Capítulo 3: Silencios que Duermen el Alma

359 53 1
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


El aire frío de Forks envolvía el instituto con una neblina persistente. Los días se sucedían con una rutina casi mecánica. Para Lyra, cada uno se sentía más pesado que el anterior. El almuerzo en la mesa de los Cullen, donde antes las risas compartidas y las conversaciones fluían con naturalidad, se había convertido en un lugar donde el silencio era el único invitado constante.

Lyra giró el tenedor en su ensalada, pero no tenía apetito. Levantó la vista y observó a sus compañeros. Edward estaba absorto en la conversación con Alice, su mirada de reojo buscando a Bella Swan cada cierto tiempo. Jasper, al lado de Alice, jugaba con la tapa de una botella de agua, sin mirar a Lyra. Emmett, sentado a su lado, parecía distraído, como si su mente estuviera muy lejos de la cafetería del instituto.

Finalmente, Lyra no pudo soportarlo más.

—Emmett —susurró, lo suficientemente alto como para que él la oyera.

Emmett levantó la vista, pero su sonrisa fácil y cálida no apareció como solía hacerlo. —¿Qué pasa, Lyra?

Lyra tomó aire, tratando de reunir el valor para decir lo que había estado guardando.

—¿Te he hecho algo? —preguntó, con la voz apenas temblando.

Emmett frunció el ceño, confundido. —¿Qué? No, claro que no. ¿Por qué lo preguntas?

—Es solo que... siento que te estás alejando de mí. Todos lo están haciendo, en realidad —murmuró, su mirada bajando al plato—. Ya no me siento parte de esto, parte de ustedes.

Emmett soltó una pequeña risa, aunque sonaba forzada. —Eso no es verdad, Lyra. Solo... estamos ocupados con las cosas del instituto, y... ya sabes, Edward tiene sus propios problemas ahora.

Edward, al oír su nombre, alzó la cabeza y miró a Lyra por un segundo antes de volver a hundirse en sus pensamientos.

—No es solo eso —dijo Lyra, casi suplicante—. No es solo Edward o el instituto. Jasper me evita. Tú, Emmett... apenas me hablas.

Emmett abrió la boca para responder, pero fue Jasper quien habló primero, su voz fría y distante.

—Lyra, no es tan sencillo. A veces las emociones que sentimos son demasiado... intensas. No podemos simplemente ignorar lo que está cambiando.

Lyra lo miró, desconcertada. —¿Qué es lo que está cambiando, Jasper? ¿Qué se supone que he hecho mal?

Jasper la miró por un momento, pero luego apartó la vista, claramente incómodo con la conversación. Alice colocó una mano en su brazo, intentando tranquilizarlo, pero no dijo nada. El silencio cayó de nuevo sobre la mesa.

Emmett finalmente rompió la tensión, rascándose la cabeza con una expresión incómoda. —No es culpa tuya, Lyra. Solo... hay cosas que están fuera de nuestro control.

𝑫𝒆𝒂𝒓 𝑪𝒖𝒍𝒍𝒆𝒏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora