El aire en Forks se había vuelto más denso para Lyra, casi palpable en su pecho. Cada día que pasaba, el dolor de ser ignorada por sus compañeros se transformaba en una carga pesada. Se sentía cada vez más sola, atrapada en un ciclo de desesperación que no sabía cómo romper. Edward, Emmett y Jasper, aquellos que alguna vez la habían hecho sentir amada y valorada, ahora solo eran recordatorios de su creciente soledad.
La semana había transcurrido con un silencio incómodo entre ellos. Bella continuaba siendo el centro de atención, y Lyra se había resignado a observar desde la periferia. Con cada risa compartida entre los demás, su corazón se encogía un poco más. Finalmente, había llegado a un punto en el que no podía seguir luchando.
Era una tarde lluviosa y oscura, una típica tarde de Forks, cuando Lyra decidió que había tenido suficiente. Se sentó en el borde de su cama, sintiendo que el peso del mundo le oprimía el pecho. Sus pensamientos giraban en torno a la misma idea: había llegado el momento de rendirse.
Al bajar las escaleras, escuchó risas que venían de la sala de estar. La curiosidad la llevó a asomarse. Allí estaban Edward, Emmett y Jasper, todos juntos, riendo y disfrutando de la compañía de Bella. Se sintió como si le hubieran dado un golpe en el estómago. Sin poder soportarlo más, dio la vuelta y se alejó.
Fue en la cocina donde encontró a Carlisle, quien estaba revisando algunos documentos mientras tomaba un café. Levantó la vista al escuchar el ruido de los pasos de Lyra y, al notar su expresión triste, dejó de lado su trabajo.
—Lyra, ¿todo bien? —preguntó con preocupación, acercándose a ella.
Ella se obligó a sonreír, pero la máscara se rompió rápidamente. —No, no está bien, Carlisle —respondió, las lágrimas comenzando a acumularse en sus ojos—. Estoy cansada de sentirme invisible.
Carlisle la miró con ternura. —Lo siento mucho. Sé que las cosas han sido difíciles para ti. Pero quiero que sepas que no estás sola. Siempre estaré aquí para ti.
Sin poder contenerse más, Lyra se dejó llevar por el llanto. Las lágrimas caían con fuerza mientras se dejaba caer en la silla de la cocina. Carlisle se acercó y se sentó a su lado, pasándole un brazo por los hombros.
—¿Qué ha pasado, Lyra? —preguntó, su voz suave y reconfortante.
—He tratado de ser fuerte —dijo ella, entre sollozos—, pero me siento tan sola. Edward, Emmett y Jasper... no se dan cuenta de cómo me están lastimando. Parecen tan felices, pero yo solo me siento como un espectador en mi propia vida.
Carlisle la escuchó atentamente, asintiendo. —Es comprensible que te sientas así. El amor puede ser complicado, y a veces las personas no ven el daño que causan. Pero eso no significa que tu dolor no sea real.
Lyra se limpió las lágrimas con la mano, sintiéndose un poco avergonzada por su vulnerabilidad. —Pensé que tal vez podría ser suficiente para ellos, que podría hacer que volvieran a prestarme atención. Pero me he dado cuenta de que estoy luchando sola. Quizás debería dejar de intentar.
—¿Dejar de intentar? —Carlisle repitió, mirándola con seriedad—. No creo que debas rendirte en tu lucha por ser vista. Lo que sientes es válido, y mereces ser escuchada. Pero, también es importante que cuides de ti misma.
—Pero he perdido a tres de ellos, Carlisle —dijo, sintiendo que su voz se quebraba de nuevo—. Edward me ignora por completo, y Emmett y Jasper parecen no notar que estoy aquí. Solo me siento más y más sola.
—A veces, las personas pueden estar tan atrapadas en sus propios problemas que no se dan cuenta de cómo sus acciones afectan a quienes tienen a su alrededor. No significa que no te quieran, pero quizás necesitan un poco de tiempo para ver lo que está pasando.
Lyra asintió, aunque aún le dolía. —Pero no puedo seguir esperando. Estoy cansada de sentir que no importo.
Carlisle la miró intensamente, su voz profunda y reconfortante. —Te aseguro que importas. Nunca olvides eso. Eres valiosa y mereces amor y atención. A veces, la vida nos presenta pruebas difíciles, y es normal sentirse derrotada. Pero tienes la fuerza dentro de ti para seguir adelante.
Lyra sintió un pequeño destello de esperanza en sus palabras. —Gracias, Carlisle. Aprecio que estés aquí. No sé qué haría sin ti.
—Siempre estaré aquí para ti, Lyra. No importa lo que suceda, siempre tendrás mi apoyo. Y recuerda, incluso en los momentos más oscuros, hay luz en el camino. A veces, solo hay que buscarla.
A medida que la noche caía, Lyra se sintió algo reconfortada por la presencia de Carlisle. Su apoyo era el ancla en medio de una tormenta. Sabía que había tomado una decisión importante: no dejaría que la indiferencia de Edward, Emmett y Jasper la consumiera.
La tristeza seguía ahí, pero ahora había un pequeño destello de esperanza, una luz que podía seguir. Tal vez no podría cambiar la forma en que sus compañeros la veían, pero sí podía cambiar su propia perspectiva. Y con Carlisle a su lado, sabía que no estaba sola en su lucha.
Esa noche, mientras se preparaba para dormir, hizo una promesa a sí misma: se permitiría sentir su dolor, pero no dejaría que lo definiera. No podía esperar que otros la valoraran, así que empezaría a valorarse a sí misma. Y tal vez, solo tal vez, eso abriría nuevas puertas para su futuro.
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𝑫𝒆𝒂𝒓 𝑪𝒖𝒍𝒍𝒆𝒏
VampireLos Cullen tenían a su preciada Alma gemela, la amaban como ella a ellos, pero un gran cambio se avecina. Traiciones, corazones rotos y sucesos inesperados Cómo la típica frase cliché dice: No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes y tarde o temp...