El ambiente en el castillo Vulturi había cambiado desde el compromiso entre Lyra y los tres reyes. El aire parecía más ligero, lleno de expectativa y nuevos comienzos. Lyra, que alguna vez había llegado a Volterra llena de tristeza y dudas, ahora caminaba por los pasillos con una confianza renovada. Cada día, los tres reyes se aseguraban de recordarle su amor y devoción. Aunque sus caminos habían sido complicados, parecía que finalmente todo estaba encajando.
Una tarde, mientras Lyra se encontraba en su habitación organizando algunos libros, Aro entró, llevando en las manos un volumen antiguo y cuidadosamente encuadernado.
—Mi querida, he traído algo que pensé que te gustaría ver —dijo, con una leve sonrisa en sus labios.
Lyra lo miró con curiosidad mientras Aro se acercaba y le tendía el libro. Sus manos lo tomaron con delicadeza, notando el peso y la textura suave de la tapa de cuero. —¿Qué es esto? —preguntó, pasando los dedos por la portada.
—Es un diario que encontré en la biblioteca del castillo. Pertenece a una mujer que vivió hace siglos, pero que, como tú, atravesó grandes dificultades antes de encontrar su lugar. Pensé que podrías sentir una conexión con su historia —explicó Aro mientras se sentaba a su lado.
Lyra sonrió suavemente y lo abrió con cuidado. Las páginas estaban amarillentas por el tiempo, pero las palabras escritas a mano todavía eran legibles. Había algo en la historia de aquella mujer que resonaba con Lyra, algo que la hizo pensar en su propio viaje, desde el dolor y el abandono hasta el amor y la seguridad que había encontrado en Volterra.
—Gracias, Aro. Siempre sabes cómo traerme lo que necesito en el momento adecuado —dijo, mirando al rey con gratitud.
Aro inclinó la cabeza. —Es mi deber asegurarme de que estés bien, querida. Y, más allá de eso, es mi placer.
Más tarde, Lyra decidió salir al jardín, donde Marcus la estaba esperando. Habían pasado muchas tardes juntos allí, y ese rincón del castillo había llegado a ser un lugar de paz para ella. Pero hoy, Marcus parecía más tranquilo de lo habitual, como si estuviera inmerso en sus pensamientos.
—¿En qué piensas? —preguntó Lyra suavemente, acercándose a él y sentándose en el banco de piedra.
Marcus tardó unos momentos en responder. —Pienso en lo que hemos construido aquí, contigo. Nunca pensé que encontraría otra compañera después de lo que viví, pero aquí estás. Y ahora me doy cuenta de que, por primera vez en mucho tiempo, me siento... completo.
Lyra lo miró a los ojos, viendo en ellos una profundidad de sentimientos que pocas veces mostraba. —Y yo también, Marcus. No fue fácil para ninguno de nosotros, pero lo hemos logrado juntos.
—Eso es lo que hace que todo sea tan especial, ¿no? —dijo Marcus, tomando la mano de Lyra y acariciando sus dedos—. Que, después de todo lo que hemos pasado, seguimos aquí, y más fuertes.
Al caer la noche, fue Caius quien se acercó a ella en el salón privado. Siempre había sido el más directo y, en cierto modo, el más protector de los tres. Pero últimamente, Lyra había notado una suavidad en su comportamiento, como si finalmente se hubiera permitido bajar las defensas que siempre mantenía.
—He estado pensando —comenzó Caius, mientras observaba cómo Lyra organizaba algunos lienzos para pintar—. ¿Te gustaría quedarte aquí de manera permanente? Sé que nunca hemos hablado de esto de forma clara, pero... este castillo es tan tuyo como nuestro.
Lyra lo miró, sintiendo una ola de emoción. Aunque ya se había comprometido con ellos, la pregunta de Caius tenía un significado más profundo. Era su manera de preguntarle si estaba lista para considerar Volterra su verdadero hogar.
—Ya siento que este es mi hogar —dijo Lyra, sonriendo—. Donde ustedes están, está mi hogar. No puedo imaginar mi vida en otro lugar.
Caius asintió, satisfecho con su respuesta. Le tendió un pincel y sonrió ligeramente—. Entonces, ¿Qué tal si seguimos trabajando en tus lecciones de pintura? Estoy seguro de que Aro tiene suficientes libros de arte como para que puedas estudiar durante siglos.
Lyra rio y tomó el pincel, sabiendo que había encontrado algo más que compañeros en los tres reyes: había encontrado una familia, una razón para quedarse y seguir adelante. El dolor del pasado se estaba desvaneciendo lentamente, reemplazado por la fuerza y el amor de su nueva vida.
Mientras los días pasaban, la relación entre ellos se fortalecía. Las pequeñas muestras de cariño, los momentos compartidos y la comprensión mutua hacían que Lyra se sintiera segura y amada. Sabía que su pasado con los Cullen había sido doloroso, pero también sabía que había tomado la decisión correcta al dejarlos atrás.
—Lyra —dijo Aro una noche mientras estaban en la gran sala—, te has convertido en una parte esencial de nuestras vidas. Y aunque el camino que hemos recorrido ha sido difícil, no lo cambiaría por nada.
Marcus asintió desde su asiento, siempre el hombre de pocas palabras, pero con una mirada que lo decía todo. Y Caius, con su manera directa, añadió—. No dejaríamos que nadie te lastime otra vez. Estás con nosotros ahora, y siempre lo estarás.
Lyra sintió una paz profunda en su interior. Por primera vez en mucho tiempo, se sentía completamente amada y protegida. Había dejado atrás los fantasmas del pasado y se había abierto a un nuevo futuro con los tres reyes, un futuro lleno de promesas y posibilidades.
—Y yo no los dejaría por nada —respondió, su voz firme y segura.
Sabía que aún había mucho por vivir, pero ahora, con ellos a su lado, estaba lista para enfrentar cualquier desafío. Había encontrado su lugar, su verdadero hogar, y estaba lista para construir su vida junto a los reyes Vulturi.
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𝑫𝒆𝒂𝒓 𝑪𝒖𝒍𝒍𝒆𝒏
VampireLos Cullen tenían a su preciada Alma gemela, la amaban como ella a ellos, pero un gran cambio se avecina. Traiciones, corazones rotos y sucesos inesperados Cómo la típica frase cliché dice: No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes y tarde o temp...