía el cielo nublado de Seattle.
***
Mientras tanto, en la casa Cullen, la tranquilidad habitual se había convertido en algo más sombrío. Fue Alice quien encontró la carta primero. Había estado buscando a Lyra para hablar con ella, para invitarla a acompañarla a una de sus salidas al bosque, pero no la había visto en todo el día. Al principio no le dio mucha importancia, pensando que Lyra estaba en su habitación o que había salido por su cuenta. Pero cuando pasó por el comedor y vio el papel doblado sobre la mesa, algo en su interior se detuvo.
Tomó la carta con manos temblorosas y comenzó a leer.
"A la familia Cullen,
Sé que ya no soy parte de esto..."
La lectura fue rápida, pero cada palabra parecía pesar toneladas en su mente. Alice sintió un dolor repentino y profundo. No podía creer que esto estuviera sucediendo, que Lyra realmente se hubiera ido.
—¡Edward! —gritó Alice, su voz temblando—. ¡Emmett, Jasper, Carlisle! ¡Vengan rápido!
Los miembros de la familia empezaron a aparecer, uno tras otro, respondiendo al llamado desesperado de Alice. Edward fue el primero en llegar, seguido de Emmett y Jasper. Carlisle, que estaba en su estudio, bajó corriendo al escuchar el tono angustiado de Alice.
—¿Qué ocurre? —preguntó Edward, preocupado.
Alice les entregó la carta, incapaz de hablar, pero su rostro lo decía todo. Edward fue el primero en leerla, y sus ojos se abrieron con horror a medida que avanzaba por las líneas.
—No... esto no puede estar pasando —murmuró, su voz rota—. ¿Por qué no lo vi antes?
Emmett tomó la carta después, con las manos temblorosas. A medida que leía, sus ojos brillaban con una mezcla de confusión y dolor. —¿Cómo llegamos a esto? ¿Cómo no vimos lo que le estábamos haciendo?
Jasper, que había permanecido en silencio, sintió el peso emocional de la situación más que nadie. Cada palabra de la carta lo golpeaba como una ola de culpa. Él, que siempre había podido sentir y entender las emociones de los demás, había fallado completamente en notar la desesperación de Lyra.
—Estaba sufriendo... todo este tiempo —dijo Jasper en voz baja, casi para sí mismo—. Y no hice nada.
Carlisle fue el último en leer la carta. A diferencia de los demás, había sido quien más tiempo había pasado con Lyra en las últimas semanas, pero incluso él había comenzado a distanciarse. El dolor en su rostro era evidente, y la culpa lo golpeó con fuerza. Había prometido estar para ella, pero la había dejado caer cuando más lo necesitaba.
—Tenemos que encontrarla —dijo Edward, levantando la vista con determinación—. No puede haberse ido lejos. Alice, ¿puedes verla?
Alice cerró los ojos, intentando concentrarse, pero una vez más, las imágenes eran borrosas, caóticas. —No... no puedo. Está decidiendo su camino mientras hablamos. Pero... hay algo. Volterra. Creo que se dirige hacia allí.
—¿Volterra? —preguntó Emmett, sorprendido—. ¿Por qué iría allí?
Carlisle frunció el ceño, sabiendo lo que significaba esa ciudad. —Volterra es donde están los Volturi. Es un lugar peligroso para cualquier vampiro, y mucho más para Lyra en su estado. No puede enfrentarse a ellos sola.
***
Mientras los Cullen intentaban reaccionar, Lyra ya estaba en el avión, mirando por la ventana el cielo que se oscurecía a medida que el vuelo avanzaba. A medida que las horas pasaban, sus pensamientos la llevaban de vuelta a lo que había dejado atrás, pero sin arrepentimiento. Había tomado una decisión, y esta vez no iba a dar marcha atrás.
Sabía que los Cullen eventualmente encontrarían la carta. Sabía que intentarían buscarla. Pero para cuando lo hicieran, ella ya estaría demasiado lejos.
"Volterra", se dijo a sí misma. "Un lugar donde todo termina o todo comienza."
No estaba segura de qué encontraría allí, pero no tenía miedo. Había pasado por el peor dolor posible, y ahora lo único que quedaba era encontrar algún tipo de paz, aunque fuera entre las sombras de la ciudad más peligrosa para los suyos.
Los sentimientos de depresión aún la consumían, pero había una pequeña chispa de esperanza en su corazón. Tal vez, solo tal vez, alejarse era lo que necesitaba para curarse.
Mientras el avión se adentraba en la noche, Lyra cerró los ojos, permitiéndose por primera vez en mucho tiempo descansar. Lo que la esperaba en Volterra sería un nuevo capítulo, diferente a cualquier otro que hubiera vivido antes.
Y aunque no sabía si alguna vez volvería a ver a los Cullen, una parte de ella ya había hecho las paces con esa posibilidad.
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𝑫𝒆𝒂𝒓 𝑪𝒖𝒍𝒍𝒆𝒏
VampireLos Cullen tenían a su preciada Alma gemela, la amaban como ella a ellos, pero un gran cambio se avecina. Traiciones, corazones rotos y sucesos inesperados Cómo la típica frase cliché dice: No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes y tarde o temp...