Capítulo 18

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Isabella.


El viaje ha sido largo y agotador, pero no puedo negar que ha habido momentos que me han mantenido entretenida y, en cierto sentido, distraída. Sin embargo, cuando finalmente llegamos a nuestra habitación de hotel, cualquier rastro de cansancio se evapora de inmediato.

Al abrir la puerta, lo primero que noto es la elegancia y el lujo de la habitación, con su decoración impecable y sus muebles sofisticados, pero nada de eso me llama la atención tanto como la vista que se despliega ante mis ojos. En el suelo, esparcidos sobre la alfombra, hay pétalos rojos, idénticos a los del ramo que me regaló semanas atrás. Forman un camino que lleva hacia algún lugar, iluminado suavemente por velas dispuestas estratégicamente.

Mi corazón late más rápido mientras sigo el rastro de pétalos. Al llegar a la cama, veo más pétalos y chocolates colocados de forma tentadora, pero es el enorme ramo en forma de corazón lo que realmente me quita el aliento. No puedo evitar sonreír ante el gesto, sintiendo una oleada de cariño y emoción.

Continúo siguiendo el camino de las velas hasta llegar al enorme balcón, cuya puerta está abierta. La luz de la luna se filtra, y el sonido del mar rompiendo en olas añade un toque mágico al momento. Entonces, lo veo. No sé cómo no lo noté al entrar, pero ahora es imposible de ignorar. Un letrero grande, con letras iluminadas, se alza en el balcón, contrastando con el oscuro cielo nocturno detrás de él. Las palabras en el letrero son claras y contundentes:

"¿Puedo ser tu novio?"

Mi corazón se detiene por un segundo, y luego comienza a latir con una fuerza renovada. Es increíble, absolutamente increíble, lo que él ha hecho. Me giro lentamente, aún incrédula, y lo veo allí, en el umbral de la puerta que conecta con el balcón, observándome con una sonrisa cálida y expectante.

—¿Hiciste todo esto? —pregunto, aunque la respuesta es obvia.

—Por supuesto —responde, su voz cargada de emoción—. Te lo prometí, ¿no?

Me quedo sin palabras, mirando sus ojos verdes llenos de ternura y expectación. Es increíble lo que ha hecho, todo el esfuerzo y la atención al detalle. Me siento abrumada por la emoción, pero también increíblemente feliz.

—Callaghan... —susurro, sin poder contener una lágrima de felicidad.

Él da un paso hacia mí, su sonrisa ampliándose.

—Entonces, ¿cuál es tu respuesta? —pregunta suavemente.

Doy un paso hacia él, mis manos temblorosas mientras alcanzo su rostro.

—Sí —digo, mi voz apenas un susurro—. Sí, quiero ser tu novia.

Antes de que pueda reaccionar, él me envuelve en sus brazos y me besa con una pasión y ternura que me hace olvidar cualquier duda o miedo que haya tenido. En ese momento, con el mar de fondo y las velas iluminando suavemente la noche, siento que todo es perfecto.

Nos quedamos allí, abrazados, disfrutando de nuestro momento, sabiendo que este es solo el comienzo de algo maravilloso.

Lo beso en medio de sonrisas y lágrimas que intento retener. A pesar de que no todo ha sido perfecto, él es un buen hombre. Me hace sentir valorada y amada, me da confianza y paz. Entre nosotros hay amor, buen sexo, risas, flores y una comunicación tan profunda que me siento más abierta con él de lo que jamás pensé que podría ser.

Siento su abrazo firme y seguro, sus labios que me responden con la misma intensidad. En este momento, me doy cuenta de lo afortunada que soy. A pesar de todo lo que nos ha pasado, él es la persona con la que quiero estar, alguien que me ha demostrado su amor y dedicación de mil maneras diferentes.

Lazos de pecado (borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora