Capítulo 19: Pequeños Momentos, Nuevas Esperanzas

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El tiempo parecía avanzar con más ligereza para Lyra en Volterra. Cada día que pasaba, sentía una pequeña chispa de felicidad encendiéndose en su interior, algo que no había experimentado en mucho tiempo. Aunque las heridas de su relación con los Cullen aún permanecían, poco a poco comenzaba a sanar, gracias a los pequeños momentos que compartía con Marcus, Caius y Aro.

***

Era una mañana fresca cuando Marcus la llevó al jardín privado del castillo. Era un lugar tranquilo, oculto del resto del bullicio de la ciudad, lleno de flores exóticas y árboles altos que daban sombra. A diferencia de sus antiguos compañeros, Marcus tenía una presencia calmada y relajante, lo que hacía que Lyra se sintiera cómoda a su lado sin necesidad de hablar demasiado.

—Este jardín es uno de mis lugares favoritos —dijo Marcus mientras ambos caminaban por el sendero de piedra, observando cómo el viento movía las hojas de los árboles—. Siempre encuentro paz aquí.

Lyra sonrió, respirando profundamente el aire fresco. —Es hermoso. Me recuerda a los días que solía pasear sola en Forks, buscando ese mismo tipo de paz. Nunca pensé que la encontraría aquí, en Volterra.

Marcus la observó, su mirada suave. —Quiero que sepas que no importa lo que decidas en el futuro, aquí siempre tendrás un lugar donde puedas sentirte tranquila. Este jardín puede ser tu refugio.

Se sentaron juntos en un banco, rodeados de flores de colores, y Marcus, sin ser invasivo, tomó su mano suavemente, entrelazando sus dedos con los de ella. En ese momento, Lyra sintió algo que no había experimentado en años: paz. Simple y pura.

***

Unos días después, fue Caius quien decidió pasar tiempo con Lyra. A diferencia de Marcus, su manera de acercarse era más directa, pero sorprendentemente, también había un lado de él que Lyra no conocía. Cuando la llevó a su estudio privado, un lugar lleno de pinturas y lienzos, ella no pudo evitar quedarse asombrada.

—¿Pintas? —preguntó Lyra, mirando alrededor. Había cuadros colgados en las paredes, algunos abstractos y otros paisajes detallados.

Caius se encogió de hombros, algo incómodo al mostrar ese lado de él. —No es algo que muestre a menudo, pero... es una forma de despejar mi mente. Y pensé que tal vez... podrías disfrutarlo también.

Lyra se acercó a una de las pinturas, un paisaje de montañas bajo la luz del atardecer. —Es increíble, Caius. Nunca hubiera imaginado que tuvieras este talento.

—Podría enseñarte si quisieras —dijo él, ofreciéndole un pincel—. No necesitas ser perfecta. Solo es cuestión de dejar que tu mente se relaje.

Lyra tomó el pincel, sonriendo tímidamente. —Me encantaría.

Pasaron la tarde juntos, con Caius mostrándole cómo mezclar los colores y crear diferentes texturas. Aunque Lyra nunca había sido una gran artista, se sintió cómoda dejando que el pincel se moviera a su propio ritmo. Cada trazo era una pequeña liberación, una forma de dejar atrás los recuerdos dolorosos y concentrarse en algo nuevo.

—Eres buena en esto —comentó Caius, observando cómo sus manos temblorosas se fueron volviendo más seguras con el tiempo.

—No sé si tanto —respondió Lyra con una risa suave—, pero gracias por enseñarme. Es... terapéutico, de alguna manera.

Caius le dedicó una sonrisa que rara vez mostraba a los demás, una que hablaba de satisfacción. —Siempre estaré dispuesto a enseñarte más si eso te hace sentir mejor.

***

Con Aro, sus momentos eran diferentes, más intelectuales, pero igual de importantes. Aro siempre había sido un amante del conocimiento, y fue durante una de sus largas charlas en la biblioteca del castillo que Lyra finalmente encontró una manera de conectar con él de una forma que nunca había logrado con nadie más.

—Debes leer "Harry Potter" —le dijo un día, después de que Aro le hablara sobre su amor por los libros antiguos.

Aro frunció el ceño ligeramente. —¿"Harry Potter"? ¿Es eso un libro infantil?

Lyra no pudo evitar reírse. —Sí y no. Es una historia sobre magia, amistad y coraje. Pero también trata temas profundos sobre el amor, el sacrificio y el destino. Creo que lo disfrutarías mucho más de lo que crees.

—Interesante —respondió Aro, claramente intrigado—. No puedo decir que haya tenido tiempo para la literatura contemporánea, pero si lo recomiendas, tal vez le dé una oportunidad.

Lyra sonrió. —Lo haré llegar a ti. Estoy segura de que cambiarás de opinión una vez que lo leas.

Pasaron horas hablando de libros, de historias de tiempos antiguos y de cómo la literatura podía ser un reflejo de la humanidad. Aro era un apasionado del conocimiento, y aunque sus intereses a veces parecían demasiado serios, Lyra lo encontraba fascinante.

—Tienes una mente curiosa, Lyra —dijo Aro un día mientras cerraba un libro—. Me sorprende que alguien tan joven pueda tener una comprensión tan profunda de los temas más complejos de la vida.

—Bueno, supongo que el dolor puede hacerte más reflexiva —respondió ella, bajando la mirada, aunque ya no sentía el mismo peso en su corazón.

Aro se inclinó hacia ella, tomando su mano con suavidad. —Aquí no tendrás que cargar con ese dolor. No si puedo evitarlo.

Lyra sonrió, sintiendo que, poco a poco, la oscuridad que había sentido con los Cullen comenzaba a disiparse. Marcus, Caius y Aro la trataban con una gentileza que jamás había conocido, dándole tiempo y espacio para sanar.

***

Con cada pequeña cita, cada momento compartido, Lyra empezó a sentirse más en paz. Ya no se sentía rota, y aunque sabía que el camino hacia su completa recuperación sería largo, por primera vez en mucho tiempo, tenía esperanza.

Se dio cuenta de que lo que estaba construyendo con Marcus, Caius y Aro era diferente. Había aprendido a no apresurarse, a no tener expectativas desmedidas. Estaba tomando las cosas lentamente, disfrutando de cada momento, y por primera vez, se permitía soñar con un futuro mejor.

Su vida en Volterra no era lo que había esperado, pero tal vez, solo tal vez, era justo lo que necesitaba para finalmente encontrar su felicidad.

𝑫𝒆𝒂𝒓 𝑪𝒖𝒍𝒍𝒆𝒏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora