Isabella.
1 de diciembre.
Me siento encima de mi maleta, intentando cerrarla con todas mis fuerzas. El clic del cierre me indica que lo he logrado, pero al costo de dejarme casi sin aliento. Nunca había tenido que elegir qué llevar a un viaje tan importante, ni siquiera con la ayuda de mi amiga. Francia. No puedo creer que iré a Francia con Callaghan.
Mis manos están sudando y mi corazón late descontroladamente. Nunca he salido de Estados Unidos, ni siquiera de Manhattan o Queens. La idea de abandonar mi rutina y adentrarme en lo desconocido me pone nerviosa. Este año ni siquiera celebré Acción de Gracias de la manera tradicional. Sin una familia con quien hacerlo, opté por comprar un pequeño pavo del supermercado para cenarlo junto a Sarahy mi hermano. Las sobras nos duraron toda la semana. No fue la cena más espectacular, pero era nuestra.
Miro mi teléfono por enésima vez, leyendo y releyendo el mensaje de Callaghan. <<Llegaré en algunos minutos.>> Sus palabras me tranquilizan y me ponen más nerviosa al mismo tiempo. No es solo el viaje lo que me inquieta, sino también dejar a Dereck durante tantos días. Aunque mi amiga ha intentado asegurarme de que todo estará bien, no puedo evitar preocuparme. Es la primera vez que me alejaré de él por tanto tiempo, sin contar cuando mamá me echó del departamento.
Respiro profundamente, tratando de calmar mis nervios. Recuerdo la emoción en la voz de Callaghan cuando hablamos del viaje por primera vez. Esa misma emoción debería ser suficiente para tranquilizarme, pero la incertidumbre aún pesa en mi pecho.
Oigo un coche acercarse y mi corazón se acelera aún más. Me levanto de la maleta y me acerco a la ventana, asomándome para ver si es él. Y ahí está, estacionando frente a mi edificio. La realidad del viaje finalmente me golpea. Esto está sucediendo de verdad.
—Vamos, respira —me digo a mí misma mientras me dirijo a la puerta—. Todo va a estar bien.
Agarro la maleta y la llevo a la entrada. Sarah se acerca, dándome un último abrazo de despedida.
—Todo estará bien, Isa —me repite, como si pudiera leer mis pensamientos—. Disfruta del viaje. Yo cuidaré de tu hermano.
Asiento, intentando sonreír con confianza. Abrazo a mi hermano con fuerza, sintiendo la calidez de su abrazo y su pequeño cuerpo contra el mío. No quiero dejarlo, pero sé que esto es algo que necesito hacer. Le doy un beso en la frente y le susurro al oído:
—Prometo volver sana y salva. Cuida de todo mientras estoy fuera, ¿vale?
Él asiente, mirándome con sus ojos grandes y llenos de preocupación. Me despido una última vez antes de dirigirme a la puerta. Salgo del edificio y allí está Callaghan, apoyado en su auto con una sonrisa que debería tranquilizarme pero solo logra recordar las veces que me ha dejado atrás.
Se acerca, tomando mi maleta con facilidad y, en un gesto que parece casi automático, se inclina para besarme a modo de saludo. Esquivo el beso sutilmente, girando mi rostro para que sus labios rocen mi mejilla en lugar de mis labios.
—Hola —le digo, tratando de mantener mi tono neutral.
—Hola —responde, su sonrisa un poco más tensa ahora, claramente incómodo con el rechazo. Sabe que aún no lo he perdonado por abandonarme una y otra vez.
Él abre la puerta del auto para mí, y entro sin mirarlo a los ojos. Siento su incomodidad mientras cierra la puerta y se dirige al asiento del conductor. Mientras arranca el auto, me giro para mirar una última vez mi edificio, sintiendo una mezcla de emoción y ansiedad.
ESTÁS LEYENDO
Lazos de pecado (borrador)
RomanceSaga Oscura Tentación / Libro IV En esta historia de romance, pasión y cuestiones de lealtades, Isabella Kensington se encontrará enfrentando una elección imposible: seguir los dictados de su corazón o sucumbir a las intrigas del destino. En esta...