El sol se elevaba sobre Volterra, proyectando sombras suaves sobre las piedras del antiguo castillo. Lyra, ahora más tranquila y recuperada, caminaba por los pasillos con una nueva sensación de paz. Su vida con los tres reyes de los Vulturis le había permitido sanar más de lo que jamás creyó posible, y aunque los recuerdos de los Cullen todavía aparecían de vez en cuando, eran como sombras del pasado, sin el poder de hacerle daño.
Pero hoy era un día especial. Había una tensión extraña en el aire, una mezcla de expectación y emoción que Lyra no podía comprender del todo. Los guardias se movían con más rapidez, y los susurros entre ellos la hacían pensar que algo estaba a punto de suceder.
Esa tarde, Marcus la invitó a caminar con él por el jardín, como tantas otras veces. Mientras se adentraban en los senderos llenos de flores, Lyra notó que Marcus parecía más callado de lo habitual. Finalmente, cuando llegaron a un rincón tranquilo, se detuvo y la miró con intensidad.
—Lyra, hemos recorrido un largo camino juntos, ¿no crees? —dijo Marcus, con una sonrisa suave, pero sus ojos reflejaban una emoción más profunda.
Lyra asintió, sintiendo que algo importante estaba por suceder. —Sí, hemos pasado por mucho, y no podría haberlo hecho sin ti, Marcus.
—No solo conmigo, querida —respondió él, tomando su mano suavemente—. También con Aro y Caius. Desde que llegaste a nuestras vidas, has cambiado más de lo que podrías imaginar. Has traído una luz que hacía siglos que no sentíamos.
Lyra sonrió, pero había una mezcla de sorpresa y emoción en su corazón. —Ustedes me salvaron. No solo de los Cullen, sino de mí misma. No sé cómo agradecerles por todo lo que han hecho por mí.
Marcus negó con la cabeza. —No necesitas agradecer, Lyra. Estamos felices de tenerte a nuestro lado. Pero hay algo que queremos preguntarte... algo que hemos estado esperando.
Antes de que pudiera decir más, Aro y Caius se acercaron, caminando con una serenidad casi sobrenatural. Lyra se giró para verlos, y notó que ambos llevaban una expresión solemne pero llena de calidez.
—Lyra, querida —dijo Aro, acercándose y tomando su otra mano—. Hemos estado pensando mucho en nuestro futuro... en lo que queremos y en lo que significa tenerte con nosotros. Y hemos llegado a una decisión.
Caius, quien solía ser el más reservado de los tres, dio un paso adelante. —Sabemos que esto puede parecerte apresurado o abrumador, pero no queremos que haya más dudas ni incertidumbre entre nosotros. Queremos formalizar lo que sentimos por ti.
Los ojos de Lyra se agrandaron. —¿Qué significa eso... exactamente? —preguntó, aunque ya sospechaba la respuesta.
Aro, con su característica sonrisa suave, la miró directamente a los ojos. —Querida, queremos que seas más que nuestra compañera de vida. Queremos que seas nuestra compañera en todos los sentidos. No solo en el corazón, sino también ante los ojos del mundo. Queremos hacer oficial lo que sentimos por ti.
Marcus apretó suavemente su mano. —Te amamos, Lyra. Y deseamos que formes parte de nosotros de manera completa.
Caius, siempre directo, agregó—. Hemos esperado siglos para encontrar a alguien como tú. No queremos que tengas ninguna duda sobre nuestro compromiso contigo. Queremos que seas nuestra en todos los aspectos.
El corazón de Lyra latía con fuerza, una mezcla de sorpresa y felicidad. Ellos querían formalizar su relación, y aunque no lo había esperado, sintió que el momento era el correcto. Había pasado tanto tiempo buscando su lugar en el mundo, sufriendo y sintiéndose incompleta, pero con ellos... con Marcus, Aro y Caius... se sentía plena, completa y, sobre todo, amada.
—Yo... no sé qué decir —susurró, con lágrimas de felicidad comenzando a acumularse en sus ojos—. Ustedes ya me han dado tanto. Nunca pensé que podría volver a sentir esto después de lo que viví con los Cullen, pero ahora... no puedo imaginar mi vida sin ustedes.
Aro, con una ternura que pocas veces mostraba, acarició su mejilla. —No tienes que decir nada ahora, Lyra. Solo queremos que sepas que estamos aquí para ti, y que te amamos. No hay prisa, ni presión.
Marcus, con su calma habitual, añadió—. Queremos que esto sea algo que tú también desees. Si decides seguir adelante con nosotros, haremos todo lo que esté a nuestro alcance para que seas feliz.
Lyra miró a cada uno de ellos, sintiendo la sinceridad y el amor en sus palabras. Durante meses, había aprendido a confiar en ellos, a apoyarse en su fuerza y su cariño. Y ahora, aquí estaban, ofreciéndole el compromiso que siempre había anhelado en lo más profundo de su corazón.
Finalmente, con una sonrisa luminosa, asintió. —Sí, quiero. Quiero estar con ustedes, no solo hoy, sino para siempre. Quiero ser parte de su vida de manera oficial.
Aro sonrió, mientras Marcus cerraba los ojos con alivio y Caius simplemente la miraba con una intensidad que decía más que mil palabras.
—Entonces, querida Lyra —dijo Aro con una suave risa—, hemos formalizado nuestro compromiso. Y lo haremos con el mayor honor y respeto que se te debe.
Ese fue el comienzo de un nuevo capítulo en la vida de Lyra. Los días siguientes estuvieron llenos de conversaciones sobre cómo formalizarían su relación, pero también de pequeños momentos de intimidad y amor. Aro, Marcus y Caius se aseguraron de que Lyra se sintiera segura y querida en cada paso que daban juntos.
Y mientras el sol se ponía sobre Volterra, Lyra sintió, por primera vez en mucho tiempo, que su corazón estaba completamente en paz. Había encontrado su hogar, y sabía que, junto a los tres reyes, su futuro sería brillante, lleno de amor y sin el dolor del pasado.
Había encontrado su final feliz, y era solo el comienzo.
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𝑫𝒆𝒂𝒓 𝑪𝒖𝒍𝒍𝒆𝒏
VampirLos Cullen tenían a su preciada Alma gemela, la amaban como ella a ellos, pero un gran cambio se avecina. Traiciones, corazones rotos y sucesos inesperados Cómo la típica frase cliché dice: No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes y tarde o temp...